lunes, 7 de febrero de 2011

Rubén Darío

Hoy se cumple un año más de la desaparición del príncipe de las letras castellanas, la verdad es que su natalicio y muerte me retrotrae a mi época de infante, cuando mi padre –un gran admirador y lector de Darío- hacia que sus hijos recitaran la poesía inmortal del poeta…


Uno de los hijos inmortales de la tierra de lagos y volcanes, ¡y de poetas!… Eterna gloria para aquellos que definen a nuestra tierra; Nicaragua.

El mejor homenaje, su obra, les dejo una de sus poesías…

Lo Fatal

DICHOSO el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Bítacora Nicaragüense

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