lunes, 23 de julio de 2012

NIKO SCHVARZ, OTRO VIEJITO CALANDRACA, PERO DEL REFORMISMO

SURda  - Nuestra opinión  21/7/12
Andar en comparsa “internacionalista” aferrado al “etapismo” que es la marca de nacimiento de todos los reformismos que ha habido en América Latina es la seña de identidad de Niko Schvarz.

Ayer fue de los fervientes defensores “del tránsito pacífico del capitalismo hacia el socialismo”, en la época que a “su jefe” el Sr. Rodney Arismendi, el actual jefe de Gobierno Raúl Castro, se le puso en la Tricontinental a las espaldas y le aplaudió la declaración en las orejas, mientras su jefe, ostensiblemente se cruzaba de brazos, en muda declaración de rebeldía
(Hay fotografías y película que lo prueban así que no va a decir que eran mentiras, calumnias o maniobras de algún agente del imperialismo).
Después ha seguido siendo el defensor de todos los valores caros a aquel reformismo y subido también siempre que le es posible a los “actos multitudinarios ” donde se entreveran “dirigentes” reformistas de viejo y nuevo pelaje, todos juntos para la foto y con cartel justificativo que diga “progresistas”.Así han sido siempre estos “maniobreros” como acertadamente la clase trabajadora uruguaya y militante los ha catalogado desde siempre

Eso es hacer “frentes unitarios”, respetando las necesarias “etapas” de la “acumulación de fuerzas” hasta que llegan los golpes de los cuales no sacan mas enseñanzas que rescatar a los “militantes mártires” que por haberles seguido los cantos engañadores de todos estos sicofantes, el enemigo asesina cruelmente.
Así viven, vegetan y finalmente mueren dejando paso a otros nuevos flautistas de Hamelín, que siguen repitiendo la tonadita.
El Che -todos ellos lo mencionan muy poco y no es por casualidad - definía bien lapidariamente esa actitud política.
Niko Schvarz, está presente siempre representando la línea tradicional de aquel reformismo.
Es el justificador de los bamboleos de su partido y de los dirigentes sindicales ante los Comunicados 4 y 7 de la Inteligencia Militar Uruguaya.
Es el polemizador “liviano” con su antiguo discípulo, el “renegado” Esteban Valenti, hechura ideológica de todos ellos, pero continuador lógico y consecuente de la vertiente de derecha que durante cierto tiempo acaudillo Jaime Pérez.

Y es “viajante” calificado a todo evento donde puedan hacer lucir su “escarapela” de internacionalistas a la violeta, reformistas de siempre y conciliadores de toda la vida.
Ahora, en manifestación de su “amplitud de miras”, se apareció en el foro de Venezuela para ser el celebrador “unitario” de todo lo actuado oficialmente, ocultador de las contradicciones evidentes que han sido denunciadas por Atilio Borón, y conciliador ocasional de siempre, tratando de disimular los problemas con falsas lisonjas (para un lado y para otro) como corresponde a todo tiente-tieso.

En el esfuerzo de acomodarse siempre a los nuevos tiempos sin renegar de todo lo pasado, Niko Schwarz es un maestro.
Aunque sus esfuerzos de conciliador sempiterno, lo muestren un poco acartonado, un poco “ya visto”, un poco-mucho repetitivo.
Niko Schvarz por ejemplo, ahora, se acuerda de otro comunista, el peruano Mariátegui. Como está de moda elogiar y revaluar a Mariátegui, Niko Schvarz se sube al camión.
¿Pero que hizo su partido, su jefe Rodney Arismendi, en la época que Mariátegui era un comunista incómodo?
¿Qué hicieron en la conferencia que debía celebrarse en Montevideo y donde Mariátegui debía exponer sus puntos de vista, sus célebres tesis y podía discutir con todos los interesados acerca de la originalidad creadora de su marxismo?
Cambiaron la conferencia, repentinamente, de Montevideo a Buenos Aires, para privarlo del derecho a ejercer la palabra, porque las tesis de Mariátegui iban en contra de las directivas estalinistas que venían del “centro” y aunque Mariátegui era un “camarada” había que hacerlo callar la boca con una maniobra burda, de las que el estalinismo acostumbró siempre.
Ahora, Niko Schwarz lo menciona, lo enaltece, y se olvida de lo que le hicieron

Ahora Niko Schvarz cambia la pisada.Es un pasado donde hasta el asesinato está presente. Ya antes, cuando el arco se tensó, cuando la correlación internacional lo determinó, esos sectores burgueses para salvar el sistema, dieron la espalda a las masas asalariadas, liquidaron los procesos democráticos y se encarrilaron en las dictaduras sanguinarias que se dieron en el Cono Sur.

Lo que en sus tiempos juveniles de burócrata reformista incipiente era normal, ahora hay que darlo vuelta y reclamar por las formalidades congresionales, los trámites burocráticos de anotarse, esperar turno y expresarse cuando le llegue.
Así se sube en la defensa de Pomar, enfrenta a Atilio Borón, le pasa una mano por la espalda a la senadora colombiana Soledad Córdoba y a la delegación hondureña con invocaciones generales a los “procesos” esos que (cuanto más lentos mejor) van fraguando las “unidades” y que sólo ellos los defensores del “etapismo” están en condiciones de evaluar, con esa celeridad de tortugas en los que nadie los iguala.
Tanto, que no han dirigido ningún proceso revolucionario en América Latina.

A todos ellos –en diferentes fases- han estado enfrentados
Fidel en su momento era “un putchista”, y así siguieron con Nicaragua y también con Venezuela. No hablemos del rol que cumplieron en Argentina, donde andaban entreverados con Braden, el embajador norteamericano y con él y otros connotados reaccionarios manifestaban del brazo.

Una característica permanente tiene sin embargo lo que va quedando del viejo reformismo una desconfianza permanente a la nueva izquierda que surgió en América Latina con la revolución cubana a la que siempre miraron de reojo, haciéndoles constantemente zancadillas que impidieran su crecimiento y su desarrollo.

Ellos eran los representantes únicos del movimiento obrero conciente y al que les disputara vanguardias y pre-eminencias lo acallaban a garrotazos o, llegado el caso, los delataban.
Niko Schvarz es el representante del último y más rancio, de aquel viejo reformismo.
Formado, mejor dicho deformado, por aquellas prácticas, es su expositor actual a falta de elementos más calificados.
Como tal tiene una memoria selectiva de elefante, se acuerda de un Atilio Boron juvenil en cierto congreso y sus predicciones con respecto a Lula, pero se olvida del pasado mucho más escandaloso de su partido, de los dirigentes del mismo, y del de los partidos hermanos, empezando por el boliviano


Una crónica tenebrosa del peor sectarismo, de las maniobras más escandalosas, de la difusión de calumnias con el objetivo de anular militantes, de la practica “unitaria” de gritar “Unidad” con una varilla de hierro envuelta en “El Popular”.
Participa como todos ellos del esfuerzo intelectual colectivo de hacer una historia del movimiento obrero, de la resistencia contra la dictadura y de todo evento masivo protagonizado por el pueblo, como mérito de su militancia, laureles de su dirección, mérito exclusivo de sus cuadros y aciertos estratégicos de la línea partidaria en exclusividad. Los demás o estaban pintados o eran de palo.
Un intento de falsificación histórica digno solo de los peores tiempos del “Pepe” Stalin, cuando éste tallaba y hacía los atropellos que se le ocurrieran
Pasa el tiempo, pierden el pelo, se vuelven viejos, lo que no pierden son las mañas.

Así viven en un mundo de fantasía falsificada, con todos los componentes negativos que el problema implica.
El dilema de los tiempos actuales, esa confluencia de crisis capitalista generalizada en medio del agotamiento de los recursos no-renovables y la demografía que es la separa las condiciones históricas de la crisis de 1914, en la que el leninismo irrumpe en Rusia, después de haber sido una corriente minoritaria al seno de la Segunda Internacional conjuntamente con la oposición de izquierda alemana, los encuentra aferrados a un estancamiento total y sin vistas de renovación intelectual
Las fuentes progresivas del leninismo inicial, están cegadas para todos aquellos que aprendieron los primeros palotes en los manuales soviéticos No pueden aportar en la necesaria renovación.

Se cristalizaron con aquella revolución, y desde la crisis de autoimplosión de la misma, están mudos y huérfanos, sin manual al que aferrarse, sin guía a quien seguir, sin novedades útiles de análisis que aportar.
Lo importante es suplir las carencias con baquianía, disimular hasta donde se pueda que en las diferencias entre corrientes, movimientos, partidos, movimientos sociales no toman partido resuelto por ninguno y quieren estar entreverados con todos, como dinosaurios sobrevivientes de un tiempo pasado que se niegan a aceptar el presente, definirse claramente y tomar partido.
Porque Sr. Niko Schvarz los “progresismos gobernantes” a los cuales Ud. se aferra porque les permiten los viajes y los contactos, los foros y las relaciones, encierran en su seno diferencias importantes y muy serias en las cuales es necesario intervenir.

Aún a riesgo de equivocarse y, fíjese Ud. -que es un exégeta del marxismo y del leninismo acartonado- lo que le señalamos.
Las revoluciones y los revolucionarios no tienen miedo a equivocarse, se ríen constantemente de sus propios fracasos, pero no lo hacen livianamente, tratan constantemente de restringir sus peores efectos y de no repetirse a menudo en los mismos.
Hay “progresismos” que a lo único que aspiran es a gobernar nacionalmente y hacerse un nicho nacional que les ahorre el combate anti-imperialista.

Hay “progresismos” para los cuales el socialismo es un anatema.
Hay comunistas (sindicales) que caminan al lado de los “progresismos” en tanto estos les den ayudas económicas que fortalezcan los aparatos y dejan al movimiento obrero a la intemperie de aceptar “liberalizaciones” con respecto a las condiciones de trabajo que son una vergüenza.
¿Qué otra cosa hacen CC.OO. en España, o la dirección mayoritaria del PIT-CNT uruguayo en sus acuerdos secretos con el BID?
Hay también comunismos sectarios, como en Grecia, Ud. que en su artículo anda elogiando a Syritsa, pero sin tomar partido por esas diferencias, que son las que han llevado al gobierno a los fascistas griegos junto a los socialdemócratas y esperemos que de la alianza no salga una combinación peligrosísima para los intereses de las clases trabajadoras griegas y por extensión al resto de la Europa mediterránea.
Hay finalmente una América Latina, donde el progresismo y sus variables –particularmente en Uruguay y recientemente en Paraguay se van agotando y abren paso a fuerzas bien reaccionarias.
Se hace necesario estar alerta y conciente, señalar los peligros, tomar posiciones y no quedarse en el “amiguismo político de viejos conocidos”.
De esos dilemas no se sale con invocaciones generales "a la marcha del proceso"  la “acumulación de fuerzas” y otras muletillas al uso. Son cuestiones candentes del conjunto del movimiento. Aquí y ahora.

Ud. como antiguo comunista debería serle bien evidente, que cuando llegó el momento Lenin no vaciló en enfrentarse a potencias intelectuales y políticas como eran el Sr. Kautsky, y todos los líderes de los partidos socialistas europeos, fueran estos social-patriotas o fueran estos renegados y lacayos del puñado de ricachones que arroja al mundo a la catástrofe civilizatoria que fue la Primera Gran Guerra.
Y entonces, ahora, que importa enfrentarse con el conjunto de burócratas establecidos en América Latina, sean estos del PT brasileño –en alianza- en el gobierno –no lo olvidemos.
Y esto significa señalar que al mismo tiempo que el “progresismo imperante” puede anotarse indudables éxitos con respecto a la pobreza en sus respectivos países, todos esos avances van ligados con las expectativas de una burguesía nacional que no ha cambiado su esencia, de burguesía supeditada a las necesidades de las metrópolis y las burguesías de los países centrales


De esos dilemas que son las limitaciones de los procesos en los que las burguesías están inmersos, ligados y, con el control de los sectores principales de la economía no escapamos.
Conviene no olvidarlo, conviene no confundir deseos viejos con burguesías “progresistas” y “tránsitos pacíficos del capitalismo al socialismo” con las realidades nuevas, de ahora.
Estar alerta ante las “buenas” o las “malas” intenciones de ciertas burocracias “progresistas”, desconfiar de ellas y señalar sus carencias y limitaciones, sus injusticias burocráticas y otras viejas lacras, es más importante que nunca. Justamente porque la emancipación de nuestros pueblos y de sus sectores laboriosos está en juego
SURda - postaporteñ@ 806 - 2012-07-22

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