Egipto, un país convertido en jaula

La delegacón egipcia -integrada por funcionarios de los ministerios de Interior, Exterior, Solidaridad Social y Justicia, entre otros- trazó, según Amnistía Internacional, una "imagen irreconocible" del clima que se respira en la tierra de los faraones "en un patético intento de encurir" el dramático deterioro de las libertades y los derechos humanos. Los estados miembro más beligerantes exigieron a los emisarios de El Cairo el fin de la tortura en los centros de detención y el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes; la investigación de los abusos; la salvaguarda del derecho a un juicio justo después del estupor que provocaron las penas capitales a escala industrial despahadas por los tribunales; la liberación de una veintena de periodistas encarcelados o derogación de la draconiana ley de protestas que ha envíado a cientos de civiles  -entre ellos Alaa y Sanaa- por participar en protestas no autorizadas.  
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