jueves, 10 de febrero de 2011

Argentina: EL DRAMATICO TESTIMONIO DE LOS PRESOS MENDOCINOS QUE FUERON FILMADOS MIENTRAS ERAN TORTURADOS

“Estoy duro de las palizas que me dieron”Walter Correa, uno de los internos torturados, denunció horrores cotidianos y apuntó a más penitenciarios. Un médico y un oficial fueron agregados a la causa. Teme por su vida, porque sigue en el penal. La otra víctima, William Vargas, quedó libre.




 Por Horacio Cecchi




Como un perro que se muerde el rabo, Mendoza empieza a descubrir que los relatos de los sobrevivientes de los centros clandestinos en los juicios por delitos de lesa humanidad hablan de lo mismo que ahora relatan dos torturados “comunes” actuales en una cárcel inaugurada como modelo de modernidad. Y más que hablar de lo mismo, descubren que son una continuidad. El gobierno provincial lo sabe y por eso apoya la investigación y la muestra como caso aislado; lo saben los abogados de la ONG Xumek que vienen presentando denuncias desde hace décadas; y especialmente lo saben los dos torturados que en dos días dieron las sufridas versiones de su realidad cotidiana, ahora verosímil bajo los efectos del impacto visual, como era de esperar en la era virtual. No por casualidad, las ONG especializadas tienen prohibido ingresar a una prisión con cámaras, sean éstas provinciales o federales. Ayer, un oficial de apellido Bridas y un médico fueron incorporados a la causa como imputados.


El relato de ambos torturados horroriza no sólo por los hechos en sí mismos, sino por la complicidad de médicos, psicólogos y judiciales, único organigrama posible de subsistencia de la tortura. La declaración de Walter Fabián Correa, el joven que saltara a la fama en el video protegiéndose de pie de los golpes de dos guardias, hasta que lo voltean de una patada, declaró ante funcionarios de derechos humanos mendocinos y de los abogados Carlos Varela, Alfredo Guevara y Pablo Flores. “En la escuelita era donde me pegaban. A veces de día; y a veces de noche –describió Correa echando por tierra la versión de los hechos aislados, en la declaración a la que tuvo acceso Página/12–. Era el grupo del Peque, el Johnny. Una vuelta un ‘oficio’ me puso una lanza (faca) en la celda y me hicieron una causa, en la que declaré esto: ‘Yo vi al penitenciario que me puso la lanza arriba del camastro donde dormía’.” En ese momento no hubo investigación. Abstinencia judicial.

“Un día que pedí que me sacaran la muela y me llevó la requisa a los golpes y me pegaron enfrente de los médicos. Uno flaco alto, 1,80 aproximadamente, de pelo claro, joven, 33 años aproximadamente, sin bigote, barba ni lentes.” El joven explicó que en esa ocasión le pegaron arrodillado en la espalda, tal como se ve en el video cuando torturan a su compañero. Aseguró que lo atendieron, pero no le sacaron la muela. “Me dieron una pastilla. De ahí me llevaron de nuevo al módulo pegándome, me pegaron en la boca y sangraba.” ¿Por qué no presentó hábeas corpus? Porque vio que cuando sus compañeros los hacían y los entregaban a los penitenciarios, “los rompían delante de ellos”.

Sorprendió cuando dijo no sólo que “eran todos los penitenciarios los que me pegaban”, sino que señaló a uno que estaba presente durante la misma declaración. “Ahora vi un penitenciario que me pegaba, de aspecto boliviano que acaba de salir con un casco. Ese es el que me hace arrodillar y me pega con el pie en la espalda y piñas. Estoy reduro de las palizas que me han dado.” Agregó que la alimentación es lamentable, “no nos dan para la merienda ni el desayuno, nos dan la vianda con una bolsita con un saquito de té y un sobrecito de leche. Cuando estaba en el 4A no nos daban el pan ni tortitas”. En ese momento Varela pidió que se dejara constancia que “comen con la mano”.

Las declaraciones de Correa pueden pasar la prueba de veracidad: declaró y quedó bajo custodia de sus denunciados. Como señaló ayer Alfredo Guevara a este diario, “ahora estamos preocupados por su vida, el zorro está a cargo del gallinero”. El mismo Correa dijo que en pleno escándalo por los videos uno de los penitenciarios le dijo: “Así que vos sos el buchón. Ya se va a pasar esto...”. Y la noche anterior a la declaración, mientras los presos miraban el noticiero, los guardias les gritaban desde la reja: “Ya va a venir la vuelta para nosotros, buchones”. Claramente, los cinco detenidos compartían sus costumbres. También relató que a un preso boliviano le pegaron y le sacaron un diente de oro. “La guardia del Peque es la que le sacó el diente.”

Los guardias sabían la importancia que tenía el celular una vez que descubrieron que lo habían perdido. “Nos ofrecían plata, faso y una piedra de merca y una bolsa de pastillas para que les devolviéramos el celular; el Peque y otro flaquito.” Sorprendió cuando declaró que “ayer (por el lunes) nos fue a ver una psicóloga (enviada por el Ministerio de Justicia para darles supuesta contención psicológica tras las torturas) y nos preguntó quién tenía la memoria”. Correa se refería al chip del celular, y la pregunta, intuyó, era para sacarle información sobre cómo había llegado a manos de los abogados. Denunció que “son como once del grupo de requisa, y el grupo del Peque y el boliviano del casco. Además hay otros que siguen trabajando. También el que me puso la lanza sigue trabajando. Todos nos verduguean. Es la misma guardia siempre”.

Los abogados pidieron la detención domiciliaria de Correa. La razón es obvia y la venía contando el detenido durante toda su declaración. Habrá que aclarar que Correa no se sale de la estadística. Está procesado. No tiene condena. Y fue torturado. Con un poco más de suerte posterior William Vargas González, el otro denunciante, ayer quedó en libertad. Basta con saber que le correspondía la libertad condicional en 2010, pero un juez se la había rechazado porque tenía un informe de mala conducta realizado por los penitenciarios, con un encierro de 15 días en buzones. Ahora se vino a descubrir que los 15 días se los aplicaron para encerrarlo y que de ese modo la familia no lo viera lleno de marcas y moretones. ¿Por qué fue golpeado? Por protestar que un guardia le había pisoteado los anteojos de su madre que los había olvidado en una visita.

Mientras se divulgaba la versión de Vargas González, en Mendoza los diputados intentaban sin éxito votar la implementación del Protocolo de Prevención contra la Tortura. El día anterior, el Senado había dado media sanción al proyecto. En Diputados, según dicen, sellaron un compromiso para aprobarlo en la próxima sesión.
http://horaciocecchi.wordpress.com/
Página 12

Subnota

Obligados por una obligación
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/162081-51898-2011-02-10.html

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