lunes, 4 de agosto de 2014

EL VOTO. "Lo importante no es cambiar de amo, sino dejar de ser perros"

Manuel de Jesús Clouthier del Rincón
(Agrónomo mexicano, 13 de junio de 1934 – 1 de octubre de 1989)

Mientras esperaba en el semáforo de una esquina, sentí una voz que me dijo: “Andá preparándote para votar al cuquito”. Era un vecino, no un amigo, pero sí alguien con el que nos conocemos hace mucho tiempo. “¿Por qué?”, le pregunté casi con desesperación. Me respondió: “¿Vos querés que esta gente se vaya? La única que te queda es votar al que les puede ganar…”, me contestó aludiendo con la expresión “esta gente” al actual gobierno frenteamplista.
Agregó: “En octubre votá lo que quieras, no pasa nada, elegí el parlamento que quieras, pero en noviembre vas a tener que votar al cuquito si querés sacar a estos sinvergüenzas del poder…”,apurando su discurso por el cambio de luces. Lo quedé mirando con un gesto mezcla de sorpresa e incredulidad. ¿Cómo puede alguien imaginar que yo pueda votar a Lacalle Pou? Solo quien no me conoce, podría creer algo así.
Mientras caminaba me estremecí al imaginarme a mí mismo metiendo en el sobre de votación una lista con la foto de Lacalle, y hasta me pareció ver que me miraba desde el papel con gesto de decirme “muy bien, estás haciendo lo correcto”. Cuando Lacalle Pou, en mi atribulada imaginación, me miraba complacido desde su foto en la lista de votación, me volvió a la realidad la voz de otro vecino pronunciando mi nombre acompañado de un cordial “buenos días”…. ¡Qué alivio! ¡Había sido solo mi mente que me llevó un instante a algo parecido a una pesadilla nocturna, de esas de las que uno se despierta transpirando!
Después, más tranquilo, no pude evitar reflexionar en la idea de que alguien pueda creer que yo vote a Lacalle Pou. ¿Por qué habría de hacer algo tan incoherente?
Con el cerebro más oxigenado, escribo hoy estas líneas pensando en otros uruguayos que como yo, tendrán que escuchar este tipo de sugerencias por parte de personas tal vez bien intencionadas, que ven el voto como algo que se decide por descarte, pensando en elegir el mal menor o aplicando aquella famosa frase de “el fin justifica los medios”
MI IDEA DE CÓMO SE DECIDE A QUIEN VOTAR
Es simple. Necesito un programa de gobierno creíble, serio, profundamente revolucionario, orientado a la justicia social y el mejor aprovechamiento de los recursos naturales de mi país. Si el programa me  convence, el siguiente paso es sentirme representado por la persona que votaré para ejecutarlo.
Por eso, yo no podría elegir Presidente de mi país a una persona que no sabe lo que es el trabajo y no conoce las necesidades del pueblo. ¿Cómo podría sentirme representado por alguien que, desde que nació, ha tenido todo, si yo soy hijo de trabajadores y como mis padres, un modesto trabajador? No lo digo con desprecio, mucho menos con envidia. Es solo que creo sinceramente que Lacalle Pou representa otro tipo de personas, una clase social a la que no pertenezco. Nunca podría representarme.
Pero además:
¿Qué programa de gobierno tiene Lacalle Pou?
¿Es tan diferente del de Tabaré Vázquez? 
Los dos están de acuerdo esencialmente con las políticas económicas que se han venido aplicando, llevando al Uruguay a un endeudamiento que más que externo e interno, parece eterno.
Extranjerización y búsqueda de la inversión de grandes capitales transnacionales como si fueran la gran esperanza de desarrollo, sometimiento al FMI, el BM y demás armas con las que los países centrales rapiñan a los periféricos. Son tantos los parecidos entre las dos propuestas, que no puedo verlas como antagónicas. Lacalle propone hacer lo mismo que Vázquez, solo que con su propio estilo y rodeado de gente como él, con origen y trayectoria de vida muy diferente a la mía.
El país que yo quiero no podría tener de Presidente ni a uno ni a otro
Lo dicho sirve de antemano para responderle a algún frenteamplista que me pueda llegar a decir uno de éstos días: “Preparate para votar a Tabaré... si no querés que vuelvan los que estaban antes, no te queda otra que votar al Frente…”
Tengo claro a quién votar en octubre: mi candidato es un trabajador como yo, que sabe lo que es ganarse la vida con esfuerzo y que tiene un programa popular y Artiguista, con medidas claras y concretas pensadas desde abajo para hacer realidad aquella frase tan hermosa: “que los más infelices sean los más privilegiados.” Cuanto más leo ese programa, más me convenzo. Cuanto más lo escucho a él, más me siento representado.
En noviembre, no podría tomar parte de una competencia electoral entre dos opciones apenas diferenciadas por el estilo personal de los candidatos. Si se trata de decidir solo cuál de los dos tendrá en su mano la misma correa por cinco años más, no participo, porque como dijo Manuel Clouthierlo que quiero es dejar de ser perro
Aníbal Terán Castromán
postaporteñ@ 

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