martes, 24 de noviembre de 2009

Mal otoño para la OTAN en Afganistán

Atajos en Afganistán

22 Noviembre 2009 - CUBA DEBATE



Ha sido un mal otoño para la OTAN en Afganistán, con desastres parecidos tanto en el frente político como en el militar. Primero Kai Eide, el director de la oficina de Naciones Unidas en Kabul, un noruego bien intencionado -aunque no muy brillante-, se peleó con su adjunto, Peter Galbraith, quien, como representante de facto del Departamento de Estado estadunidense, había decretado que la elección del presidente Karzai estuvo amañada y así lo proclamó a los cuatro vientos. Su superior siguió defendiendo la legitimidad de Hamid Karzai. Sorprendentemente, Naciones Unidas despidió después a Galbraith. Esto hizo que Hillary Clinton corriera a meter la primera, y el órgano de control electoral, con apoyo de Naciones Unidas, dictaminó que los comicios habían sido en efecto fraudulentos y ordenó una segunda vuelta. Karzai se negó a sustituir a los funcionarios electorales que habían hecho tan buen trabajo para él en la primera vuelta y su oponente se retiró. Karzai logró el puesto.

La legitimidad de Karzai no ha dependido nunca de las elecciones (que, en cualquier caso, se falsean siempre) sino de la fuerza expedicionaria estadunidense y de la OTAN. Así pues, ¿qué fue todo ese pugilato con un contrincante imaginario de la primera vuelta? Parece que todo se había diseñado para proporcionar cierta tapadera al incremento militar que el general Stanley Mcchrystal estaba tramando, la nueva esperanza blanca de una asediada Casa Blanca. McChrystal parece haber invertido la vieja máxima de Clausewitz: cree sinceramente que la política es una continuación, por otros medios, de la guerra. Se pensó que si se eliminaba a Karzai sin muchas dificultades y se le sustituía por su antiguo colega Abdullah Abdullah, un tayico del norte, se podría dar la impresión de que se había eliminado pacíficamente un intolerable régimen corrupto, lo cual ayudaría a impulsar la propaganda bélica en casa y a relanzar la guerra de verdad en Afganistán. Por su parte, Abdullah quería la parte del botín que llega con el poder y que hasta ahora estaba monopolizado por los hermanos Karzai y sus parásitos, ayudándoles a crear una diminuta base local de apoyo a la familia. ¿Ha supuesto una sorpresa real para alguien la revelación de que Ahmed Wali Karzai no sólo era el hombre más rico del país, como resultado de la corrupción a gran escala y el comercio de armas/drogas, sino también un agente de la CIA? Me contaron que los comisarios de la OTAN, en medio de su desesperación, habían llegado incluso a considerar la posibilidad de nombrar un alto representante, copiando el modelo balcánico, para dirigir el país, convirtiendo la presidencia en un cargo aún más nominal de lo que ya es hoy. Si eso hubiera sucedido, Galbraith o Tony Blair hubieran sido los obvios favoritos

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