Los zapatos que encabezan este texto son de épocas evidentemente distintas. Unos "zapatos" del 8 de octubre 1967 y los otros también de octubre pero del año 2009. Unos, los que usó Ernesto "Che" Guevara cuando fue puesto prisionero por soldados bolivianos y norteamericanos y los otros zapatos los que usan actualmente muchas personas en el mundo que dicen ser revolucionarios.
Jamás había visto fotos del Che tan tristes como estas, inmediantamente se me vino el mundo encima y recordé aquella frase de Alí Primera; "Zapatos de mi conciencia".
Las fotos de los zapatos del Che no se conocían hasta que fueron publicadas con el título de "Fotografía para un impresindible viaje al centro de uno mismo".
Título que debe llamarnos a la reflexión sobre lo que está ocurriendo en este preciso instante en tantas instituciones públicas de nuestro proceso revolucionario.
El Che Guevara siempre luchó contra el burocratismo, sin embargo su pensamiento ha quedado para adornar oficinas y crear fachadas hipócritas que se escudan con butacas de cuero y jugosos sueldos.
Han prostituido su imagen, ni siquiera la han comercializado, pero la han vendido a cambio de unos centavos que cobraría un Judas que besando a su Rey le clavaría la lanza en el corazón.
Así andamos, repletos de traidores que andan por allí masacrando sueños. Nosotros esperando una invación y la que tenemos adentro, nosotros, esperando que los disociados nos incendien el país por los cuatro costados y los que tenemos adentro.
Por qué no quieren ver esta realidad? !por qué ocultarla!. Más daño nos hace el silencio servil que lanzar la palabra combativa. Para ese "impresindible viaje al centro de uno mismo" necesario es mirarnos fijamente en el espejo y hacernos miles de interrogantes. Las respuestas las encontramos en la calle, en lo que hemos hecho para que estos invasores y traidores no sigan matando nuestros sueños. "No es poca cosa" la opinión que hoy recorre por barrios, calles y caseríos. Algo está pasando y algo tiene que pasar, !pero tiene que pasar ya! O nos pasaría a nosotros por encima dejando todas nuestras esperanzas aplastadas.
Esos zapatos del Che nos deben llevar a la reflexión. Si bien el mismo Che decía que "no se podía hacer la revolución en harapos", tampoco se puede hacer la revolución con zapatos de cuero porque se llenan de tierra en los cerros.
O limpiamos las instituciones de tanta basura humana o le cambiamos el nombre a la Revolución. Pegarán entoces otros rostros en sus oficias y no el del Che...ahí están los posibles rostros que adornaran fachadas; el pueblo los conoce.
Vida o Muerte!!...salvemos la Revolución, es decir, salvemos el mundo.
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