miércoles, 6 de julio de 2011

Argentina: Juicios por los crímenes de Lesa Humanidad - Esma y Vesubio

 ESMA: Legajos alterados para ocultar delitos
El viernes terminaría el alegato de los fiscales
 en el juicio por la represión en la ESMA.


La fiscalía acusó al almirante Oscar Antonio Montes de 36 casos de privación ilegal de la libertad y tormentos. Entre ellos, los secuestros de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics. La modificación de la foja de servicio de Chamorro.
Por Alejandra Dandan
No es tarea simple conseguir los primeros planos de los represores.
Los camarógrafos del Incaa sólo pueden intentarlo si encuentran una habilitación adecuada. Pese a eso, algunas caras de los acusados de la ESMA son difíciles. Alfredo Astiz sabe que lo miran o que pueden hacerlo, y se la pasa pertrechado atrás de cuerpos más robustos que con sus espaldas fungen de grandes escudos. La imagen de Oscar Antonio Montes en la que lograron detenerse por algunos minutos las cámaras era la de un señor anciano de pelo blanco, con la cabeza irremediablemente inclinada hacia abajo, lejos de ese hombre todopoderoso que estuvo a cargo de los crímenes que se produjeron en el principal centro de exterminio de la Marina, el hombre que empezaba a ser descripto por el fiscal Pablo Ouviña en un nuevo día de alegatos.

“Como podemos apreciar, (Montes) bien podría haber permanecido ajeno, pero cuando visitó la ESMA se mostró investido de autoridad, al tiempo que inspeccionó las marchas de las modalidades de lo que llamaban la lucha a la subversión”, dijo el fiscal en un tramo. “Por eso resulta insostenible –aclaró– afirmar su desconocimiento acerca de las personas que se encontraban allí secuestradas.”
La fiscalía llevó adelante una nueva jornada de alegatos, y si todo sigue como hasta ahora terminará el viernes próximo. El fiscal Ouviña y Mirna Goransky empezaron a leer las acusaciones en orden jerárquico, por eso arrancaron con Montes, que era jefe del Grupo de Operaciones del Estado Mayor de la Armada y jefe de la Fuerza de Tarea que tuvo a cargo el Grupo de Tareas de la Esma. Continuaron con Jacinto García Tallada, su sucesor. Y más tarde describieron a Jorge “El Tigre” Acosta, el jefe ejecutivo de la ESMA. A media mañana, como sucede cada dos o tres audiencias, un nuevo contratiempo de salud desestabilizó a un represor y demoró el debate durante una hora. Esta vez, Juan Antonio “Piraña” Azic tuvo una complicación de presión como la semana pasada, un cuadro que su abogada definió como producto del “estrés que le provoca” este último tramo de la causa. La audiencia no se suspendió pero, a pedido de su abogada, Azic siguió el debate a través de un monitor en una sala contigua.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-171573-2011-07-06.html
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Lugar donde funcionó el Centro Clandestino El Vesubio
Las últimas palabras del represor del Centro Clandestino El Vesubio Hugo Pascarelli.
" Con la tranquilidad del deber cumplido"

El acusado volvió hablar de una "guerra" para referirse al terrorismo de Estado y se definió como un “soldado”. Fue jefe del Regimiento 1 de Artillería de La Tablada. El próximo 14 de julio el tribunal dará a conocer la sentencia.
Por Alejandra Dandan
En las salas de audienciaa veces es difícil entender cuánto de la batalla cultural está ganado. En las sillas destinadas al público de una de las dos salas de los tribunales de Retiro preparadas para las audiencias de los juicios de lesa humanidad, esta vez aparecieron viejos camaradas de armas, la mujer, hijos y tres nietos de uno de los militares acusados por los crímenes de El Vesubio. No escucharon ninguno de las tormentosos relatos de las víctimas, esa insoportable reactualización del infierno. Pero estaban ahí, ahora sí, porque Hugo Idelbrando Pascarelli iba a pronunciarse como si aún fuese coronel del Ejército para decir las últimas palabras.

Una de las concurrentes más jóvenes buscó el modo de acercar un grabador para registrar a quien todo hacía suponer que era su abuelo. El presidente del Tribunal Oral Federal 4 dio comienzo a la audiencia para comunicar que, concluido el debate, se daba paso a las últimas palabras de los imputados.
El juez Leonardo Bruglia dio la palabra primero a Héctor Humberto Gamen, ex general de Brigada, el hombre de mayor jerarquía entre los acusados, que tuvo a cargo el área dentro de la cual funcionaba El Vesubio. Gamen decidió no hablar y enseguida tomó la palabra Pascarelli.
“Para mí están en juego mi buen nombre y honor, es la herencia que dejo para toda mi familia: mi esposa, que es mi verdadero baluarte; mis hijos, mis nietos que, después de Dios, son mi fortaleza espiritual”, explicó.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-171581-2011-07-06.html





















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