Neoautoritarismo en Paraguay

 Por Rocco Carbone* y 
Clyde Soto** 
 Cuando el poder no encuentra topes que lo contengan se desborda. Y es (asi) imposible que bajo tal circunstanci no se produzcan abusos: exabrutos destinados a reforzar la posición desde donde se posee la responsabilida -covertida, por falta de límites, en privilegio- de determinar el curso de las cosas.
El poder desbordado se convierte en abusivo y el poder abusivo desafiliao suele transormarse en violento (violencia expicativa en sínbolos o en materialidades), pes para sostenerse precisa neutralizar las resistencias. La violencia del poder absoluto vuelve dificultosa la convivencia humana bajo el signo de la cordura.      Si se mira al Paraguay tual no se puede menos que visualizar la escalada de hechos que ratifican la descomposición de la política (entendida en un sentido democrático) a expensas de un renovado autorítarismo .
Es que el viejo poder reconcentrado bajo la figura y las huestes del dictador entre 1954 y 1989 nunca fue contestado de manera suficiente como para erradicarlo definitivamente o para siquiera matizarlo de manera estable bajo límites democráticos. Preso de un proceso que nada más reconoció al sistem político para preservar el poderío de los sectores enriquecidos y beneficiados bajo el régimen, el Paraguay entre 1989 y 2008 vivió una transición sin alternacia.
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