Descartando a Liberia, un país fabricado por Estados Unidos y segundo en el mundo cuya capital, Monrovia lleva el nombre de un presidente norteamericano, Israel es el único Estado fabricado por la ONU.
El estado judío fue posible por la suma combinada de efectos de las dos guerras mundiales. Una convirtió a Palestina en protectorado británico y la otra creó la ONU donde se dirimió el destino de aquel territorio. En aquellos hechos intervinieron: un tácito acuerdo entre las grandes potencias, la inesperada muerte de Franklin D. Roosevelt y la confusión de la Unión Soviética, que creyó ver en las posiciones filo socialistas del sionismo y en la condición de rusos de algunos prominentes líderes judíos, oportunidades que nunca se concretaron.
Por haberlas visto muchas veces, algunas maniobras políticas o diplomáticas no me sorprenden, no me emocionan y sobre todo no me engañan. La “comunidad internacional” apoya a Palestina, siempre y cuando sea posible hacerlo sin molestar a Israel y sin exponerse a las represalias norteamericanas. Es cierto que Palestina ha sido reconocida como Estado por más de 100 países, pero también lo es que ese hecho no ha tenido ningún efecto sobre su justa lucha ni ha servido para contener a Israel.
La paradoja no puede ser mayor: en 1947, cuando la ONU estaba formada por 56 estados, con 33 votos a favor 13 en contra fue aprobada la Resolución 181 en virtud de la cual, seis meses después, el 14 de mayo de 1948, unilateralmente los líderes hebreos proclamaron el Estado de Israel que al otro día, fue reconocido por los Estados Unidos, 72 horas después por la Unión Soviética y, en 1949 ingresó en la ONU con los votos de 37 de los 58 miembros de la organización.
Precisamente en 1949 se firmó un armisticio entre Israel y cinco países árabes. No fue un tratado de paz, sino una tregua que mantenía latente el estado de guerra entre Israel y sus vecinos. Entonces, el clima de guerra no fue un obstáculo para que Israel ingresara en la ONU sino que se asumió que desde esa condición podría disfrutar de importantes derechos y reforzar su capacidad negociadora, que es exactamente lo que desean ahora los palestinos. ¿Por qué lo que fue bueno para Israel no lo es ahora para Palestina?
El liderazgo del pueblo palestino trabaja, no para constituirse en Estado independiente, cosa que ya es reconocida por 114 países, sino para ingresar en la ONU. Ignoro por qué, al comparecer ante la ONU el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, no pidió una votación a mano alzada, cosa que hubiera evidenciado el aislamiento de Israel y reforzado su capacidad para presionar sobre el Consejo de Seguridad. Tal vez Abbas se detuvo por el temor a no alcanzar los 129 votos necesarios.
Es difícil saber qué ocurrirá en los próximos días cuando Estados Unidos presione para dilatar la decisión, presionar para evitar una votación en el Consejo de Seguridad y, caso de que exista, procurará que Palestina no alcance los nueve votos necesarios. Ante los riesgos de una maniobra así, es probable que las potencias occidentales insistan para que la ANP modifique su solicitud y se conforme con la condición de Estado observador.
En cualquier caso se trata de una infame componenda y de una sucia maniobra mediante la cual se le niega a Palestina, reconocida como Estado independiente por unos 120 países, la condición de miembro de la ONU, cosa que Israel alcanzó con 37 votos. Veremos que ocurre.
La Habana, 25 de septiembre de 2011
Publicado por Mario Zavaleta
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