De acuerdo con informaciones hechas públicas recientemente, el empresario argentino Eduardo Costantini piensa hacer una gran inversión inmobiliaria en la zona de la laguna Garzón, incluyendo la construcción de un puente que atravesaría la laguna. La idea del puente se viene manejando desde hace muchos años e incluso se lo empezó a construir aunque la construcción fue suspendida a fines de los años 70. Con ello se evitó la destrucción ambiental que acompañó a muchos de los emprendimientos inmobiliarios del pasado sobre nuestros ecosistemas costeros. Sin embargo, hoy la amenaza resurge con mucha fuerza con este nuevo proyecto que al parecer cuenta con el visto bueno de algunas autoridades nacionales y departamentales.
En ese contexto, el Grupo Guayubira considera necesario informar a la población acerca del peligro que esta inversión implicaría sobre uno de los ecosistemas menos conocidos por los uruguayos (y en mayor peligro de extinción), el principal de cuyos relictos en mejor estado de conservación se encuentra en El Caracol (Rocha), que es precisamente la zona donde se centraría esta inversión: el monte y matorral espinoso vinculado a los arenales costeros.
Este tipo de ecosistema ha sido denominado por los técnicos como monte y matorral espinoso “psamófilo” (“psamos” significa arena). Se trata de formaciones relativamente bajas --conformados por árboles, arbustos, tunas, hierbas, enredaderas y epífitas-- vinculadas a las dunas arenosas del litoral sur del país. En la costa de los departamentos de Rocha, Maldonado y Canelones hoy solo quedan algunos relictos
Este tipo de monte está en grave peligro de desaparición por varias razones, la principal de las cuales es el desarrollo turístico. En la mayoría de los actuales balnearios, la división en solares fue a menudo precedida por la plantación de pinos y acacias para contener el movimiento de las dunas. Esas y muchas otras especies introducidas ahora se reproducen espontáneamente y han invadido prácticamente toda la costa, ocupando así el espacio que le corresponde a este tipo de monte y matorral. Al mismo tiempo, la creación de balnearios implicó la construcción de carreteras, ramblas, calles y viviendas, que acabaron definitivamente con los montes y matorrales que allí quedaban.
Los remanentes que se han salvado siguen corriendo grave peligro, ya que se encuentran ubicados en zonas de alto valor económico debido a su potencial para el desarrollo urbanístico-turístico, como en el caso del matorral espinoso psamófilo en El Caracol
Este matorral se encuentra en Rocha, a poca distancia de la laguna Garzón y al costado de la ruta 10. Se trata de una zona de extraordinaria belleza. Yendo hacia Rocha, a la derecha el mar luce en todo su esplendor, resaltando su color contra el blanco de la arena. A la izquierda se observa un paisaje increíble, que no se parece en nada al Uruguay costero que creemos conocer. Allí no hay ni pinos ni acacias, sino un ecosistema nativo en el que sobresalen altas tunas “candelabro” sobre un tapiz verde ceniciento en el que predomina la espina de la cruz.
Si el viajero se baja del vehículo y se acerca, encontrará otra serie de especies (molle rastrero, espina amarilla, cactus, envira, coronilla, etc.), entre las que quizá la más sorprendente sea la “efedra”. Se trata de la única gimnosperma (emparentada con las coníferas) de la flora uruguaya y tiene la característica de que sus flores son carnosas y rojizas, lo que las asemeja más a frutos que a flores, siendo además comestibles.
El matorral de El Caracol ha sido objeto de estudios detallados, tales como el publicado en 1999 por Alonso y Bassagoda (1) y el más reciente (2007) de Bartesaghi (2), que sientan las bases para adoptar medidas para su conservación. Esta última dice que “allí se desarrolla la comunidad más representativa de Matorral Costero o espinoso psamófilo de la costa uruguaya” y agrega que en la zona también existe “un extenso Bosque Costero”, que también es detallado en su investigación. Otro trabajo del mismo año (de Álava y Rodríguez) informa que “El sector SE de la Laguna Garzón constituye el relicto más grande y menos fragmentado del bosque y matorral costero de Uruguay, presentando endemismos regionales en anfibios y moluscos, especies globalmente amenazadas de aves, así como especies vegetales de distribución restringida”.
En ese contexto de preocupación por este ecosistema único y en peligro, el Grupo Guayubira decidió organizar una reunión sobre el tema más amplio de las formaciones boscosas del litoral costero, que se definió como “Jornada de intercambio sobre monte y matorral psamófilo”. Este evento reunió a especialistas en este tipo de formaciones, a representantes de las intendencias y a delegados de los principales organismos del Estado con ingerencia en el tema. Con ello se buscó facilitar un espacio donde conectar a los distintos investigadores que se han ocupado de este tema, con representantes de los gobiernos departamentales y organismos del estado, para que el conocimiento generado pueda ser tomado en la elaboración de políticas departamentales y nacionales para defender estos ecosistemas amenazados.
Al mismo tiempo, se planteó la necesidad de generar conciencia a todos los niveles sobre el valor de estos ecosistemas y la necesidad de su adecuada protección. Por esta razón, el Grupo Guayubira considera importante informar a quienes quieran saber más sobre el tema, que en su página web existe una sección entera sobre el monte y matorral espinoso psamófilo (incluyendo artículos, investigaciones y fotos), disponible en: www.guayubira.org.uy/psamofilo/index.html
Por más información:
Grupo Guayubira
info@guayubira.org.uy
(02) 413 2989 / 410 0985
De acuerdo con informaciones hechas públicas recientemente, el empresario argentino Eduardo Costantini piensa hacer una gran inversión inmobiliaria en la zona de la laguna Garzón, incluyendo la construcción de un puente que atravesaría la laguna. La idea del puente se viene manejando desde hace muchos años e incluso se lo empezó a construir aunque la construcción fue suspendida a fines de los años 70. Con ello se evitó la destrucción ambiental que acompañó a muchos de los emprendimientos inmobiliarios del pasado sobre nuestros ecosistemas costeros. Sin embargo, hoy la amenaza resurge con mucha fuerza con este nuevo proyecto que al parecer cuenta con el visto bueno de algunas autoridades nacionales y departamentales.
En ese contexto, el Grupo Guayubira considera necesario informar a la población acerca del peligro que esta inversión implicaría sobre uno de los ecosistemas menos conocidos por los uruguayos (y en mayor peligro de extinción), el principal de cuyos relictos en mejor estado de conservación se encuentra en El Caracol (Rocha), que es precisamente la zona donde se centraría esta inversión: el monte y matorral espinoso vinculado a los arenales costeros.
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