domingo, 13 de noviembre de 2011

Uruguay- Indigentes en Plaza Libertad: un problema que se extiende

Sin techo. Dos familias se instalaron en julio y otras cinco personas en septiembre Comerciantes y vecinos reclaman, las autoridades no dan respuesta y los ocupantes dicen que no tiene adonde ir

-EDUARDO BARRENECHE

Ellos dicen que no tienen adónde ir. Son 15 personas en situación de calle. Los comerciantes de la plaza Libertad afirman que las ventas han caído y los vecinos de los edificios se quejan de la mugre y de la desvalorización de sus propiedades.

En julio de este año, dos familias de indigentes -con varios niños pequeños- se ubicaron al costado de la galería comercial de plaza Libertad.
En septiembre de este año arribó al lugar otro grupo compuesto por unos cinco marginados.
La rutina actual: a las 7 de la mañana, las adultos y los niños salen de sus refugios y cargan sus bultos hasta la vereda de comercios ubicados al costado del Hotel Lancaster. Dos horas más tarde, cuando comienza el movimiento de las agencias de turismo de la galería y del hotel, los indigentes hacen sus necesidades, piden monedas y discuten por el botín de pequeños robos, según relatan vecinos de la zona
"Desde mi oficina observé cómo tenían relaciones en plena mañana. Lo hacían igual que en Gran Hermano: debajo de las frazadas", dijo a El País un vendedor de la agencia "Ramal Viajes". Otro comerciante confirmó el hecho.

Pero la peor parte la lleva el comercio de venta de equipos electrónicos "PC Maniacs Soluciones Informáticas". Los indigentes apoyan sus espaldas en la vidriera del comercio y desestimulan a los pocos clientes que pasan por el lugar.
La propietaria del emprendimiento, Noelia Ruoco, trabaja con la puerta continuamente cerrada con llave. "Es horrible lo que vivo. No sé a quién llamar. No tengo autoridad porque están en la vereda", dijo
Ruoco señaló que las ventas bajaron desde que los indigentes se asentaron en el lugar. "Creo que sí me bajaron las ventas. A mí misma me daría asco entrar en un local donde hay personas de ese tipo al lado", expresó. La comerciante señaló que "la idea es no renovar el contrato de alquiler en este local. El movimiento de la plaza Libertad ha caído. No se mueve mucho y esto (los indigentes) no ayuda", explicó.
Ruoco afirmó, además, que dos de los indigentes intentaron robarle mediante descuido.

"Entraron y me pidieron el precio de un artículo que estaba a mi espalda con el propósito de que yo girara y así podían sacar algo. Pero no lo hice y se fueron", relató.

El miércoles 9, uno de los marginados golpeó en la puerta para pedir algo y Ruoco no le abrió. "Le dije que ya había cerrado", dijo.
En una oportunidad, señaló, llamó a un número del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) informó lo que ocurría pero "nadie vino. Y la Policía llegó una vez y los invitó a retirarse. No pasó nada".
Álvaro Aguilera, funcionario de la agencia "Rutatur" también consideró que los indigentes distorsionan la operativa comercial. "Nos afectan bastante. El 100% de los comentarios de clientes tienen que ver con la imagen que ellos dan. Pero esas personas no se meten con nadie", explicó.

En tanto, un portero expresó que tener a un grupo de marginados al frente del edificio repercute en el valor de las propiedades. "El dueño de un apartamento demoró muchos meses para venderlo. La gente venía y veía a esas personas tiradas en la puerta y se iba", explicó. Nicolás Almeida, recepcionista del Hotel Lancaster, afirmó que los indigentes "dan una mala imagen. Muchos turistas entran con miedo y preguntan quiénes son".

PROBLEMA. El viernes 11, Ernesto y Erika están sentados apoyados contra la vidriera del local que vende insumos electrónicos. A su lado hay dos valijas viejas llenas de ropas. Ernesto relata que cortaba leña en Colonia. Dejó de trabajar por "problemas emocionales". La pareja viajó a Montevideo. Consiguió trabajo en una empresa de limpieza. Al tiempo renunció porque lo maltrataron, dijo.
La pareja vivía en una pensión. Al terminarse el dinero se fueron a la calle. Primero vivieron un tiempo en la sede del Sodre. "Pero los `pastabaseros` nos querían robar y había mucho ruido por las noches", dijo Erika. Ernesto se defiende de las críticas de los comerciantes. "Acá hay dos grupos. Nosotros no nos metemos con nadie. Pero en el otro grupo hay consumidores de drogas y arman líos", dijo. Señaló que no todos los vecinos los desprecian: "en el edificio hay gente que nos trae comida y ropa, y en el lavadero nos dan agua caliente".

Sí reconoció que su presencia puede generar distorsiones. "Nosotros no estamos acá porque queremos. La calle es jodida: se pasa frío, hambre y hay robos. No vamos a los refugios porque los robos y los problemas son continuos", se justificó.

Ernesto y Erika piensan irse a Brasil a trabajar. "Nosotros no vamos a quedarnos para siempre en la calle. Algo voy a enganchar y salir de esta vida. La calle te genera depresión; te hunde como persona", dijo.

Hace cinco meses que Darío está en situación de calle luego de la muerte de sus padres en un incendio en Lezica. Darío trabajaba en una fábrica de jeans en Peñarol y la abandonó después del suceso
"Somos conscientes que molestamos. Pero no tenemos otro lugar donde ir", expresó
Ernesto dijo que Darío está deprimido y se niega a ir a un hospital a atenderse. "Ser atendido por un psiquiatra no significa que estés loco", razonó.

Darío responde que le pasó por la mente ir a ver un médico y después trabajar: "lo peor de la calle es no tener un lugar donde bañarte. Hace tres días una amiga me pagó un hotel para que me bañara. Hacía dos meses que no me bañaba".
-Refugios no son la solución

En la página web del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) figura el teléfono al que llamar "si ve gente durmiendo en la calle". El Ministerio indica los pasos a seguir: "intente convencer a las personas que se encuentran en la calle para que se dirijan a la Puerta de Entrada de los refugios, ubicada en la calle Convención 1572, esquina Cerro Largo. Si las personas se niegan o tienen dificultades para trasladarse por sus propios medios, llame al 0800 8798 las 24 horas. La brigada del Mides los irá a buscar para que pasen la noche en los refugios". Eso resuelve parte del problema, y está dirigido a proteger la salud de las personas sin techo, para que no pasen la noche a la intemperie. Pero no resuelve la otra mitad del problema: donde pasan el día las personas, fuera del horario nocturno de los refugios.

El País Digital

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