domingo, 28 de noviembre de 2010

Kirchner y la historia Emilio Cafassi

El artículo que publiqué en este espacio del domingo inmediatamente posterior a la muerte de Kirchner, ha logrado una cosecha record de críticas formuladas desde dos grandes ejes argumentales, todos ellos complementariamente “sustancialistas”, o para ponerlo en los términos más coloquiales de la contratapa aludida, muy particularmente enfáticos en la exaltación del “qué” de la acción política, en detrimento del “cómo” o, al menos soslayándolo hasta el límite de la insignificancia. El aditamento de la pasión y la ampulosidad no hace más que agregar dramatismo y tal vez alguna pompa burda y chabacana

El primero y más concesivo de los señalamientos reprobatorios fue del orden del sentido de oportunidad. Sin embargo, mientras la muerte de Kirchner produjo una caudalosa cascada de epitafios, mayormente polarizados entre acólitos y acérrimos denostadores, ¿qué otra cosa podría hacer un intelectual sino tratar de hundir el escalpelo analítico en la carne de los presupuestos tácitos de ambos, aún a pesar de las escaras recientes? La hipótesis sería entonces certera aunque inoportuna para esta línea argumental crítica. Sin embargo considero que los espacios reflexivos y los intelectuales que tenemos el privilegio de ocuparlos, se desfiguran si se intenta conformar y conquistar públicos acariciando su lomo ideológico en lugar de procurarles el zamarreo de sus naturalizaciones y certezas inconscientemente encarnadas. No se desata el lazo ideológico ni se flexibiliza su sujeción aterciopelando las cuerdas rústicas. La mejor oportunidad es justamente aquella en la que se advierta, acertadamente o no, el influjo de sedaciones de la razón y el entendimiento o la escora por desequilibro en los lastres y las cargas, para lo cual, además de alguna lucidez, se requiere de valentía y determinación. Ello no impide el contagio de los virus de la emotividad y la congoja popular que de hecho me infectaron en este caso, pero ¿por qué habría de cambiar la muerte mis opiniones y balances aún subjetivamente afectado? Ni entonces ni hoy, un mes después de aquel luctuoso amanecer, encuentro razón para modificar o soslayar juicio alguno.


Aunque realmente paradójico e infinitamente más feble es el segundo eje crítico, ya que intentando disimular los problemas políticos que inevitablemente conllevan los desapegos procedimentales, los atajos y el descuido por confusión entre la función pública y el beneficio privado, la emprenden contra quién simultáneamente concluyó exaltando enfáticamente los resultados prácticos de la gestión de los Kirchner. Cierto es que insinué una refutación del apotegma kirchnerista de que su gobierno fue el mejor de la historia argentina, después del de Perón. Pero lo hice para sostener la hipótesis provocativa de la superación respecto al último, aún de su primer gobierno. Es decir, para redoblar la apuesta, cosa que en algún momento deberé fundamentar. No deja de ser muy llamativo que quienes hacen del “qué” su única razón arremetan contra quién considera que ese “qué” es aún mejor de lo que creen y ha llegado más lejos en la historia.

Ante esto conjeturo que la razón de la cólera no tiene que ver con diferencias en el alcance de las medidas o la combatividad ante los antagonistas sociales y políticos del kirchnerismo o su lugar en la historia, sino con la afirmación del carácter contingente y hasta fácilmente reversible de sus indisimulables logros. O en otros términos, de la debilidad política sobre la que se asientan. Porque además de medidas de reversión de la barbarie neoliberal y de las monstruosas injusticias, al kirchenerismo se le presentó la oportunidad de llevar a cabo un saneamiento y renovación de la clase política y las instituciones, de reinstauración de la ética personal y la austeridad como valores para un país azotado por la corrupción, la ostentación y la impunidad. También de construir alguna nueva agregación política que logre mitigar el personalismo, que enfatice la construcción colectiva y le de organización a la defensa de los cambios y permita garantizar continuidades, más allá de los iniciadores. No sólo el kirchnerismo ha dejado pasar esta oportunidad sino que cualquiera de las muchas conquistas sociales que produjo se encuentran comprometidas o exclusivamente atadas al designio y voluntad del poder, mientras se detente. Sostuve a grandes rasgos aquella vez que Kirchner no se propuso cambiar la política sino sólo las medidas que con ella se adoptaban, lo que no es poco después de casi tres décadas de dominio y exaltación neoliberal. Por el contrario, su propósito fue resguardarla tal como estaba tanto para avanzar rápidamente en revertir el rumbo reaccionario, cuanto para preservarla como coto de corrupción, de negocios personales y manejo personalista del poder. La Argentina institucional de hoy se diferencia muy poco de la del 2001, aunque es notoriamente diferente en materia económica y social. Traer a la memoria estas debilidades o las que se caractericen permite invitar a un debate sobre la ubicuidad actual y sobre una jerarquía de valores históricos y de contrapesos en el balance global.

Me llamó la atención además que tales críticas florecieron en Argentina y no aquí donde la nota se publicó en contratapa. Es obvio el mayor impacto que este lamentable fallecimiento tiene en la margen occidental del Río de la Plata, pero sospecho que además influye el cuidado y apego de la tradición izquierdo-progresista uruguaya por las herramientas políticas, la ética y el resguardo de las instituciones. No he dejado de señalarlo informalmente llegando en algún caso a recibir la recomendación de dejar de vivir en “mi” país por “mi descontento” con la realidad política y su clase dirigente o por “mis concepciones” en general. Precisamente lo mismo que Nicolás Sarkozy creyó recientemente de los gitanos ejecutando fácticamente “su concepción” expulsiva o más atrás en el tiempo Adolf Hitler añadiéndole a los gitanos otras minorías como los judíos, los homosexuales, los comunistas e interpretando más literalmente el concepto de “dejar de vivir” en un país.

En este extremo del eje crítico la paradoja es doble ya que es claramente un argumento antikirchnerita, hasta dónde puede deducirse y delimitarse de su pragmática carente de programas o teorizaciones. Porque una característica del kirchnerismo históricamente superadora (inclusive del peronismo) es precisamente el reconocimiento de la otredad y la tolerancia inclusiva para con el diferente e inclusive para con el disidente. Argentina es un país receptivo migratoriamente, sobre todo de países limítrofes o del resto de América del Sur. Y ha sido el gobierno de los Kirchner el que mayor blanqueo y legalización produjo de la inmigración, otorgando de este modo derechos a sectores sociales sumergidos y marginados. La derecha pretende explicar esta política por una oportunista búsqueda de votos sin que por ello deje de recomendarnos a los izquierdistas que vayamos a vivir a Cuba. Variaciones neonazis al fin de una misma concepción premoderna de nación, ya sea la de la utopía de la homogeneidad ideológica como en este caso que comentamos, o étnica, religiosa o las que la razón discriminatoria y la violencia del dominante consigan pergeñar.

Concluir el debate aquí será imposible, tanto como poder ponderar todas las iniciativas del kirchnerismo comparativamente con otro momento histórico como el del primer peronismo y por tanto demostrar la tesis del carácter superador respecto a aquel. Aunque puede comenzar a insinuarse una agenda de áreas de acción que insinúen algunas conclusiones a pesar del carácter telegráfico y de exponer exclusivamente los logros excluyendo los problemas de cada segmento, además de reconocer el aprovechamiento de la coyuntura internacional para el crecimiento económico.

1) Derechos Humanos
  • a. Impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio. Varios jefes de la dictadura criminal están presos y son juzgados
  • b. Desarmó la primera línea de la policía evitando la intervención represiva
  • c Impulsó la ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria
2) JUSTICIA
  • a. Cambió la Corte Suprema de Justicia sustituyendo acólitos por juristas de prestigio e independencia de la justicia en general
  • b.       Abrió los archivos de los servicios secretos y de este modo reorientó, por ejemplo, el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los ’90.
3) Política Exterior
  • Reorientó la política exterior poniendo límites a la sumisión al imperio, mirando hacia el resto de la región en general y de los gobiernos progresistas en particular
  • a.       Renegoció la deuda externa y terminó con la dictadura del FMI.
4)  Recuperaciones de patrimonio
  • Recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas
  • a.      Liquidó el negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.
  • Medios de Comunicación
  • a. Impulsó y logró la nueva ley de medios y empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada.


    6) Educación.

    a. Cambió la Ley Federal de Educación menemista por otra que es democrática e inclusiva.

    Suficientes aunque no exclusivas razones para considerar al kirchnerismo un fenómeno histórico que primero será necesario explicar en sus rupturas y continuidades, pero sobre todo transformar si es que se quiere evitar una nueva estafa histórica como las que acostumbra el peronismo.






     

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