Martín Gutiérrez Oyhamburo es señalado por ex presos políticos como uno de los artífices del plan de aplicación de tortura psicológica durante la dictadura, en coordinación con el psicólogo Marcelino Dolcey Brito.
La clínica del psiquiatra ganó a fines de 2009 varios ítems de una licitación para suministrar estudios y procedimientos médicos. Entoncs, otros dos oferentes denunciaron que no contaba con la habilitacion del Ministerio de Salud Pública (MSP) exigida en el pliego, sino que estaba en trámite. Actualmente sigue en este estado.
"La guerra continuaba en el interior del presidio. Día tras día, reglamento tras reglamento, el objetivo perseguido era el de hacerlos sufrir sicológicamente”*. Gutiérrez no recuerda haber pronunciado esa frase atribuida a él -“No tengo idea de lo que está diciéndome”, aunque reconoció coincidir en algo: “Mire, yo creo que [la guerra] todavía continúa”. El psiquiatra negó las acusaciones sobre apremios formuladas por ex presos y registradas en diferentes ámbitos. “Por ahí estaban un poco confundidos.
Es una historia muy antigua. […] No cometí abuso de ninguna especie. Yo dejo que caminen esas cosas”, mencionó en referencia al “escrache” de diciembre frente a su clínica
Testimonios
"No me trató, me interrogó. Porque ni bien me vio me empezó a insultar”, relató Chela Fontoura, quien en Ovillos de la memoria (2006) narra su experiencia con Gutiérrez durante su estadía en la cárcel de Paso de los Toros, en 1974.
“Un día me llamó para entrevistarme. Dijo que estaba haciendo un estudio del grupo social tupamaro. Le agradecí la amabilidad y le dije que no estaba dispuesta a ser su conejillo de indias en una cárcel al mejor estilo nazi. Creo que hizo el intento de llamar a dos o tres más”, contó a la diaria María Elia Topolansky.
En 1982, un duro testimonio ante Amnistía Internacional en Suecia de Irma Leites, detenida en Punta de Rieles, describió la forma en que Gutiérrez trató a Mabel Araújo, quien finalmente se autoeliminó. “Su suicidio, el de Norma y el de tantas mujeres más fueron asesinatos bajo ese estado de horror planificado y ejecutado por médicos y militares”, concluye.
Gutiérrez según Julio María
“Si el radicalismo de izquierda ha llevado al país a una guerra, el de la derecha procura arrastrar al Ejército al golpe de Estado. El semanario Azul y Blanco, impreso en offset a todo color, destila todos los miércoles una cuota de combustible para mantener encendida la hoguera. Reniega de las instituciones democráticas, acusa de comunista a todo el que exprese alguna reserva sobre la conducción militar, hace la constante apología del falangismo y exhuma antecedentes históricos del militarismo uruguayo del siglo XIX (1875-1886), ofrecido como fuente de inspiración. El animador de la publicación es el Dr. Martín Gutiérrez, médico psiquiatra del Hospital Militar, y el redactor responsable el Sr. Diego Ferreiro, hijo de un clásico historiador de origen herrerista.
Acción lo enfrenta duramente y, bajo el título de 'La tatucera gorila', denuncia su incitación al golpe, su inequívoca filiación nazi-fascista y su permanente actitud de difamación para con los hombres públicos del país, especialmente los batllistas y los blancos wilsonistas”.
En la agonía de una democracia: proceso de la caída de las instituciones en el Uruguay (1963-1973), de Julio María Sanguinetti. Taurus, Montevideo, 2008 (páginas 304 y 305).
Obtuvo su título de psiquiatra a fines de la década de 1960 por competencia notoria, modalidad validada por el MSP. Así lo confirmó su colega Juan Pedro Severino, distinguido por su actividad profesional y gremial en 2004 por el Sindicato Médico del Uruguay (SMU), que al momento de la titulación era jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Militar (hasta ser sustituido en 1975).
En esas fechas Severino había viajado a Europa, y fue al regreso de ese viaje que supo que el doctor Daniel Murguía, entonces docente de la Facultad de Medicina (llegó a ser emérito de la cátedra de Psiquiatría), había firmado el título de Gutiérrez. Simpatizante del Partido Nacional, Gutiérrez fue el principal referente de la publicación de derecha Azul y Blanco. “La huella más honda me produjo el conocimiento del Dr. Martín Gutiérrez, joven y brillante líder del nacionalismo uruguayo. […] Es inteligencia, entusiasmo y ardorosa energía, hombre que proyecta el nacionalismo hacia el plano mundial”**. El elogio data de 1975 y corresponde a Sergio Miranda Carrington, integrante de Avanzada Nacional, partido chileno que respaldó abiertamente la dictadura pinochetista. Se conocieron en Punta del Este a fines de 1973, en un encuentro de “cinco apretados días para analizar problemas, principalmente uruguayos, pero también comunes para todo el nacionalismo iberoamericano” y “conocer detalles de la liberación de Chile del marxismo”. Del cónclave también participó el argentino Carlos Alberto Sacheri, también “nacionalista”.
Proceso licitatorio
La clínica de Gutiérrez, EEG Electrodiagnóstico Médico SRL, provee servicios para las unidades ejecutoras de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) en Montevideo y en otros departamentos, para Sanidad Policial y de las Fuerzas Armadas, Hospital de Clínicas, Banco de Seguros, Banco de Previsión Social, Banco Hipotecario y Agencia Nacional de Vivienda, desde que se adjudicó la licitación convocada por la Unidad Centralizada de Adquisiciones (UCA) del Ministerio de Economía y Finanzas bajo el llamado “Suministro de estudios y procedimientos médicos”.
En julio de 2009, un mes después de la apertura de los pliegos, otros dos oferentes denunciaron formalmente, y por separado, en la UCA, que EEG “no presentó la constancia de habilitación vigente expedida por el MSP”. Este requisito fue añadido al pliego de condiciones en un “comunicado urgente” luego de haber abierto el llamado.
El original ya exigía que cualquier permiso debía estar vigente al momento de la apertura y durante el período de vigencia de la ejecución del contrato. Gutiérrez, en cambio, concursó con la copia de una “ficha trámite” que descargó de la página en internet del MSP, y un documento que lleva su firma y que aclara que adjuntó una “acreditación del MSP de rehabilitación en curso y vigente [se renueva cada dos años]”.
“Llama la atención la redacción de esta frase, cuya ambigüedad puede haber sido redactada ex profeso para confundir a la administración de la UCA. ¿Qué quiere decir? ¿Desde cuándo se renuevan las habilitaciones cada dos años?”, cuestionan los oferentes en sus denuncias, las cuales nunca fueron respondidas pese a que las reiteraron en enero de 2010 cuando la UCA ya había concretado la adjudicación
Adjudicaciones
Cuando se abrieron los pliegos, el tribunal planteó observaciones y advertencias a seis empresas sobre documentos faltantes y les otorgó una prórroga de 48 horas para que las incluyeran.
Ninguna de éstas estaba dirigida a la clínica de Gutiérrez.
En la “ficha trámite” de EEG a la que accedió la diaria figura que la última gestión de EEG para obtener la habilitación data de febrero de 2009, cuatro meses antes de la apertura de pliegos.
En enero de 2011 una funcionaria del Departamento de Habilitaciones en Servicios de Salud del MSP informó que el proceso de aval para la clínica “está en trámite”, mientras que por otras vías en este trabajo se pudo confirmar que desde febrero de 2009 a la fecha la clínica nunca obtuvo la habilitación formal del MSP.
“No voy a hacer declaraciones públicas de ninguna especie. Sí te puedo decir que Salud Pública hace todo lo que debe hacer”, señaló a la diaria Gutiérrez -miembro de la Sociedad Uruguaya de Psiquiatría- acerca del proceso que le otorgó la posibilidad de ser contratado por el Estado para aplicar 14 procedimientos en el área “Neurología, neurocirujía y psiquiatría” en adultos y niños.
Algunos de estos exámenes médicos son dolorosos, como el electromiograma para el que es necesario insertar un electrodo de aguja en los músculos. Otros implican el suministro de estímulos eléctricos -como el electromiograma con protocolo para miastenia o los estudios eléctricos de uno y dos miembros-, visuales (flashes luminosos) y auditivos. El suministro de servicios médicos de la clínica de Gutiérrez tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2011 y, salvo manifestación en contrario de una de las partes, puede renovarse automáticamente cada seis meses hasta la misma fecha de 2012.
Punta de madeja
“El aparato represivo tenía un aparato sanitario. La vida cotidiana dice que los médicos no estaban solos. Esto es una punta de la madeja. Búsquelo en Vivienda, Agricultura y Pesca... Encontramos a alguien de la salud. No hay ninguna norma legal que les impida participar de una licitación. Está dentro de la impunidad de una ley [la de Caducidad]. Ése es el gran tema. Sucede con una clínica, un profesional o un ciudadano y está planteado no sólo en el Estado, también en la sociedad en su conjunto. ¿Dónde se diluyeron todas esas personas que estaban en el aparato represivo más íntimo? No se diluyeron. Conviven. Ahí la sociedad está enferma. Las sociedades no se construyen si no hay un sistema democrático justo o si se impide el juicio honesto -no el castigo- y transparente por el que la sociedad debe sanar”, analizó el ministro interino de Salud Pública, Jorge Venegas. Sobre la habilitación de la clínica, se limitó a decir que "el MSP suele hacer las fiscalizaciones correspondientes”.
Publicado por Alejandra Lemes Bonilla
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