Los hombres de China están justificadamente orgullosos de China desde la liberación, la Nueva China. Pero un visitante se da cuenta de que las mujeres se muestran felices sin reservas al respecto. Después de detectarlo durante un cierto tiempo durante una reciente visita al Reino del Medio, pregunté a una mujer si mi percepción era correcta; dijo que así era desde todo punto de vista. ¿Por qué? “Obtuvimos nuestra libertad,” respondió inmediatamente.
Uno apenas encuentra una mujer en China que no recuerde a una abuela o madre con pies vendados. Una mujer me dijo que su abuela sentía como si hojas de afeitar le cortaran los pies a cada paso. Esa tortura persistió en la China de Chang Kaishek, apoyado por EE.UU., hasta la Liberación de 1949, cuando China “se puso de pie” como dijera el Presidente Mao
El 1 de octubre de 1949, el vendaje de pies terminó para siempre. Pero, aparte de la reforma agraria que dio a los campesinos su propia tierra para labrarla, que también había sido introducida en China, el Partido Comunista de China (PCCh) ordenó el fin de los matrimonios arreglados y el derecho de las mujeres a tener propiedades y a poseer la mitad de la propiedad de un matrimonio. Los mujeres eran entonces ciudadanas plenas de la Nueva China y se habían “puesto de pie” sobre pies sin vendajes.
Obtuve una buena idea de lo que esto significaba en mis conversaciones en un reciente viaje con una mujer china que creció en una aldea muy remota. Llamémosla Yi. Incluso hasta la Revolución Cultural en las aldeas más remotas de China, donde se podían eludir las órdenes del gobierno de la Nueva China, prevalecieron las costumbres de la Vieja China. Para llegar a la aldea montañosa de Yi, de unos 150 habitantes, hay que caminar incluso actualmente, cinco horas cerro arriba después de abandonar el camino más cercano transitable para transporte con ruedas. Cuando ven que se acercan funcionarios gubernamentales a esa aldea, esconden rápidamente a los niños si su cantidad va más allá de la política de un solo hijo. Y los hombres todavía golpean rutinariamente, incluso orgullosamente, a sus mujeres.
Yi me contó la siguiente historia de su vida. Como muchacha adolescente en su remota aldea durante la Revolución Cultural de los años sesenta (correctamente, la Gran Revolución Cultural Proletaria [o GRCP], no quería ninguna educación, ni sus padres querían que fuera a la escuela ubicada en una aldea vecina. Entonces un estudiante universitario fue enviado a su pequeña aldea durante la GRCP para ser reeducado por los campesinos. “Lo castigamos” dijo Yi. ¿Cómo? Haciendo que labrara y trabajara muy duro en los campos. Pero en su tiempo libre inició una escuela en la aldea. Se interesó por Yi y a los 13 años la convenció para que comenzara en la escuela. Furiosos, sus padres la expulsaron de la casa, y durante tres años vivió en la casa del maestro (ninguna relación romántica) hasta que con su ayuda fue a la escuela secundaria del pueblo cercano de los 16 a los 19 años. Y luego a una ciudad más grande donde aprendió inglés, se hizo guía turística, se casó con un hombre educado y tuvo un hijo. Después del matrimonio y de la maternidad, sus padres terminaron por volver a hablar con ella. Lloraba al contarnos esto.
Es interesante que el estudiante se haya quedado en la aldea y dirigido su escuela incluso
después del fin de la GRCP. Se casó con una mujer del lugar y tuvo tres hijos – un infractor de la ley, y ahora está retirado. En las más recientes reformas educacionales han enviado a un maestro a cada aldea de más de 200 habitantes – esta vez con paga y prestaciones, no para ser reeducado. Ese maestro ha reemplazado al de Yi, que se ha jubilado. El nuevo maestro dice que el jubilado utilizó métodos anticuados. El jubilado protesta contra la falta de corazón y de vínculo adecuado con la gente del joven.
En cuanto a la GRCP, uno se sorprende al oír historias semejantes. La gran mayoría de los chinos vivían en áreas rurales o eran jornaleros en las ciudades durante la época de la GRCP y para ellos no significaba gran cosa o la apoyaban. Según Yi, a la gente de la ciudad no le gustaba la GRCP pero la gente en el campo la apoyaba. Tal vez todavía no se haya dado el veredicto final sobre la GRCP, pero la línea oficial es que fue un gran fracaso. Su objetivo era el Partido y los intelectuales pero sus soldados de a pie también fueron jóvenes intelectuales, los estudiantes. Este autor estaría de acuerdo en que la GRCP fue un revés económico. Pero fue un revés en términos de un movimiento social o igualitario, un movimiento para crear una sociedad justa. Puede que todavía no se haya emitido el veredicto final.
Yi es obviamente una mujer muy talentosa. Su inglés es mejor que el de muchos chinos que han estudiado más e incluso a nivel universitario. Y ahora Yi es una dirigente de tours a nivel nacional. Qué gran progreso para una mujer china que podría seguir viviendo en la sumisión si no fuera por la revolución del Presidente Mao. Ahora celebramos el 60 aniversario de esa Liberación. Y qué triste es que en la intelectualidad occidental, el Presidente Mao sea considerado sexista por sus flirteos con mujeres jóvenes en su avanzada edad. Pero un día en 1949 el Presidente Mao y el PCCh probablemente hicieron más por la liberación de las mujeres que todo lo que se haya hecho en la historia. Si China se levantó en 1949, las mujeres alzaron vuelo. El 1 de octubre de 2009 celebramos el 60 aniversario de ese día.
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Fuente Rebelión
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