domingo, 3 de julio de 2011

Sacudidas para cambiar mentalidades - Elsa Claro

En este momento ya se sabe que hay lentitud en la aplicación de las medidas para los cambios en la economía cubana. Los Lineamientos, aunque discutidos y aprobados a escala de sociedad, no penetraron lo suficiente en el caletre de muchos, quizás porque hay gente inepta en puestos de dirección, algunos hacen resistencia a las transformaciones y, de igual forma, existe incapacidad para ejecutarlas.

Esas certezas, en parte, se obtienen a través del proceso asambleario en municipios y provincias que realiza el Partido Comunista con su militancia de base en busca de trabas e incomprensiones, y como parte de los sondeos que requiere la Conferencia del PCC, que en enero 2012 tendrá temas diversos a debate, pero también prevé un examen de lo ocurrido hasta entonces en la economía.

Decididamente, el raciocinio, los malos hábitos, no se cambian con una resolución ministerial ni por un reclamo, por urgente que sea. Véase que los términos orden, disciplina y exigencia, fueron los más repetidos en esas reuniones y no porque tales principios se respeten, sino debido a que se pasa sobre ellos con asesina tranquilidad.
Con fatuidad antológica se trazan metas absurdas. “¿Cómo es posible que en los próximos dos meses se propongan recuperar lo que dejaron de hacer en los cuatro anteriores?" dijo al auditorio en el pleno del partido en Morón, su primer secretario, quien hizo referencia a los análisis paternalistas, reveladores de que "no hemos cambiado todavía, como nos ha pedido reiteradamente la máxima dirección del país".
El asunto, según parece, necesita de sacudidas para acelerar ese cambio de mentalidad tan generalizado como paralizante del mejor propósito. A escala académica, varios especialistas consultados estimaron que uno de los lastres para el avance, está en que son los mismos que cometieron desaguisados anteriores los que deben arreglarlos y eso no es tan sencillo. Nadie sustituye sus ideas de un día para otro.
Parece que tienen razón, pues en buena parte de estas reuniones se ha comprobado que en cada sitio se repiten insuficiencias similares que conspiran contra cuanto se pretende alcanzar. Es el caso, reitero, de la falta de exigencia, crítica casi permanente en cada una de estas citas que están sirviendo también para fiscalizar la marcha de los asuntos en toda la Isla, sin esperar a que sea un drama lo que no debe pasar de fugaz sainete.
Otras constantes detectadas se dirigen a la mala confección de los contratos. Se firman entre las partes y adiós Lola. No es posible seguir conviviendo con esa práctica de establecer compromisos que después se olvidan. Tampoco se puede mantener la inercia y la falta de iniciativas. La huevada de esperar a que todo se lo pongan en la mano exige escarmiento y vigilancia permanente hasta erradicarla.
La negligencia, junto con sus hermanas, indisciplina y debilidad de los controles, hizo que se perdieran reses y no solo en Camagüey, provincia emblema en esa materia, cuando se está intentando incrementar la masa ganadera nacional, por ejemplo. Solo aquellas cooperativas que prepararon pienso a su debido tiempo, pudieron hacerle frente a la intensa sequía que afectó a la mayor parte del país. Esos campesinos no son de otro planeta ni usaron materiales obtenidos “afuera”. Simplemente aplicaron lo que hace mucho está inventado y la práctica consolida.
Otro: diferentes noticias en los medios difusivos aludieron a lo satisfactoria que fue la última zafra, pero… en comparación con las anteriores, pues pudo lograrse aumento superior, concluyen los expertos, cuando meten lápiz a lo que se invirtió y lo dejado de hacer incluso en sitios como Villa Clara, con tradición destacada de eficacia en este rubro. Se quedó en las posibilidades parte de cuanto era posible conseguir. Aquí también vale eso de que cuando el ser humano no se traza metas nuevas, no crece. Tampoco aquello que hace.
La evidencia de que el trajinado pero decisivo aspecto subjetivo se impone y traba empeños, supongo que traiga consigo escarmientos para evitar que lo ganado y cuanto debe prosperar se pierda. Algunos aludidos sugieren que se le meterá el cuerpo al problema de que no le pasa nada a quien derrocha o incumple, creando un pernicioso sentido de impunidad.
El mal hacer sucede ¡qué horror! hasta en asuntos estratégicos, priorizados por motivos de elemental necesidad, y al cual se enfilan el interés oficial y los recursos posibles, como es el de la producción de alimentos, que avanza, pero a ritmo suave, casi cojo.
Se contrata con los campesinos una cantidad de productos, pero falla la comercialización. Va camino de resolverse, es verdad, dejando que el interesado lleve a destino final sus cosechas. Tal paso debe permitir mejor abastecimiento en los mercados y evitará elevación de precios por débil oferta. Pero es indiscutible que también en esta esfera hace falta algo más que bueyes.
Mientas tanto, si no hay tecnología de punta, no se puede adquirir o no se encuentran socios extranjeros, son explicables ciertos frenos, pero mucho depende de la organización y el buen empeño. Lo demuestra que problemas muy parecidos ocurran con bienes que se producen con todas las de la ley pero se quedan en el sitio donde fueron fabricados y no se trasladan al punto de venta, a veces, porque a semejanza de lo que ocurre con el agro, impera una acomodaticia ineficiencia.
El pleno realizado en Matanzas, puso de manifiesto insuficiencias de esa y distinta naturaleza. Nadie puede explicar con adecuada lógica que Varadero, adonde va el 40% de los turistas, deba adquirir insumos en el exterior cuando pueden lograrse en la misma provincia, privilegiada por buenas tierras, manto freático abundante y adecuada infraestructura, pero con rendimientos agrícolas por debajo de la demanda de tan importante polo, obligado comoquiera a disminuir costos y gastos si quiere alcanzar real y sostenida competitividad.
¿Cuánto ahorraría el país si cada cual hace lo que debe y se erradica la mentalidad de hijo de magnate que no ganó la fortuna que dilapida?
Puede ser otra constancia de que lo primero a cambiar en la mentalidad. Citando una muestra aparecida en la prensa está la de alguien, puede que enfermo de ingenua equivocación, que aludió con disgusto a aquellos que ganan mucho.
Por fortuna tuvo varias respuestas dignas de suscribir:
1. No me preocupa que ganen más los que más producen.
2. No tiene que dolernos cuando es fruto del sudor. Lo dañino es pagar dinero sin un respaldo productivo, un hecho inadmisible, pero ocurre.
Los dirigentes políticos que vienen presidiendo estos encuentros están a tono con lo exigido y propuesto por el gobierno de Raúl Castro para relanzar la economía cubana y colocarla en los raíles que hace falta. Se deduce en el reflejo realista que está dando la prensa sobre el antedicho proceso. A citar estaría lo dicho por la responsable del PCC en La Habana, al afirmar que el país no puede darse el lujo de seguir enterrando recursos en inversiones, proyectos y planes millonarios que luego no se cumplan o no rindan en correspondencia con lo gastado.
Fue en el Pleno Ampliado del Comité Municipal del Partido en Arroyo Naranjo, ante los jefes de los núcleos de este territorio donde hay una empresa que produce equipos electrodomésticos, otra de hormigón y terrazo, una ronera y áreas agrícolas de cultivos varios, conjunto que dejó de ingresar 31 millones de pesos al presupuesto.
Encima, padece esa enfermedad contagiosa que son los asuntos mal llevados de cuentas por pagar o cobrar y almacenes llenos de materiales de la construcción inmóviles, cuando hay necesidades apremiantes. No les falta materia prima ni dinero para salarios y gastos. Nadie se queda sin cobrar, pero se detectan pagos por debajo de los resultados o sin respaldo productivo.
Si el cambio en los esquemas mentales es imprescindible, no menos imperioso será mantener estos controles periódicos que sacan a la luz debilidades y permiten reparaciones.
Es positivo que la basura salga a relucir mientras se limpia y edifica. Es preciso conocer los peores esquineros y quién ensucia o no sabe adecentar la Casa, que también eso impide que el futuro llegue sano
Fuente: Progreso semanal 29 de junio 2011

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