Douglas Zabala
"Que malo es estar, estar en la cárcel y que soledad, que soledad se siente cuándo se siente la bonita libertad". Quizás ya ningún preso en las cárceles del país entonará esta vieja cancón del sonero Ismael Rivera, entre otras razones porque quienes allí viven, si en esos infiernos la bella vida se vive, la edad no les da para saber que mucho antes de su exitencia ya sóo por el hecho de estar preso, la vida siempre ha sido inviable. De tal forma, que bajo este régimen carcelario a cualquier privado de libertad se le puede ocurrir tomar por asalto su propia vida y desaparecer con ella.
Cuando el Eterno estreó con Iris Valeria el Misterio de Prisiones, todo el mundo pensó que se iniciaría una era de reindivicacion del sistema penitenciario venezolano, pero motín tras motín, masacre tras masacre con sus coliseos y ahora presuntamente suicidios colectivos, indican que la "Fosforito" no ha cesado de atizar la candela en su montañas de derechos humanos violados y utrajados. Más de 40.000 hombres y mujeres en cárceles con capacidad para albergar tan sol unas 16 000 almas, con sus casi 900 fallecidos, son evidencias de su incendiaria gestión.
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