sábado, 23 de julio de 2011

Un “indignado” de la Puerta del Sol

Por: T. García Ibarra/Mawer
Debo comenzar diciendo, por algo así como un protocolo no escrito del 15-M, que este texto no ha sido propuesto en una asamblea en Sol ni en ninguna otra plaza y que no ha sido llevado a consenso. Escribo como ciudadano madrileño, como “indignado” y como joven.

Soy un individuo más del enorme movimiento 15-M, y seguramente con una enorme mayoría de la gente que también ha participado en él choco ideológica o filosóficamente , si no es por un lado es por otro, o simplemente no tenemos nada en común. Con la mayoría podría entablar discusiones e incluso podremos estar radicalmente enfrentados en algún aspecto.
En la Plaza de la Puerta del Sol, cuando “tomamos las calles” o cuando “tomamos los barrios”, desde el 15 de Mayo, como much@s lo hicieron desde el mes de Enero organizando la movilización desde Democracia Real YA! (véase), dejé a un lado mis pequeñas diferencias con mis compañer@s y elegí dejar para otro momento y otro lugar el reivindicar algunas de mis individualidades para que nuestra voz sonase fuerte y contundente, como una sola.
Hablar de marchas multitudinarias, de acampar en el kilómetro cero de Madrid, de una decena de lecheras de la Policía Nacional repletas de antidisturbios listos para reducirnos, de dormir noche tras noche en nuestra Plaza, de asambleas gigantescas, el terror de represores y censores. Contar lo que es no poder dar más de cuatro pasos seguidos, con suerte, en la Plaza de Sol desde las ocho de la tarde hasta las 12 de la noche. Después, cientos de asambleas en todos los barrios y pueblos desarrollándose al mismo tiempo, una acampada de Sol que se traslada de un lugar a otro, la nueva Acampada Itinerante. La Marcha Popular Indignada, que parte de todos los puntos de España para converger todas juntas el día 23 de Julio.
Estaré orgulloso toda mi vida de poder contarlo, y veréis que no pierdo la oportunidad de mencionarlo, pero sólo cerrad los ojos e imaginad, pensad en todo ello. Soñar está permitido. No voy a hablar de cifras, yo he saltado para ver el final de la multitud y era imposible. Igualmente hoy es imposible ver a dónde llegará todo esto, aunque nuestra imaginación de un salto de gigante.
Sólo espero que nuestra voz unida, fuerte y contundente, sea el martillo del que habló Nietzsche, porque estoy seguro de que sabremos construir unos nuevos valores sociales.
Fuente: LA JOVEN CUBA

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