Panamá (el país.cr) – La declaración de guerra, por parte de Panamá a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha causado rechazo en la nación y advertencias de que podría afectar a Costa Rica.
El estupor que ha causado en Panamá la noticia fue reflejado por el diario La Estrella. “Mulino nos mete en guerra con las FARC”, dijo su principal titular, al referirse a lo que el mismo rotativo califica como “una irresponsabilidad”, aseveró el editorial.
Por su parte, Ricardo Alberto Arias, ex canciller y ex embajador de Panamá en la Organización de Naciones Unidas (ONU), declaró que el gobierno de Ricardo Martinelli Berrocal debe mantenerse al margen de la guerra civil de Colombia.
Argumentó que si el conflicto interno colombiano se extiende a Panamá, “podría llegar hasta Costa Rica, con todas las implicaciones que eso tendría para Centroamérica”.
El ministro de Seguridad de Panamá, José Raúl Mulino, quien en un giro histórico al conflicto dijo el martes en Colombia que las FARC son “un enemigo común” para los dos países y les declaró la guerra en la frontera.
El diario denuncia que detrás de esta decisión está el presidente Martinelli y su política belicista, que ejecuta Mulino convertido en un nuevo Rambo.
“Panamá se ha mantenido al margen del conflicto interno colombiano y esa política nos ha sido favorable. Los sucesivos gobiernos así lo entendieron y respetaron. Era una política de Estado con sentido de responsabilidad”, dijo el editorial de La Estrella.
Añadió que “lamentablemente, el ministro de Seguridad no lo ve así y cual Rambo, declara que el conflicto colombiano también es nuestro conflicto. En pocas palabras, nos metió en un problema con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sin meditar lo que eso significa para la sociedad panameña”.
Metida de pata
“¿Se ha extralimitado en sus funciones el ministro?”, se pregunta el diario, y a renglón seguido contesta: “A nuestro real ver y entender, sí. Es hora de que la Asamblea Nacional le pida cuentas al ministro por tan desafortunada metida de pata y al presidente de la República le toca actuar.”
“¿Cuándo la sociedad panameña autorizó al ministro Mulino a declararle la guerra a las FARC? Al final, será la vida de los panameños de la región y la de nuestros hombres armados la que estará en juego. No serán los hijos de nuestros Rambos ni de nuestros gobernantes los que jugarán el papel de enfrentar a la guerrilla colombiana”, acusó el rotativo panameño.
Por su parte, el diario El Siglo tituló: “Mulino le declara la guerra a las FARC”. Comentó que esa posición contradice la mantenida por Panamá de que las hostilidades entre las FARC y el ejército de Colombia era un asunto interno de la vecina nación.
Ambos gobiernos iniciaron el martes discusiones de “un protocolo en materia de seguridad y de cooperación fronteriza para garantizar que esa línea de frontera sea una línea blindada contra toda modalidad de crimen trasnacional”.
La lucha ahora será “Colombia y los colombianos, en su lado, y Panamá en el lado panameño”, dijo Mulino.
Sueños belicistas
Ebrahim Asvat, presidente de la Junta Directiva y principal editorialista del diario El Siglo, bajo el título “Nos metieron en la guerra colombiana” opinó que “las desafortunadas declaraciones del ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, en Colombia incorporan a Panamá en un conflicto del cual somos apenas víctimas esporádicas”.
“Combatir a las FARC colombianas no es una tarea policial o militar panameña. El conflicto es colombiano y a nosotros nos corresponde impedir que el mismo se traslade a territorio panameño”, advirtió.
Asvat, ex director de la Policía Nacional, tiene autoridad para referirse al tema. “A la fecha las acciones en la región darienita limitaron el desplazamiento del conflicto hacia Panamá. Ha sido la política panameña en los últimos cuarenta años. En la discusión de temas de seguridad con nuestros vecinos especialmente con Colombia se debe proceder con discreción y reserva”, comentó.
Pone en perspectiva las implicaciones para Panamá de entrar en la guerra civil colombiana. “Hay quienes en su juventud o niñez soñaron con ser Rambo y en el ejercicio del poder manifiestan esos sueños reprimidos”.
“Al final serán las vidas de los panameños de la región y la de nuestros hombres armados la que estará en juego. No serán los hijos de nuestros Rambos ni de nuestros gobernantes los que jugarán el papel de enfrentar a la guerrilla colombiana. Es un acto de suma irresponsabilidad involucrar al país en una situación de guerra con grupos insurgentes foráneos que tienen objetivos políticos fuera de nuestro territorio”, estimó Asvat.
Gatillo alegre
“El Ministro de Seguridad Pública se ha extralimitado en sus funciones de conformidad con la Constitución y la Ley y exige tanto de la Asamblea Nacional, de la ciudadanía en general y del Presidente de la República una acción inmediata. No podemos entregarles la responsabilidad de la seguridad del país a individuos propensos al ‘gatillo alegre’. En el país no ha existido una discusión nacional sobre qué tan graves son las condiciones en la frontera de Panamá con Colombia”, indicó Asvat.
“¿Acaso lo piden los darienitas? ¿Se han producido incidentes violentos o empeorado las condiciones en la frontera? Nada pasa en el Darién que no pase exclusivamente en la mente de un Ministro que en su afán de protagonismo público nos quiera llevar a todos al desbarrancadero. La realidad es que el Ministerio de Seguridad necesita de contenido para la justificación de su existencia”, sostuvo el editorialista.
Además, responsabiliza a Martinelli Berrocal: “Para nadie es un secreto que la seguridad y los entes de seguridad responden en línea directa y sin intermediarios al Presidente de la República. Declarar una situación de guerra es una extralimitación de funciones, una irresponsabilidad. Comprometer al país en un acuerdo para acabar a las FARC colombiana y declararlos enemigo común de ambos países nos cambia totalmente el escenario nacional, con Colombia y con el mundo. ¡Señor Presidente, actúe!”.
Sospecha de auto atentado
Por su parte, el diario La Prensa tituló: “Mulino: la guerrilla es ‘un enemigo común”. Reportó que el ministro aseguró que “el esfuerzo mancomunado entre Panamá y Colombia es un solo puño”.
La idea es “coordinar todo para poder trabajar en conjunto dentro de la jurisdicción panameña, respaldando nuestra política de soberanía territorial e impedir que la narcoguerrilla de las FARC pase a nuestro territorio y ejecute actos delictivos”, acotó.
Panamá y Colombia comparten una frontera de 266 kilómetros de longitud.
Recientemente, una patrulla policial panameña detonó una mina supuestamente colocada por insurgentes causando dos heridos. Ese hecho fue denunciado por diversas fuentes como un auto atentado manipulado por el gobierno del presidente Ricardo Martinelli Berrocal para subir el tono de la retórica contra las FARC y justificar el incremento de la presencia militar de Estados Unidos en operaciones en Darién, provincia fronteriza con Colombia.
La instalación de 11 bases aeronavales en las costas del Pacífico y el Atlántico de Panamá es vista también como parte de la estrategia contra las FARC de Martinelli Berrocal, en complicidad con el Pentágono.
Las reacciones de personalidades panameñas han sido de rechazo. Ricardo Alberto Arias, ex canciller de la República y el ex vicepresidente Guillermo Ford, coincidieron que inmiscuirse en los conflictos internos de Colombia es muy peligroso.
Para él diplomático la postura de Mulino podría desatar una serie de atentados de las FARC que Panamá no estaría preparada para controlar.
Costa Rica
Arias opinó que el gobierno panameño debe mantenerse al margen de la guerra civil de Colombia.
Argumentó que si el conflicto interno colombiano se extiende a Panamá, podría llegar hasta Costa Rica, con todas las implicaciones que eso tendría para Centroamérica.
Carlos Barés, dirigente del Partido Panameñista que respalda a Martinelli Berrocal y ex director de la Policía Nacional, comentó que es innecesario por la seguridad del país que el gobierno tome parte de conflictos bélicos que son propios de Colombia.
Jaime Abad, ex director de la Policía Nacional, reconoció que “Panamá, como país, carece de capacidad bélica par declararle la guerra a estas fuerzas irregulares, de ser así, prepárense”.
El catedrático Miguel Antonio Bernal calificó las declaraciones de Mulino como “error” que busca una remilitarización en el país.
Por si parte, el diario Panamá América tituló: “Panamá combatirá con severidad a las FARC”. El diario también cuestionó la falta de prudencia del gobierno panameño.
“Nuestro ministro de Seguridad Pública declaró en Colombia que las FARC “son un enemigo común” y que por ello el esfuerzo mancomunado para combatirlas es “un solo puño”, comentó el diario en un editorial de portada.
“Con su imprudente declaración, hemos quedado inmersos, sin necesidad alguna, en el conflicto colombiano. Panamá no tiene ejército ni debe tenerlo en el futuro. Ojalá el ministro lo tenga presente”, sugirió.
En otro editorial en páginas interiores bajo el título: “Las FARC: ¿Un enemigo común?”, para reseñar que “según dijo ayer en Bogotá el ministro panameño de Seguridad Pública José Raúl Mulino, en la frontera entre Colombia y Panamá se combatirá a las FARC, porque se les considera un enemigo común. Dijo además que “Panamá y Colombia actuarán como un puño cerrado contra esa organización terrorista”•.
“Tal declaración se antoja un tanto peligrosa y bastante temeraria, viniendo del vocero de un país que de conformidad con su Constitución Política, no tiene ejército”, señaló el rotativo.
“Lo que la sensatez aconsejaba, era solicitar la cooperación de la República de Colombia, para que utilizando todo el poder de sus muy bien entrenadas y mejor dotadas Fuerzas Armadas, trataran de contener dentro de sus límites a los irregulares armados que operan en la frontera común. ¿Para qué sumarnos a una pelea ajena?”, estimó el editorial del Panamá América.
Diario Digital El País de Costa Rica
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