Mario Benedetti |
Son los años 60s y Budiño, el abuelo, dirige uno de los diarios más importantes de la República Oriental del Uruguay. Gustavo, su nieto, se sienta a debatir en la mesa como buen izquierdista que es (con la plata de su abuelo).
--"(...) El problema no es que ustedes sean de izquierda y ellos de derecha. El problema es que unos y otros pertenecen a una generación debilucha, novelera, frívola, habituada solamente a repetir frases hechas, incapaz de pensar por su cuenta.
- ¿Y en su diario, abuelo, usted no repite frases hechas? ¿Piensa acaso por su cuenta?
- Pienso por mi cuenta cuando decido repetir frases hechas. La diferencia está en que mi diario es negocio y lo de ustedes quiere ser principios, moral, política, etcétera, etcétera. Ustedes coleccionan signos exteriores de rebelión, como otros coleccionan botellitas o cajas de fósforos. Creen que la revolución es andar sin corbata." (Pág. 75)
"Para los norteamericanos la democracia es eso: dejar que en su país vote, pase el week-end leyenda tiras cómicas, dejar que todo el mundo (menos los negros que están en penitencia) se sienta ciudadano, y por otro lado aprovechar al máximo el trabajo pichincha del chusmaje latinoamericano. Para mí, en cambio, democracia es esto: escribir todos los días un editorial de ejemplar madurez y corrección política, y telefonearle en seguida al Jefe de Policía para que les de garrote a mis obreros en huelga. Yo no tengo dudas. Ya que me tocó nacer en un país de mierda, yo le correspondo. Lo uso para mí, eso es todo. El bisabuelo hablaba de Patria, tu papito habla de Nacionalismo, vos hablás de Revolución. Yo te hablo de mí, botija. Pero te aseguro que conozco bastante más de mi tema que ustedes del suyo. ¿Que somos colonia? Claro que sí. Afortunadamente. Pero decime un poco. ¿Quién quiere aquí ser independiente? A ver esas bombitas, por favor. Te juro que no me asustan. Una cosa te digo. Es más probable que algún día un obrero al que yo despida o insulte, porque me gusta insultarlos, vaya rumiando hasta su casa, rumie allí otro poco hasta que tome su mate, compre luego un revólver, vuelva hasta la fábrica y me pegue un tiro; es más probable que eso ocurra algún día y no que algo tan descartable y tan insólito como que tus izquierdistas de café se pongan de acuerdo, armen al fin el rompecabezas de sus escrúpulos y matices, y decidan ponerme una bomba en el Impala. Para matar a un tipo hay que despertarse cornudo o tener huevos, o estar borracho. Y ustedes toman coca-cola". (Pág. 76)
Envíado por carlosjosé
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