A mediados de este mes, un grupo hacktivista denominado La 9 de Anonymous hackeó la página web de Carbounion. Se filtraron decenas de actas de reuniones, informes económicos y todo tipo de documentos que podrían comprometer la imagen del patriarca del carbón y quién sabe si su patrimonio
Pero, ¿qué tienen que ver hackers y mineros? Puede que esta acción sea sólo eso: una acción casual. O puede que no.
Frente al chasquido que la violencia hace en cualquiera con sensibilidad, la resistencia activa y la acción directa de los mineros cristalizan la lucha en una suerte de vanguardia.
Se enfrentan con total convencimiento y con el único límite de la ética al aparato del sistema. A los mineros no les importa lo que publique el manifestómetro, ellos están luchando, están resistiendo cada día, porque saben que su lucha es frontal y si continúan luchando vencerán.
Por otro lado tenemos a los hackers, quienes, pese a constantes campañas de criminalización, tienen una ética de piedra. Un verdadero hacker somete todo, incluida su estrategia y su propia seguridad, a la ética hacker.
Constituida en una especie de ilustración digital, esta ética se basa en principios como la igualdad, la solidaridad y la libertad. Puede que muchos hackers sean ecologistas, pero apoyarán a aquellos que necesitan bajar al pozo para dar de comer a sus hijos porque algún malnacido ha fundido el dinero de la reconversión en champán.
En contra de la imagen de trepa peligroso y enemigo social que los medios de masas difunden de ellos, hackers como Julian Assange y Bradley Manning son héroes reconocidos, mártires de la lucha armada digital que han ayudado a derrocar dictaduras poniendo sus propias vidas en peligro.
Los hackers son, sin duda, otra vanguardia y como tal se han reconocido en los mineros.
Unos pican código, los otros, carbón. Unos son auténticos ninjas del corte de carreteras, los otros del código fuente. A todos ellos se les trata como terroristas, pero seguirán, cada cual en su barricada, abrazando la misma lucha.
Tiemble el poder si mineros y hackers liberan juntos su código
Si los hackers y los movimientos que habitan liberan el código de la lucha minera, y los hombres y mujeres del carbón se dotan de las nuevas herramientas de difusión, comunicación, coordinación y acción distribuida, la lucha obrera puede cambiar para siempre
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