martes, 26 de agosto de 2014

Bruno Peron Loureiro: Brasil - Confianza en el azar

Como alumnos bien portados que fuimos, crecimos oyendo de nuestros profesores que el Brasil fue descubierto y que América del Sur estaba poblada por indios salvajes sedientos de civilización. ¡Ahora y siempre, cómo admiro a los alumnos rebeldes!
En un viaje reciente que hice a Acre en agosto de 2014, vi de cerca que es un territorio naturalmente bello y fecundo, pero tomado por agropecuarios oportunistas, depredadores primitivos y haitianos desesperados. Toda la responsabilidad por la aflicción de Haití debería pesar sobre los hombros de aquellos europeos bárbaros metidos a civilizadores –fraternos e igualitarios– de “La France”. Atrocidades como la de secuestrar africanos y esclavizarlos en América y El Caribe fueron algunas de las que cometió en nuestras tierras Francia, junto con la “Cool Britannia” y su vasallo productor de vino, Portugal.
1408841109062-bi1.JPG 
A su llegada a América, lo que hubo fue la fundación de países, en lugar de descubrimiento. Entre ellos estuvo Brasil. Todo el proceso sin embargo, se dio con carnicerías y grilletes. ¿Qué tiene que ver esta revelación con el Brasil actual y su rebeldía? Primero es preciso entender la historia en la que nuestro país se generó, pleno de contradicciones y vulnerable al materialismo de otro continente. En similares circunstancias, la atrasadísima España llegó en busca de oro y plata.
Esta búsqueda de riquezas fáciles se extendió durante siglos sin perder tradiciones que Brasil heredó como la corrupción, el esclavismo, el elitismo y el paternalismo. Ellas no se originaron en este país, como creen muchos antipatriotas. Peor que eso, la mayoría de los profesores a los que me referí al principio habla sobre el Brasil de espaldas al propio Brasil. Así, los que estudian a los indios siguiendo los mismo preconceptos de Claude Lévi-Strauss y los que citan a Jürguen Habermas en todo trabajo académico, ¡hasta para hablar del canto de las guacamayas o la comunicación entre los capibaras (chigüires, carpinchos)!
Por eso entiendo que Brasil es una tierra bendita por la naturaleza, pero condenada por los neo-bandeirantes que han diseminado sus rastros de destrucción.
Esta es la impresión que Acre me dejó, a despecho de su gente acogedora y digna, pero mal acostumbrada por el ejemplo ruin de sus elites. De una región conquistada en un conflicto insólito con Bolivia, pasó a ser un modelo de lugar regido por el azar. Para el viaje en autobús que hice entre Rio Branco y Cruceiro do Sul, tuve el preanuncio siguiente de un acreano: “Ud. sólo verá bosques en el camino.” Ilusión, había huecos en la carretera, nubes de cigarras y pastos con extensiones estériles.
Los neo-bandeirantes avanzan con un bajo aumento de tecnología y a menudo en áreas de preservación ambiental. Ellos componen las clases medias y altas de varias ciudades del interior del país, mientras se brutaliza a las mayorías por deudas, y como mano de obra que solo paga su supervivencia. El interior de Brasil por tanto sigue el modelo extractivisa de desarrollo (vea los records de la soya).
Acre ascendió y descendió de esta manera: primero tuvo la extracción de látex hasta que los tramposos de la Cool Britannia se llevaron nuestra planta a Malasia, bajaron sus costos de producción del caucho y quebraron el negocio que abrió la Amazonia.
Así, el método de Inglaterra fue tan bárbaro, cínico y parásito como el de Francia en otros sitios de Amèrica. Ambos países se enriquecieron a costa de la miseria de africanos esclavizados y hasta de emigrantes nordestinos que se establecieron en Acre para hacer girar los engranajes para la extracción del caucho de la manera más primitiva posible.
Brasil es así hasta hoy, infelizmente. Salen de aquí más riquezas de las que entran. Nuestra economía continúa siendo extractivista hasta que algún científico o ladrón europeo tenga alguna idea brillante que quiebre la economía brasilera.
Mientras tanto, el pueblo se entretiene con aparatitos electrónicos de incalculable valor tecnológico y se entristece con el accidente que mató a un candidato a la presidencia en un jet que dicen que cayó por el mal tiempo en Santos.
¡Hemos confiado demasiado en el azar!
¿Qué piensa sobre el tema, lector?
http://www.brunoperon.com.br

No hay comentarios:

Ir arriba

ir arriba
Powered By Blogger