viernes, 6 de julio de 2012

¿Deben ir los niños a la cárcel?

La opinión pública en España dice abrumadoramente que sí.-
Viernes 6 de Julio de 2012
El otro día un niño de 13 años se entretenía en Murcia desde el puente de una carretera tirando grandes piedras a los coches que pasaban. Hasta que le dio a uno y mató al conductor. El debate está servido. ¿Qué se hace con el lindo retoño? Pues según la ley, al ser menor de 14 años no es imputable. O sea, en principio nada. Eso sí, sus padres deberán hacerse cargo de indemnizaciones de muchos miles de euros.

A partir de ahí, las reacciones no se hacen esperar. Encabezadas por los medios de comunicación, como siempre, y seguidas por legiones de comentaristas en internet. La postura abrumadoramente mayoritaria es que la Ley del Menor es una porquería –por blanda- y al niño habría que crujirle a base de bien. Si ya tiene edad para tontear con el sexo, dice algún internauta, ya bien puede recibir el castigo que merece el crimen como si fuera un adulto.
Esto pasa en España, país donde una persona de 17 años no puede conducir un automóvil, ni votar, ni abortar sin permiso de sus padres o beber alcohol, pero se pide que uno de 13 asuma cargos penales como cualquier adulto. España es el país del morbo por la venganza, el país que a pesar de tener el código penal más duro de todos sus alrededores sigue generando entre la población deseos de leyes más duras, derechos más restringidos, multas, cárcel y más cárcel.
En Tortuga no somos partícipes de esa fe generalizada en las venganzas judiciales y en el supuesto efecto preventivo de los castigos duros. Cuando pasan desgracias como la que estamos comentando pensamos que lo que hay que meditar sobre todo es acerca de qué falla en nuestra sociedad para que sucedan cosas así. Y las respuestas son muchas, pero ninguna de ellas apunta a que las leyes sean blandas o que no haya suficientes castigos.
Castigar ni repara los daños cometidos ni rehabilita a las personas que cometen crímenes. Al contrario de lo que se cree,tampoco disuade frente a futuros delitos, como puede comprobarse -por ejemplo- tras varios años de funcionamiento de la Ley de Violencia de Género. Solo sirve para el desahogo de las turbas, habitualmente dirigidas en sus estados de emoción-opinión por los medios de comunicación. Una sociedad que realmente quiera construirse sobre bases éticas, respetuosas con los seres humanos y con el medio ambiente y funcionar con mayores grados de armonía y justicia no puede enfrentar el delito a base de castigos y más castigos ejemplares. El camino hacia una sociedad en la que la delincuencia apenas exista está en ir construyendo un modelo social, político y económico mejor. De hecho cuando suceden cosas así es un poco responsabilidad de todos y todas las que contribuimos a que esta sociedad sea el absurdo que hoy es.
Y mientras vamos andando pues al menos quitarnos esta estúpida manía de buscar siempre chivos expiatorios para todo. Mucho mejor prevenir, reparar, rehabilitar. Y desde luego un menor de 13 años es una persona bien recuperable para la sociedad con la cual aún se está a tiempo de todo. ¿A quien podría beneficiar que le destruyeran toda su vida metiéndolo entre rejas a tan temprana edad?Nota de Tortuga.
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SUCESO EN LOS BELONES
La muerte por una pedrada en la autovía no tendrá castigo penalEl adolescente, que ya ha vuelto a casa de sus padres, confiesa a la Guardia Civil que tiró un pedrusco de 15 kilos desde un puente.



JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ
La macabra gamberrada que acabó anteayer con la vida de Gilles Philippe Albanese, en la vía rápida de La Manga, no tendrá castigo penal. El autor confeso del lanzamiento de una piedra de unos quince kilos de peso desde el puente de Los Belones (Cartagena) al coche en el que este hombre, de 59 años, viajaba como copiloto tiene trece años. Y la Ley del Menor impide castigar a quienes no hayan cumplido los catorce. Así que, ante la imposibilidad de detener al chico, imputarlo y sentarlo ante un juez, la Guardia Civil tuvo que limitarse a identificarlo, tomarle declaración y presentarlo ante la Fiscalía de Menores. Posteriormente se permitió al niño, que es natural de Murcia y estaba de vacaciones con unos parientes, regresar a su domicilio familiar en Madrid.
Según el consejero de Presidencia, Manuel Campos, la tutela y protección del adolescente podría ser asumida por la Comunidad Autónoma. Los padres sí tendrán que responder por la responsabilidad civil. Deberán pagar la indemnización que fije la autoridad judicial para la familia del fallecido.
Entre tanto, los agentes de la Policía Judicial avanzaron ayer en la investigación del accidente, del que informó en exclusiva ’La Verdad’. Y familiares y amigos de la víctima, un limpiador de cristales originario de Francia, casado con la propietaria de un herbolario de La Unión y afincado en este pueblo desde hace más de dos décadas, lloraron su muerte.
Lo hicieron en el Tanatorio Dos Mares de El Algar, apenas a un par de kilómetros de distancia del lugar del accidente, hasta que el cadáver fue incinerado por la tarde.
«Esto ha sido un crimen. Una gamberrada, pero un crimen», se lamentaba María Ángeles Moreno, amiga de la familia, quien relató a ’La Verdad’ que Gilles regresaba a La Unión desde una vivienda familiar situada en La Manga. Él iba en el asiento del copiloto, mientras que su hija conducía el automóvil, un Renault Clio azul, y su suegra viajaba en el asiento de atrás.
Pasaban unos cinco minutos de las once de la noche cuando, de repente, desde lo alto del viaducto conocido como el de Las Barracas, junto a la urbanización del Carmen, cayó un pedrusco de grandes dimensiones que atravesó el cristal delantero y golpeó al hombre en el pecho. Fue un golpe fatal.
Aterrorizada, la conductora, de unos veinte años, logró detener el turismo poco más allá, en el arcén. Alertado por el seco estruendo del impacto, Raúl Álvarez, vecino del residencial, vio salir corriendo de la zona del puente a tres niños.
Y pensó en que tal vez eran tres de los cuatro chavales, «de diez a quince años de edad», a los que había tenido que desalojar de la piscina de la urbanización por colarse sin permiso y comportarse mal. Enseguida se percató de que en la carretera había un coche parado. Saltó la valla de protección y se topó con la dramática escena. «La piedra le cayó como una bomba en el pecho. Las mujeres gritaban y él decía que no podía respirar. Pudimos sacarlo entre otro hombre, el sanitario de la ambulancia y yo, pero estaba en parada (cardiorrespiratoria). Intentaron reanimarlo, pero fue imposible. Fue muy duro», contó conmocionado Raúl. Según fuentes policiales, la lucha de víctima y sanitarios contra la muerte duró unos 50 minutos.
Expulsados de unas obras
En Los Belones, un vecino que pidió el anonimato aseguró que días atrás llamó la atención a un grupo de niños que jugaban en unas obras. Había riesgo de que sufrieran un accidente y también les vio lanzando piedras. Y esto último les vieron hacer un hombre que salió a correr por la zona y el conductor de un vehículo. Solo que esta vez no tiraban piedras a la calle, sino a la carretera.
A las 22.38 horas, el Centro de Coordinación de Emergencias recibió un aviso del citado conductor sobre la peligrosa situación. Veintinueve minutos después, a las 23.07 horas, llegó la segunda llamada. Ya era tarde para evitar daños mayores.
Mientras el juez ordenaba el levantamiento del cadáver, la Benemérita se desplegó por el pueblo. Ya de madrugada localizó en su casa al menor que presuntamente arrojó la piedra. Según el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, confesó los hechos y dijo que iba con otros dos niños de 11 y 13 años.
Vecinos de Los Belones afirmaron que estos últimos «zagalones» están arrepentidos, si bien niegan que ayudaran a lanzar la piedra. Además, pidieron perdón a través de una amiga de la familia con la que charló este diario. Perdón por el negro desenlace de su aventura. Una aventura que empezó a la luz de la tarde corriendo hacia la diversión de una piscina y acabó en la oscuridad de la noche, huyendo del infortunio por el puente de una autovía.
La Verdad
http://www.nodo50.org/tortuga/Deben-ir-los-ninos-a-la-carcel

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