2 de octubre 2009
San Pedro de Atacama.- Desde la madrugada del 12 de septiembre, Lickan antay y Quechuas observan con profundo dolor cómo El Tatio, el Tata Iu donde respira la tierra, donde mora el abuelo que llora, inexorablemente muere. Una impresionante fuga artificial de vapor y agua, de más de 100 metros de alto, se mantiene incontrolable. Las emanaciones continúan en la zona del pozo 10. La columna artificial de vapor hirviente es acompañada de ruidos subterráneos y un fuerte olor azufroso. Se han alterado irremediablemente a los otros géisers.
Las comunidades exigen a las autoridades cerrar el acceso a El Tatio y paralizar las obras de exploración de la empresa geotérmica.
Desde fines de 2006, organizaciones indígenas, sociales, de agricultores, turísticas, además de la Cámara de Comercio de San Pedro de Atacama, han denunciado el daño a los géisers y la destrucción de este sitio sagrado. “Una actividad con financiamiento estatal está perforando y explorando los géisers de El Tatio. Una actividad industrial afecta un territorio ceremonial indígena, declarado como uno de los tres destinos turísticos más importantes de Chile. Hay impactos irremediables tales como la alteración de un territorio ancestral, sitios ceremoniales, el camino del Inca, se ha puesto en peligro a especies protegidas, se disminuirá el turismo, se generarán desplazamientos forzados de personas, se afecta la biodiversidad, se empuja a la destrucción a vegas y bofedales y a uno de los paisajes más bellos, alterando la zona de géisers más grande del hemisferio sur, que contiene cerca de ocho por ciento del total de los géisers de todo el mundo”, señala Amelia Mamani Charcas, presidenta de la Agrupación Sumac-Llajta, de Calama.
Fuente: El Clarín www.elclarin.cl
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