viernes, 4 de noviembre de 2011

Democracia en quiebra - Francisco Balaguer

Primero fue Portugal. El presidente del Eurogrupo lo dejó bien claro: gobierne quien gobierne Portugal, las políticas que aplique tendrán que ser las mismas. Llegará un momento en que, con esos planteamientos, algunos dirigentes europeos terminarán por ver los procesos electorales como un gasto inútil e innecesario.
Después fue España, nada menos que una reforma constitucional motivada por el deseo de calmar a los mercados. Pero los mercados no se han calmado: de hecho ni siquiera sabían que España tuviera algo tan extravagante como una Constitución democrática (debemos recordar que muchos especuladores financieros proceden de regímenes autoritarios, lo que explica muchas cosas). Buena prueba de ello la hemos tenido menos de un mes después de entrar en vigor la reforma, cuando una agencia de calificación bajó la nota de “la República de España”.
Ahora viene Grecia (Italia no cuenta: sigue bajo el reinado de Berlusconi y, por tanto, fuera del tiempo y de la historia). La convocatoria de referéndum ha despertado los instintos más bajos de los mercados. Pero también los de los líderes “democráticos” europeos. Por ejemplo, los de Sarkozy, que ha declarado: “Aunque es legítimo dar la palabra al pueblo, el plan de rescate financiero de la eurozona para Grecia es la única vía posible para resolver el problema de la deuda griega”. La misma paradoja de siempre: podéis elegir gobiernos o votar en procesos refrendatarios, pero ya sabéis que sólo hay un camino, que además está decidido de antemano.

En sentido similar, de rechazo al referéndum, se ha manifestado nuestro Gobierno a través de su portavoz, que ha indicado que “es una mala noticia para España y para Europa”. Quizás en términos económicos lo sea. Desde una perspectiva constitucional, sin embargo, es un soplo de aire fresco para una democracia que se ahoga. Por eso, al presidente del Eurogrupo, que ha declarado que un rechazo al segundo rescate en el referéndum podría suponer la “quiebra” de Grecia, habría que responderle que el referéndum griego quizás no contribuya a evitar la quiebra económica de ese país pero, al menos, contribuirá a evitar la quiebra de la democracia.

*Catedrático de Derecho Constitucional. Artículo en página de opinión del diario Público de Madrid, 3 nov. 2011
IPS




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