Pese a que los turcos realmente están indignados con el gobierno israelí por su ataque a Gaza en enero pasado, Tel Aviv no acepta ese argumento como el verdadero motivo del distanciamiento
La aparente incapacidad de los líderes israelíes para ver sus acciones como las ven otros —para ponerse en el lugar de otra gente— podría explicar, en parte, el grado de indignación con el que recibieron el reporte Goldstone sobre el conflicto de enero con Gaza. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, parece haber quedado genuinamente sorprendido por las conclusiones duras de la investigación de la ONU, en particular por las recomendaciones de investigar la posible responsabilidad israelí en crímenes de guerra.
Lo que Netanyahu, el ex primer ministro Ehud Olmert, la líder de oposición Tzipi Livni, el ministro de defensa, Ehud Barak, y derechistas tales como el ministro del exterior, Avigdor Lieberman, consideraron como un acto justificado de defensa propia ante los continuos ataques palestinos con cohetes, fue visto por una gran parte del mundo, a pesar de que Israel prohibió acceso de los medios, como un ataque atroz y desproporcionado contra una población civil indefensa. Gaza causó un gran daño a la reputación e intereses israelíes; pero todavía no está claro si Jerusalén y Tel Aviv lo comprenden.
Otras percepciones radicalmente diferentes, también exacerban asuntos delicados tales como el arsenal nuclear no declarado de Israel y la aparente contradicción de negarle a Irán sus “derechos” nucleares. Pero a veces los mundos paralelos chocan.
El movimiento inesperado de Turquía de posponer los ejercicios militares con Israel generó, repentinamente, versiones opuestas de la realidad. La decisión de Ankara fue su manera de expresar su disgusto por lo sucedido en Gaza. El premier turco, Tayyip Erdogan, discutió públicamente con Shimon Peres, presidente israelí, sobre el tema en Davos en enero. El enfrentamiento estaba latente desde entonces. Pero al cancelar dramáticamente los ejercicios, que también involucraban a EU y a otros miembros de la OTAN, Turquía forzó al liderazgo de Israel a ver las cosas desde la perspectiva del otro lado.
El panorama resultante es instructivo y desalentador. La Turquía musulmana secular es (o era) la mejor amiga de Israel en Oriente Medio. El comercio bilateral entre ambos países es de alrededor de 3 mil millones de dólares al año. Antes de Gaza, Turquía actuaba como un mediador en las conversaciones entre Israel y su viejo enemigo, Siria. La economía de Turquía está creciendo, igual que su importancia como centro comercial y energético. En resumen, estaba claro que dicho país era un aliado sumamente importante e influyente.
Reconociendo el valor de la conexión, algunos políticos israelíes intentaron minimizar la desavenencia, con la esperanza de arreglar las cosas. Pero otros, incluyendo al comentarista Amir Oren, buscaron motivos diferentes para explicar la conducta de Turquía, negándose a creer que Gaza fuera la causa. “Erdogan se enfoca a una reconciliación a gran escala con los viejos enemigos: los armenios, los sirios, los chipriotas griegos y los curdos. Para él, Israel es una carga, no un bien” dijo.
Otras explicaciones incluyeron la afirmación de que Erdogan había impuesto su voluntad al debilitado ejército turco, que en el pasado se habría resistido a su orden de cancelar los ejercicios. Mientras tanto, Ofra Bagio, un experto en Turquía de la Universidad de Tel Aviv, le dijo al Christian Science Monitor que “los cálculos de política nacional y exterior de Turquía estaban cambiando a medida que fortalecía sus lazos con Irak, Siria y otros países importantes del mundo árabe y se alejaba de la Unión Europea.”
Un alto funcionario del ministerio del Exterior israelí, hablando con el periódico Haaretz después de una reunión de emergencia para discutir la crisis con Turquía, fue aún más pesimista. “Podría ser que la realidad haya cambiado y que los lazos estratégicos que pensábamos que existían simplemente hayan terminado” dijo. “Tal vez somos nosotros los que tenemos que tomar enfoque distinto sobre nuestros lazos y adoptar medidas de respuesta.”
Según esto, la relación de Israel con Turquía, valiosa por tantas razones, podría quedar en el pasado muy pronto, un resultado evitable dado que el análisis israelí parece estar fundamentalmente equivocado. Los turcos no fingen, realmente están molestos por lo sucedido en Gaza, tal como lo indica una serie de la TV turca, de gran audiencia, que muestra los choques entre los soldados israelíes y los palestinos y que ha inflamado aún más las relaciones entre ambos países. El público turco se escandalizó ante los eventos de enero, y los políticos han reaccionado en concordancia.
Pero entre los líderes israelíes, la percepción es diferente. Las acciones contra Gaza, que según ellos fueron justificadas, no se pueden aceptar como la verdadera razón del problema, por lo que se siguen buscando motivos ulteriores y explicaciones complicadas. Como habitantes de un mundo paralelo, simplemente no comprenden.
© The Guardian
Traducción: Franco Cubello
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