lunes, 7 de marzo de 2011

La oligarquía y sus pírricas victorias

ANNCOL Una dosis importante de terrorismo, un buen Marketing políco y medios de bolsillo, han sido los tres pilares de la supuesta victoria extratégica de la oligarquía colombiana contra la oposicion en general y contra la insurgencia en particular


Empero, poco a poco, se les va desmoronando el libreto, a medida que los días pasan y se conocen más los contenidos verdaderos de sus partes de victoria, va quedando el esqueleto de sus propias miserias, y llegamos como lectores desprevenidos a afirmar que la oligarquía está lejos de ganar la batalla final, y por el contrario, cada vez más su desprestigio emana con un vaho de estiércol difícil a disimilar por mucho perfume que utilicen
Empecemos, Uribe se mostró como el hombre anti Caguan, anti negociación con grupos al margen de la ley, fue sobre esos principios se hizo elegir como el redentor y digno representante de la victoria militar del orden. La verdad fue otra, se inventó RALITO, y firmó 7 acuerdos en la costa norte, con los paramilitares y 2 acuerdos con oficinas de mafiosos en Antioquia, su feudo electoral.

Uribe como el multiplicador de los panes, multiplicó los acuerdos entre bandidos y criminales para devolver el favor de sus elecciones presidenciales consecutivas. Por arte de magia, convirtió a mafiosos puros en paramilitares, y a los paramilitares les puso la corbata para llevarlos a “la cuna de la democracia colombiana” el congreso, contralado en un 35% según Carlos Castaños, o en un 48% según otras fuentes. Que no nos digan ahora que los acuerdos los firmó solo el hombre de la ternura por iniciativa propia, Luis Carlos Restrepo estaba piloteado por Uribe y por Obdulio Gaviria esto lo sabe el país y no sabemos cuando la justicia tomara cartas en el asuntoUribe se presentó como el hombre de la oligarquía que derrotaría a la guerrilla: de la culebra está viva, se paso a la culebra esta herida, luego que estaban comiendo raíces, luego que el fin del fin, y hasta ciertos sociólogos y politólogos empezaron a hacer las cuentas del posconflicto, algunos se masturbaron con sus marcos teóricos de la teoría de los juegos, y otros sucumbieron en el posmodernismos para decir que el conflicto estaba resuelto. Las OGNs hicieron sus cuentas alegres con las cifras oficiales, y la gran prensa hizo correr ríos de tinta con la muerte de algunos jefes insurgentes. Los comandantes del ejército oficial citaban a los periodistas para mostrar las supuestas desmovilizaciones en masas, y para presentar las cifras de dados de baja y muertos en combate.

Mentira pura, desmovilizaciones montadas, y civiles ejecutados extrajudicialmente presentados como insurgentes, fue la constante de las dos presidencias uribistas. Desde la trinchera de ANNCOL denunciamos al famoso Olivo lagaña, perdón Saldaña, cuando lo vimos al frente de los supuestos insurgentes desmovilizados. Trajes nuevos, sin saber orden cerrado, a penas si sabían tomar sus escopetas compradas para tal efecto, algunos con pinta despojados de la calle del cartucho, vestían sus uniformes sin olor a yerba. 1500 jóvenes fueron víctimas de las ejecuciones extrajudiciales, sin contar otros miles de anónimos que sucumbieron en esa empresa criminal donde Santos tuvo parte activa, como iniciador del plan de recompensas.
En lo que si acertó la oligarquía, es que la insurgencia estaba comiendo raíces, como lo confirmó Jorge Briceño en una pospuesta varias veces entrevista al periodista Botero, “si estamos comiendo raíces, dijo el “Mono Jojoy” en su momento, aceptando que en la dieta alimenticia insurgente, los tubérculos tienen un rol importante; las zanahorias, las papas, las yucas, las remolachas, arracachas, está es sin lugar a dudas una de las pocas verdades de la oligarquía colombiana, quien con tecnología de punta gringa logró develar el secreto mejor guardado de la insurgencia, su dieta alimenticia.
Los pocos éxitos militares de la oligarquía, que para la insurgencia son hechos naturales de la lucha insurgente, no fueron posible sin la ayuda gringa, el 90% de las tareas realizadas por el ejército oligárquico contó con la participación gringa.
La otra parte del trabajo sucio la hicieron los medios para anestesiar al país, los periodistas prepago ayudaron a transmitir la idea, que la guerra la iba ganando la oligarquía, sin ninguna investigación, con una sola fuente, construyeron una realidad virtual, la Colombia de las encuestas y sondeos que es la Colombia funcional a los intereses oligárquicos.
Hoy la verdad sale a relucir, no hubo tales desmovilizaciones, no hubo tales bajas, lo que si hubo contrario a la verborrea oficial; despejes a los paramilitares y tratamiento de actores políticos a sanguinarios que masacraron al pueblo colombiana para refundar la patria paramilitar. Toda la verdad sale a flote, y los que hablaron de posconflicto no han tenido el coraje de revisar sus cifras y de redefinir sus marcos contextuales.
El pueblo en armas es indestructible, porque lo guía la razón histórica de un pueblo oprimido, ahí se le va guardando la cuenta a la oligarquía, tarde o temprana tendrá que pagar la factura, por ahora, son ellos quienes posesionan la versión de los hechos, será mañana cuando el pueblo colombiano escribirá su propia historia, sin revisionismo y sin mentiras.
La moraleja de todo esto, es que al pueblo en armas no se le vence a punta de encuestas y en versiones amañadas sobre el conflicto, de medios funcionales al poder, ni desde imponentes escritorios burocráticos ni con cifras infladas de la realidad.
El pueblo en armas sabe, que las reformas estructurales que el país necesita no serán otorgadas por la buena voluntad de la oligarquía mafiosa, aquí el problema no es de voluntades, el pueblo conquistara desde las trincheras de la calle, desde el tropel universitario, desde la huelga, desde el paro armado, desde la lucha de masas, o desde la trinchera insurgente, no hay otra alternativa. Sólo el pueblo salva al pueblo.

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