jueves, 24 de julio de 2014

El poder de la burocracia del Estado y su lógica de acción en la República Bolivariana de Venezuela y su influencia negativa en la construcción del socialismo

Aportes  para el análisis del III Congreso Nacional del PSUV (II)
Adaptaciones del texto del autor: Lucha de clases y rentismo petrolero en Venezuela, de agosto 12 de 2013

Rafael Enciso* 
No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Este es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionarlo hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.”
“Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un Poder Popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente la forma Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política.”
Presidente Hugo Chávez
Programa de Gobierno presentado en 2012 al pueblo de Venezuela para los años 2013-2019, el Programa de la Patria
El poder de la burocracia del Estado y su lógica de acción
El poder  de una parte significativa de las elites burocráticas, es decir, con poder de decisión y  acceso a los presupuestos,   en las empresas públicas y en el Estado, es transitorio en cada funcionario individual. Tienen con frecuencia un discurso aprendido de memoria, con el cual aparentan ser socialistas para mantener el cargo y engañar al pueblo.
Por supuesto, que también hay funcionarios honestos dentro del Estado y algunos son también auténticos revolucionarios, pero parecen ser una minoría en los cargos de decisión. Es expresión de la lucha de clases en el Estado y la sociedad, lucha entre revolucionarios y contrarrevolucionarios. El poder de las elites burocráticas, se articula de múltiples maneras, con el poder del  capital privado nacional y transnacional en los sectores: financiero, agroindustrial y comercial importador, y con el de los terratenientes criollos, -a los cuales sirve funcionalmente y a los que en algunos casos logran integrarse los burócratas de acuerdo al capital acumulado en desarrollo de sus funciones-, que en conjunto, hacen parte del núcleo económico de la oposición política contra-revolucionaria.
Desde el mismo Estado, sabotearon sistemáticamente la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social Simón Bolívar (PNSB) 2007-2013, con sus 7 líneas estratégicas, y por supuesto, sabotean el Programa de la Patria 2013-2019. En esencia, impiden u obstaculizan que el país avance en la transformación de su modelo económico capitalista, subdesarrollado, rentista petrolero y dependiente, hacia uno soberano, productivo, diversificado y socialista.
El carácter transitorio del poder burocrático y la condición de sus personificaciones de estar des-vinculados como individuos, de la propiedad de las empresas públicas o comunitarias, hace que -sin consciencia socialista-,  objetivamente, el interés personal de los burócratas no esté centrado en desarrollar la producción e incrementar la  productividad para satisfacer necesidades de la población y fortalecer la soberanía nacional. Porque esto requiere de estrechos vínculos con el Poder Popular naciente, gran voluntad política, valores humanistas y compromiso personal, conocimientos científicos, técnicos y en gestión socialista, que en general no tienen ni pueden adquirir  por su autosuficiencia y falta de interés y disciplina para estudiar; también porque desarrollar las fuerzas productivas y producir con eficiencia exige  esfuerzos sostenidos, una visión sistémica de la sociedad y su desarrollo  y  mucha planificación. Y por último, porque sus ingresos no están vinculados a la productividad de las empresas que dirigen,  ni dependen de los resultados alcanzados.  Sus sueldos mensuales, -cuando los burócratas son corruptos-, sólo representan una pequeña parte de sus ingresos.
Desafortunadamente, para mal de la nación, su interés está centrado generalmente en conseguir el mayor presupuesto posible y ejecutarlo por medio del Plan Operativo Anual (POA), aunque esto no signifique la transformación de la realidad ni la solución de los problemas sociales a los cuales se debería dar respuesta; por ello es que en todo el país se encuentran infraestructuras y equipos completamente improductivos, construidos o a medio construir y adquiridos por el gobierno bolivariano, sobre todo en el sector de la agricultura: casas de cultivo protegido, mataderos, plantas de procesamiento agroindustrial.
Su objetivo es capturar por medio legales y también por medios fraudulentos (corrupción administrativa), en el menor tiempo posible, a través de la ejecución de los presupuestos asignados por la nación y los contratos que de ellos se derivan, la mayor parte posible de la renta petrolera para su beneficio personal y de grupo.
Como los cargos con acceso al control de presupuestos son de libre nombramiento y remoción, y el burócrata no sabe cuánto tiempo estará allí, trata de saquear el erario público con la mayor velocidad posible.  La impunidad, hasta ahora muy generalizada en Venezuela, lo estimula a robar sin temor a ser castigado. Esta se facilita con prácticas nepotistas,  o sea, con el nombramiento de familiares en cargos de importancia administrativa. Si lo botan de una empresa o ministerio, probablemente se irá para otra u otro, a hacer lo mismo, porque no existe una base de datos poderosa donde se verifiquen los comportamientos laborales previos, ni una Comisión Nacional de Desarrollo y Control de Cuadros del Estado. En los últimos meses varios funcionarios de alto rango, algunos vinculados al partido de gobierno han sido encarcelados.
Este tipo de burócratas saqueadores del Estado, ejercen el control sobre la producción de las empresas e instituciones en que actúan; definen sin participación de los trabajadores, sus precios de venta y a quien venderle la producción. De esta manera, pueden obtener ingresos extraordinarios al desviar parte de los productos a intermediarios especuladores y recibir por ello una parte del sobreprecio.
Por lo común y para desgracia de los trabajadores, estos burócratas, de los cuales dependen temporalmente –mientras el control obrero no se haga realidad-, no destinan parte de  los ingresos obtenidos para mantenimiento preventivo, reparaciones  o reposición de equipos, con lo cual aumentan los riesgos de accidentes laborales. Tampoco hacen inversiones para ampliar la capacidad productiva de las empresas, y si lo hacen, compran los equipos y maquinarias con sobre-precios, para  asegurar una buena comisión por parte de las empresas fabricantes o proveedoras; porque con frecuencia las compras se hacen a empresas comercializadoras y no fabricantes, con lo cual los costos son aún mayores.  Y la tendencia predominante es a importar productos, maquinarias y equipos, a pesar de que en algunos casos sean o puedan ser producidos en Venezuela, actuando en contra del desarrollo productivo del país,  porque con ello, la burocracia de niveles directivos  puede acceder a divisas compradas a tasas de cambio preferenciales, de las cuales una parte puede ser luego vendida al precio del dólar en el mercado paralelo, lo cual crea enormes oportunidades de enriquecimiento personal.
Los trabajadores sufren de angustia permanente porque las líneas de producción se van desgastando por el uso y en cualquier momento pueden quedar paralizadas. Los trabajadores temen perder su fuente de trabajo y quedar desempleados.  Además, las empresas disminuyen paulatinamente su capacidad productiva y el pueblo deja de recibir cierta cantidad de  productos a precios justos y regulados por el Estado. Si las empresas del Estado se paralizan, la escasez, el desabastecimiento y la especulación afectarán principalmente a la población más pobre del país y el Gobierno Bolivariano será responsabilizado por ello. Se puede apreciar claramente el efecto contrarrevolucionario de su nefasta gestión.
Para tratar de perpetuar su poder alienante y explotador, las elites burocráticas, personificaciones de lo que el sociólogo Max Weber llamó la alienación psicopática del burocratismo del Estado, reprimen y aniquilan de manera sistemática todo esfuerzo por desarrollar el auténtico Poder Popular, en especial los Consejos Comunales verdaderamente autónomos, la Gestión Socialista con Control Obrero, los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, y la Contraloría Social.
Afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela
Avanzar en la construcción del socialismo implica, de manera simultánea: fortalecer y afianzar la soberanía nacional, desarrollar la producción y elevar la productividad en todos los sectores de la economía, desarrollar valores humanistas y consciencia socialista en la población y en los trabajadores, fortalecer y generalizar el Poder Popular, los Consejos Comunales y las Comunas, como formas de autogobierno del pueblo en sus territorios; el control obrero y la gestión socialista del Estado, la economía y las empresas.
Sólo será posible afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela:
1.         Transformando de manera progresiva la economía rentista petrolera en una economía soberana, productiva, eficiente y diversificada.
2.         Si a la vez que luchan por el Poder Popular y la gestión socialista con control obrero, los trabajadores y las comunidades realizan procesos planificados permanentes de formación y desarrollo de la conciencia socialista (colectiva e individual), que les permita modificar sus psiquis, mentalidad y comportamiento, incorporando en su ser social valores de igualdad, equidad, solidaridad y justicia social; honestidad, responsabilidad social, conocimientos y habilidades técnicas, científicas y productivas suficientes para realizar una gestión de las empresas y del Estado, que permita a la sociedad aprovechar los recursos de todo tipo, de manera  honesta, eficiente y eficaz, para aumentar la producción y la productividad, generar y desarrollar relaciones socialistas con su cultura correspondiente, para así  satisfacer sus necesidades prioritarias, tanto materiales como culturales y morales.
3.         Si, organizados en Consejos de Trabajadoras y Trabajadores, en Consejos Comunales y articulados entre ellos y con otras formas organizativas del Poder Popular, logran,  con su acción revolucionaria, desplazar a esa parte de la burocracia psicopática, ineficiente y corrupta, de los cargos de poder, para ejercerlo de manera directa y conjunta, con voceros auténticamente revolucionarios del gobierno, quienes también deben formarse para serlo.
*Economista Investigador,Caracas, julio 20 de 2014

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