En el artículo "Pocos ganan, muchos pierden", de Danilo Arbilla, que publicó la página web de Globovisión, el empresario de la SIP señala que no se puede permitir el regreso de la democracia en Honduras con la restitución de Zelaya porque sería una victoria para Chávez
(Karen Méndez)
"Pocos ganan, muchos pierden" es el título de uno de los artículos de opinión que publicó el pasado viernes, 25 de septiembre, la página web de Globovisión sobre la crisis que vive el pueblo hondureño desde el golpe militar contra el Presidente Manuel Zelaya, el pasado 28 de junio
(...) Puede que (Zelaya) sea repuesto en el cargo del que fue destituido por decisión legítima del Congreso Legislativo y la Justicia de Honduras, por violar la constitución, por desconocer los otros poderes del Estado y por pretender simular un plebiscito, organizado desde Venezuela, donde se imprimieron las papeletas, sin ninguna participación de las autoridades electorales hondureñas. Si no es restituido, por lo menos Zelaya participará en la salida que se negocie, con la dudosa legitimidad que le atribuyen la prepotencia de la OEA, con el triste papel que cumple su secretario general, José Miguel Insulza, le avalan los EEUU y Brasil y hasta la ONU, más la injerencia frívola, soberbia e indebida de España y algunos otros países de Europa".
¿Quién escribe este artículo en el que se cataloga como una destitución legítima el secuestro, destierro y golpe de estado contra un presidente democráticamente electo; que además afirma, falsamente y sin presentar ninguna prueba, que las papeletas para la consulta para una cuarta urna en Honduras fueron impresas en Venezuela, y que también califica como prepotentes las resoluciones de condena por parte de la OEA y la ONU? Nada más y nada menos que Danilo Arbilla.
El señor Arbilla, nacido en el Departamento de Florida en Uruguay, fue presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa durante el año 2000 y Director del Centro de Difusión e Información del dictador uruguayo Juan María Bordaberry, desde 1973 hasta 1975
Arbilla, es uno de los tantos empresarios de la SIP que constantemente denuncia que en Venezuela no hay libertad de expresión. En este artículo, que publicaría Globovisión y las demás empresas privadas de comunicación asociadas a la SIP, Arbilla volvió a desplegar su artillería de mentiras.
"En Venezuela, el gobierno chavista, tras clausurar 32 radioemisoras en agosto pasado y anunciar la eventual clausura de otras 240, acaba de dictar normas por las que todas las radios estarán obligadas a destinar 5 horas y media diarias de su horario a programas "independientes", previamente certificados y censurados por el gobierno y en la mayoría de los casos "indicados" por el chavismo, según lo acaba de denunciar Radio Caracas Televisión"
Arbilla sabe perfectamente que en Venezuela no se clausuraron 32 radioemisoras, sino que en agosto pasado la Comisión Nacional de Telecomunicaciones reasignó la titularidad de esos espacios radioeléctricos a nuevos concesionarios, porque sus entonces propietarios no se presentaron ante CONATEL para actualizar sus datos. Es decir, nunca demostraron que eran los dueños de esas radioemisoras ni cómo obtuvieron dichas concesiones.
Quien si cerró cientos de medios de comunicación durante la última dictadura militar uruguaya fue el propio Arbilla. Sólo durante sus dos años de gestión como mano derecha del dictador Bordaberry, Arbilla clausuró 173 medios de comunicación, 14 de manera definitiva y 159 de forma transitoria. También confiscó la circulación de la revista cultural "El Correo de la Unesco", ordenó allanar la sede de la Asociación de la Prensa Uruguaya, organizó el asalto a la redacción del diario El Popular, encarceló y torturó a decenas de periodistas, entre ellos Héctor Rodríguez, Edmundo Rovina, del diario El País, quien murió en el Penal de Libertad y Norma Cedrés, también torturada hasta asesinarla en el penal de Punta de Rieles. Otro centenar de periodistas debieron exiliarse en distintos países y otros fueron desaparecidos, como fue el caso de Julio Castro, subdirector del diario Marcha. Este es el currículum de quien sostiene que en la Revolución Bolivariana se coarta la libertad de expresión.
Esta joya de la SIP sostiene en su articulo "Pocos ganan, muchos pierden" que no se puede permitir el regreso de la democracia en Honduras con la restitución de Zelaya porque sería una victoria para Chávez. Las mismas palabras que utilizaban los ejecutores de las masacres en América Latina para impedir el avance de movimientos y gobiernos revolucionarios.
En las calles de Tegucigalpa hay grafitis que dicen que "En Honduras se libra una guerra contra el fascismo internacional". Es cierto. El pueblo hondureño hoy se enfrenta al fascismo mediático que organiza la SIP y que Globovisión cumple fielmente. Ahora Globovisión no sólo justifica un golpe de estado militar, sino que recurre a los ex represores de las dictaduras latinoamericanas para volver a desestabilizar a gobiernos revolucionarios y volver a instalar los años del terror en América Latina.
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