"Renunciar a la libiertad es renunciar a nuestra condición de hombres y mujeres, a los derechos de la humanidad y aun a sus deberes..." Juan.J. Rousseau
Hermes Reyes
Los días transcurren en el aguan como latigazos de inconsciencia colectiva y la muerte hace su acto de presencia permanentemente en los hombros de los campesinos y campesinas que exigen desde lo más profundo de sus entrañas que los escuchemos y que nos acerquemos a su realidad, aunque sea desde la comodidad de nuestras casa.
No son hojarascas ni espectros los que viven en una comunidad del norte, donde han crecido hombres y mujeres bajo la terrible crueldad de los terratenientes y latifundistas de las tierras, son humanos que brillan de dignidad, emanando amor con olor a leña, fogón, caña y machete.
Actualmente son más de 700 familias que podrían tener lo que la clase media y alta tiene en este momento; algo de seguridad, algo de propiedad, algo de alimentación consistente, algo de educación, algo de salud por lo menos para pasarla como tratamos de pasarla nosotros.
Me aseguro de escribir esto, porque no puede haber seguridad en un lugar que está rodeado por más de 4 batallones, incluyendo el batallón de artillería como si estuviéramos en una guerra.
No puede haber buena alimentación donde hay miedo para movilizarse a adquirir sus alimentos y donde los huertos familiares les fueron criminalmente quemados, tampoco puede haber buena educación en un lugar donde la crisis gobierna y la violencia impiden que los niños, niñas y jóvenes tengan buena salud mental para el aprendizaje.
Ahora me dirijo a los antagónicos personajes de esta tragedia; Miguel Facusse, René Morales y Reynaldo Canales; entre otros, son una extensión en el tiempo de los personajes más nefastos de nuestra historia, que compraron esas tierras al estado, si es que se puede llamar estado a un estamento jurídico que se prostituye al mejor postor, ya sea este un cliente con apellido árabe o bien sea de la nobleza pentagonista.
Busco ayuda en la historia y encuentro que desde 1906 Marco Aurelio Soto le escribió una carta a Rómulo E. Duron diciéndole textualmente lo siguiente “Cuando fui Presidente de esa República procure convertir la propiedad comunal en propiedad privada por medio de la ley de la agricultura, siempre he opinado que la propiedad comunal es estéril, infecunda e inútil y hasta nociva… Una vez que están abolidos los ejidos, es necesario sustituir la propiedad comunal por la propiedad particular”
Y parece que el tiempo no borra las huellas de las leyes que favorecen a los latifundistas, ya que esa ley de la agricultura se transformo en 1974 en la ley de Reforma agraria que no se apego estrictamente a su nombre y por último el gran proyecto de las políticas de intervención de Estados Unidos en la región Centro Americana entre los 80tas y 90tas, dieron como uno de los resultados la Ley de Modernización Agraria que impediría a toda costa la idea de desarrollar las tierras con función social, con derecho ancestral e impulsar una verdadera reforma agraria integral.
Aquí por necesidad me detengo a pensar en UN ESTADO DE DERECHO, lo que me obliga a recordar lo que escribió Juan J. Rousseau “El derecho nunca debe estar por sobre la Justicia” y ya hemos vividos días resientes que nos demuestran que el derecho es para los que dan un golpe de estado, se afincan en el poder utilizando las armas, descalabran las instituciones, saquean desde cualquier posición el tesoro público, violan cualquier tratado internacional sobre los derechos legítimos de la soberanía de los pueblos y los derechos humanos.
Entonces de que DERECHO Y DE QUE LEYES estamos hablando? Cuando estos sátrapas y mal partos del gobierno azul, dobles golpistas por tradición histórica, montan un circo maltrecho de reconciliación social, mientras asesinan despiadadamente a más de 12 personas en el Aguan, entre campesinos del M.U.C.A y periodista de esa zona.
Las declaraciones del Lobo feroz son contundentes y claras, “sino quieren las 1,500 hectáreas otros las querrán”, ¿Qué tipo de dialogo es este, con esas declaraciones?
8mil hectáreas de Facusse, 9mil hectáreas de Reynaldo Canales y 2mil hectáreas de René Morales, son las sumas matemáticas que darán siempre el mismo resultado y 1,500 hectáreas son las restas matemáticas que darán siempre el mismo resultado según la ley de Herodes golpista y asesino.
Quiero hacer énfasis reconociendo que si en este momento se dieran un concurso mundial de inoperancia, funcionalismo, alta burocracia, corrupción y otros meritos dirigidos a los sistemas de justicia en Latino América, posiblemente el sistema de administración de justicia de Honduras estaría peleando los primeros puestos, con altas posibilidades de ganárselo.
¿Porque hago esta crítica?
Porque ya no hay nada que demuestre que se imparte justicia desde estas instituciones, cuando la vida está en manos del sicarito vestido de verde olivo, azul oscuro o vestido de civil que matan a un campesino porque les estorba en las negociaciones.
No hay nada que demuestre que se trate de hacer algo desde la Corte Suprema de Justicia y desde el Ministerio Publico que esbocen aunque sea un atisbo de esperanza en la Justicia y no en ese famoso derecho como se afanan en repetir los leguleyos más duros.
Mucho dirán, pero ellos las vendieron, yo respondo con certeza, que las vendieron porque la necesidad los obligo y cito nuevamente a Rousseau; “Enajenar es ceder o vender, ahora un hombre que se hace esclavo de otro no sede su libertad, la vende cuando menos, por su subsistencia”
Entonces para que tener y mantener un sistema de Justicia que le da libertades a 4 batallones para que intimiden, repriman y desalojen a familias enteras sin que se haga sentir la mano de la verdadera justicia, “Convengamos pues que la fuerza no hace el derecho y en que no se está obligado a obedecer al derecho cuando sea acarreado por la fuerza”…Rousseau
“La fuerza no es una potencia física, y no veo que moralidad puede resultar de sus efectos. Ceder ante la fuerza es un acto de necesidad, no de voluntad y si es preciso obedecer por fuerza, no es necesario obedecer por deber”
Así que debemos dedicar lo mejor de nosotros a nuestros hermanas y hermanos campesinos porque de esa manera nos reconoceremos como ciudadanos y ciudadanas integrales e integrados a la especie humana, estando más cerca de la justicia, de los principios y de la verdadera ética que de las costumbres involutivas de los que tienen el poder por las armas y las leyes en los bolsillos.
Dignidad, Justica y Libertad.
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