viernes, 25 de marzo de 2011

Uruguay: EL VIDEO SUBVERSIVO, ¿FICCIÓN O REALIDAD?

Alberto Grille (Caras&Caretas)

Los expedientes secretos

Siexistiera el famoso registro que muestra a un grupo de alocados ¿militares? convocando a realizar operaciones insurreccionales ¿quién lo vio realmente? No importa. La historia del video, en todo caso, no tiene otro propósito que generar inquietud y provocar movimientos que permitan estudiar cómo actúan todos los
protagonistas en situaciones como ésta. De cualquier manera es peligroso jugar con fuego.

La difusión de la noticia de la existencia de un escandaloso video subversivo en el que tres supuestos militares vestidos con uniforme de combate y con su rostro cubierto con un pasamontaña convocan a operaciones insurreccionales ha causado una verdadera conmoción y ha desorientado a los actores políticos, politólogos y periodistas.

Según se informó, allí también se hace una larga perorata sobre la Constitución, la prensa, la democracia, la Justicia, las Fuerzas Armadas y los presos que cumplen condena por violaciones a los derechos humanos, y convocan a sus subordinados a iniciar acciones militares para rescatar a los mencionados convictos de la cárcel y a las antedichas instituciones de tupamaros y comunistas que se han apoderado de ellas.

El vehículo elegido para la difusión fue, como es habitual en las operaciones de prensa del gobierno, el semanario Búsqueda, aunque prudentemente el editor de esta publicación no incluyó el nombre del autor para evitar nombrar al que delataría la fuente que proporcionó la primicia.

El autor de la nota periodística aparentemente no vio el video, pero parece haber escuchado el audio del mismo, realizando a partir de éste una transcripción completa de la proclama emitida por los subversivos. Escuchado el mensaje y una vez transcripto, al periodista sólo le quedaba escuchar lo que sus informantes le contaban y atribuirle a éstos un protagonismo que le diera a la noticia la credibilidad deseada. En virtud de ello, se atribuyó este protagonismo a “los servicios de inteligencia”, sin precisar si los mismos dependían del Ministerio del Interior, del Ministerio de Defensa Nacional, de la Dirección Nacional de Inteligencia o del propio presidente de la República.

Con la proclama en la bolsa y el candidato a ser “fuente creíble” en la mano, Búsqueda sugirió que los autores de la mencionada escaramuza eran capitanes, mayores y tenientes en actividad.

A partir de entonces nos enteramos, además, que el presidente conocería el video, que los servicios de inteligencia policiales investigaban, que habían sido informados los líderes opositores por el propio presidente Mujica, y el presidente de la Corte por el ministro Rosadilla.

A esa altura ya todo el país hablaba de ese ignoto video y me imagino que el pequeño ejército loco estaba desorientado, porque al no haber visto el material audiovisual, no sabían qué órdenes tenían que cumplir y qué operaciones militares ejecutar.

Los ministros del Interior y Defensa respondieron como un solo hombre que no habían visto ningún video y que se habían enterado por la prensa. Los legisladores del gobierno y la oposición tampoco habían visto nada y el propio presidente de la Corte Suprema repitió lo mismo.

Cuando todos creían que el video famoso era un mito, en medio del tedio de un viaje aéreo presidencial al presidente se le escapó que había visto el video y rápidamente declaró ofuscado que no iba a decir nada más. La verdad sea dicha, cuando el Pepe abandona suencantadora bonhomía y troca con su cada vez más frecuente traje de viejo gruñón, desconcierta a amigos y adversarios.

En esas circunstancias me hace recordar a mi abuelo Pedro que habiendo sido un gallego buenísimo, según relataban mi padre y mis tías, a los setenta y cinco años era más malo que el ajo. Con decir que en la cocina de mi casa había un colorido loro paraguayo que se comía ferozmente a picotazos el respaldo de la silla de madera, al que mis primos y yo le teníamos menos miedo que al abuelo.

El presidente entonces se puso tan malo en el avión cuando habló con el periodista, que casi podría decirse que se estaba generando la fusión del núcleo de un reactor nuclear, haciendo peligrar a laaeronave que estuvo a punto de explotar.

Luego, cuando el Pepe se bajó de avión, prendió fuego el rancho del rincón del Cerro, mandó a Manuela a la cucha y se fue a dormir sin darle un beso a Lucía. A la mañana siguiente tomó un vaso de gasoil, le dio café con leche al tractor, mordió a la perrita manca, fabricó cien bloques y se los tiró a los vidrios del galpón hasta que sonrió, sonrió, sonrió y dijo Buenos días!!

Al amanecer se subió al helicóptero seguro de que se encontraría con alguien que le preguntaría:

–¿Usted lo vio?

Y así fue. Ni más ni menos como tenía que suceder

–Sí, lo vi y no voy a hablar más –dijo levantando presión–. Lo vi y no voy a decir nada porque se está investigando. Los demás
se callan –recalcó con cierta soberbia propia del rey de España.

Unos minutos después al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, le tocó el penoso y casi ominoso lugar de estar entre la espada y la pared.

–¿Usted lo vio? –preguntó un incómodo movilero.

–No lo vi –contestó el ministro–, es más, hasta que oí al presidente creí que no existía el tal video. Solamente leí una versión aparentemente completa que apareció en la prensa y una abreviada –continuó.

–¿Le sorprendió lo declarado por el presidente? –preguntó el periodista.

–Sí, me sorprendió –dijo Bonomi.

–¿Pero los servicios de inteligencia están investigando?

–Sí, están investigando lo publicado en el semanario no el video, porque al video no lo tienen. De lo que yo conocí, hasta hoy nadie vio el video –remató.

Hasta aquí los hechos. Un ministro de Defensa que no va a hablar nada pero que evidentemente algo sabe, un ministro del Interior que muy honestamente dice que a él le ocultaron todo, un video en el que nadie cree, unos servicios de inteligencia que hace más de un mes que investigan y al parecer no han llegado a ninguna conclusión, un semanario que siempre recibe las primicias del Poder Ejecutivo y esta vez aparentemente también, un presidente que asume la responsabilidad de mirar en solitario un video absolutamente subversivo y no decirle nada a nadie y –como bien dice un senador de la oposición– un
director nacional de Inteligencia misterioso que sabe todo lo que todos somos y hacemos, pero que nadie conoce y que por lo visto no ha descubierto nada y me temo que no va a descubrir nada.

Podría hablar también de un juez especializado, el doctor Jorge Díaz, cuya voluntad de investigar se estrellará contra la probable convicción de que el mencionado video no existe o nunca va a aparecer, en cuyo caso el presidente quedará agarrado del pincel y sin escalera.

Hasta aquí no se entiende mucho, porque tampoco es fácil desentrañar quién se beneficia y quién se perjudica con esta novela. Es evidente que las Fuerzas Armadas quieren dejar atrás el pasado con el menor precio y sobre todo sin costos humanos.

La prisión de los militares septuagenarios ya fue para muchos de ellos un precio muy alto, máxime que las declaraciones de Pepe Mujica en el libro Pepe. Coloquios les había creado expectativas que difícilmente puedan cumplirse. También hubo expectativas exageradas luego de la reunión que en Durazno mantuvo Mujica con cientos de oficiales en actividad.

Tales expectativas no sólo no fueron satisfechas en la elaboración del presupuesto, sino que continuaron los procesamientos –incluyendo la prisión de un general en actividad–, la inconstitucionalidad de la ley de caducidad dispuesta por la Corte Suprema en decenas de casos y la eventualidad de que en los meses próximos otros militares engrosen la lista de procesados.

Algunos jueces y fiscales han sido cuestionados, agraviados y en el caso de la doctora Mirtha Guianze, asaltada, en estos últimos meses.
Ha aparecido un foro en internet de carácter nazifascista. El periodista de Caras y Caretas Roger Rodríguez ha sido amenazado. Yo mismo he sido presionado por un capitán de la Marina que el miércoles pasado sin identificarse e invocando su amistad con un senador frenteamplista me reclamó sobre el tenor de lo que
publicaríamos al día siguiente sobre “su comandante Caramés”.

Me consta que al presidente le demandan acciones para poner en libertad a los militares presos y que el Poder Ejecutivo ha reiterado que las disposiciones judiciales son privativas de los magistrados y que el gobierno no va a intervenir.

Mientras tanto en el Frente Amplio el tema militar agita fuertemente la interna. La anulación de la ley de caducidad, reclamada por amplios sectores de la izquierda, no consigue los votos ni aun entre los legisladores frenteamplistas para ser aprobada, aunque parece que de mediar un mandato de la fuerza política, se alcanzarían los votos.

Existe por otra parte una gran incertidumbre sobre la posibilidad de que un tribunal de apelaciones deje sin efecto el auto de procesamiento del general Dalmao. Las disposiciones presupuestales no terminaron de satisfacer a los militares, las investigaciones administrativas han dejado heridas difíciles de cicatrizar y la cárcel de sus camaradas es un trago difícil de digerir para muchos
que erosionan con su prédica la autoridad del mando de las Fuerzas Armadas y particularmente el del comandante del Ejército, general Jorge Rosales.

Así las cosas, aparece la historia de este video que por supuesto no tiene otro propósito que generar inquietud y provocar movimientos que permitan estudiar cómo actúan todos los protagonistas en situaciones como ésta. En este sentido, poco importa si el video existe o no. De cualquier manera es peligroso jugar con fuego. El gobierno va a poder tomar la ofensiva y decir que en estas circunstancias es imposible hacer nada porque estos “locos” se pasaron de rosca. Naturalmente, no aparecerá ningún oficial en actividad responsable, nadie será
detenido ni procesado porque probablemente no haya nada que investigar.

Continuarán las investigaciones de la Justicia sobre las violaciones de los derechos humanos, pero todos, particularmente jueces y fiscales, conocerán los riesgos. La idea es que todos aflojen la piola en un tema que por otra parte debe ser el único que pone en riesgo la unidad del Frente Amplio. Es probable que se puedan disecar infinidad de nervios para seguir los innumerables alcances de este singular episodio. Pero lo que más llama la atención es la vocación por el riesgo de un presidente que en lugar de hacer jugar a los demás en el difícil tablero del poder, decide exponerse solo en un juego en que es más difícil ganar que perder.

Qué tiempos aquellos en que en circunstancias como ésta el FrenteAmplio convocaba a la gente a que manifestara en la calle defendiendo la democracia, la libertad,la justicia y los derechos humanos.

¿Por qué los gobernantes le tendrán tanto miedo al pueblo?

MONTEVIDEO/URUGUAY/25.03.11/COMCOSUR AL DÍA

No hay comentarios:

Ir arriba

ir arriba
Powered By Blogger