Hoy compiten los muertos. Los muertos de la nación inacabada. Los muertos del socialismo que nunca fue. Los muertos del imperio que desaparece. Maldito baile de muertos, que decía un bardo. En su nombre también compiten poderes moribundos que se reservan el derecho de admisión en el panteón de la memoria.
Que descansen y nos dejen en paz. Sobre sus cenizas los más vivos inventan nuevas formas de vida, a las que les sientan mal las viejas mortajas. De sus antepasados prefieren recordar lo que vivieron y amaron, sus aciertos y sus errores, antes que regodearse en el acto fatal que los fulminó. Al fin y al cabo, siempre fue más decisivo, y más conflictivo, construir el día después.
Revista Quilombo
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