martes, 23 de febrero de 2010

Chile: Piñera y su agenda latinoamericana

Sebastián Piñera ha hecho su debut en política internacional asistiendo a la cumbre del Grupo de Río, donde también acudio la presidenta Michelle Bachelet. Piñera ha adelantado que su agenda exterior tendrá un marcado acento latinoamericano, priorizando las relaciones con Brasil y México, tratando de mantener buena sintonía con los vecinos y reforzando los vínculos con Colombia y Ecuador.

Chile es un país que ha logrado configurar desde 1990 una activa y variada política internacional gracias, por ejemplo, a sus numerosos tratados de libre comercio con EE.UU., China y la UE. Habitualmente la vertiente latinoamericana ha quedado en un segundo plano, lo que los últimos gobiernos de la Concertación no lograron cambiar y el próximo de Sebastián Piñera quiere transformar.

La idea del futuro gobierno de Piñera es que Chile se encuentra y comparte "el mismo barrio con el resto de países de la región, por lo que si les va bien a ellos le irá bien a Chile". Por eso, aseguran sus asesores que "América latina es una prioridad para Piñera".

La agenda latinoamericana de Piñera girará en torno a tres tipos de relaciones diferentes: las difíciles que mantiene con sus vecinos (Argentina, Bolivia y Perú), las estratégicas con Brasil, Ecuador, Colombia y México y la previsible mala relación con la Venezuela de Hugo Chávez.

La prioridad de la prioridad, Brasil

Si América latina será prioritaria en la política internacional de Piñera, Brasil se convertirá en la primera prioridad dentro de la prioridad. El presidente electo de Chile ya ha confirmado que el primer viaje que realizará tras asumir será a Brasil. El nuevo presidente rompe con la tradición de Ricardo Lagos y de Michelle Bachelet que visitaron primero Argentina.

La Cancillería brasileña reveló que Lula da Silva envió un mensaje de felicitación a Piñera: "le pido que acepte mis votos de éxito al frente de los destinos de Chile. Estoy seguro de que, bajo su liderazgo, Chile seguirá comprometido con la integración y el desarrollo de América del Sur".

Además, Piñera recibió al ministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim, en su primera reunión internacional desde que fue elegido, el pasado 17 de enero. Tras el encuentro, de poco más de una hora, Amorim consideró un "honor" ser el "primer visitante extranjero" que recibe el presidente electo, algo que según dijo, es un "símbolo de la gran amistad entre Brasil y Chile" y "confirma las grandes posibilidades de profundizar" la cooperación entre ambos países.

Esa prioridad brasileña ha provocado que el futuro presidente chileno, para compensar, haga una serie de gestos hacia Argentina: planea visitar Buenos Aires en dos oportunidades durante las próximas semanas: una antes de asumir el 11 de marzo y, posteriormente, tras regresar de Brasilia.

En ese contexto se explica que ayer se vieran en Cancún Sebastian Piñera y Cristina Kirchner, primer jefe de Estado con el que se entrevista tras ser elegido. El chileno ha asegurado que desea "una relación más plena y fecunda" con Argentina.

La apuesta mexicana

Chile aspira a mantener una relación especial con los dos gigantes regionales. De ahí el interés de Piñera en entrevistarse con el presidente mexicano Felipe Calderón en el marco de la Cumbre del Grupo de Río, en el balneario caribeño de Cancún.

El canciller designado por Piñera, Alfredo Moreno, dijo que Chile tiene con México 'las mejores relaciones y por eso una de las reuniones bilaterales (del entrante gobernante chileno) va a ser con el presidente Calderón'. 'Tenemos muchísimas cosas en común con México, así que hay una agenda de temas enormes que nos unen', agregó el futuro ministro de Relaciones Exteriores de Chile.

México y Chile firmaron un Tratado de Libre Comercio bilateral que entró en vigor en 1999 y permitió un fuerte incremento del intercambio comercial entre los dos países.

...y la colombiana

El Chile de Sebastián Piñera tendrá también una especial vinculación con la Colombia de Álvaro Uribe o del uribismo. Piñera mantiene vínculos ideológicos con Uribe y admira su "estilo", como quedó demostrado en el viaje que el chileno realizó a Colombia en 2008, donde acompañó a Uribe en sus giras por el país y comprobó de primera mano su forma de gobernar. Asimismo, la Colombia uribista y el Chile de Piñera tiene en común su lejanía con respecto a lo que representa Hugo Chávez para la región.

En 2008 Piñera explicó que se había sentido cautivado con el estilo uribista: "le pregunté (a Uribe) la clave de su éxito, y me dijo: "Todos los colombianos saben, incluidos los delincuentes y los terroristas, que estoy comprometido en cuerpo y alma, y dirijo personalmente esta lucha". Eso demuestra un liderazgo absolutamente necesario para tener éxito contra esas lacras. Uribe lo tiene, y yo lo vi con mis ojos. Vi en terreno su liderazgo ejecutivo, concreto, cercano. Esa es la forma de gobernar en los tiempos modernos".

Además, destacó que le había gustado "su estilo de gobierno. Muy cercano, muy ejecutivo. No se queda en discursos, conoce la realidad de su país. Maneja las cifras fundamentales al enfrentar los problemas, y les preguntaba a los líderes comunales caso a caso. Ese estilo, dada mi personalidad y trayectoria, me acomoda".

A parte de lo político e ideológico, las relaciones económicas y comerciales entre Chile y Colombia han crecido mucho estos años. Como cuenta la revista Semana, "Colombia ocupa los primeros lugares como destino de la inversión directa de Chile en el mundo, desplazando a Argentina en los dos últimos años. En 2008, Colombia fue el tercer destino de la inversión directa chilena y, en 2009, el cuarto después de Perú, Brasil y Uruguay.

El comercio bilateral se ha duplicado anualmente en los últimos tres años, al llegar a los 2.800 millones de dólares en 2008". En el pasado enero Chile fue el segundo destino de las exportaciones colombianas, después de Estados Unidos. Por primera vez, "el mercado chileno desplazó al venezolano, el socio comercial tradicional de Colombia".

Chile y Colombia firmaron en 2009 un TLC, un tratado de última generación, que incluye mucho temas de comercio, servicios o compras estatales, así como acuerdos de doble tributación.

La rivalidad con Perú

La relación con Perú va a estar marcada por la demanda presentada por el ejecutivo de Alan García en el Tribunal de La Haya sobre los límites marítimos. El objetivo de Piñera es que la relación política y económico-comercial siga fluyendo al margen de lo que vaya ocurriendo en el tribunal.

Sebastian Piñera ha venido destacando que la demanda de La Haya no debe ser "un freno ni un obstáculo para el progreso de la agenda de futuro...Con el Perú hemos tenido siempre dos agendas: una la del pasado que muchas veces nos ha dividido y otra es la agenda del futuro que nos tiene que unir. El tema de La Haya, que tiene que ver con los límites, es un tema que está radicado en un tribunal internacional reconocido por ambos países".

El presidente Alan García está en la misma onda y saludó la elección de Sebastián Piñera como presidente de Chile. Señaló que se abría un capítulo distinto para recomenzar un trabajo de acercamiento entre ambos países. Asimismo, pidió dejar a un lado las armas y las revanchas: "estoy seguro de que el pueblo de Chile y el presidente electo me entienden cuando digo que esta es una hermosa carrera por el desarrollo".

La tensión recurrente con Perú explica que Ecuador sea un aliado de Chile más allá de las diferencias ideológicas que existan en estos momentos entre el izquierdista Rafael Correa y el liberal Piñera. Ambos comparten la común rivalidad con Perú (en 1995 Ecuador y Perú protagonizaron la última guerra entre países de la región).

Correa comentó que con Piñera, tiene "muy buenas relaciones" y recordó que en meses pasados lo recibió en el palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo: "creo que las relaciones con Chile seguirán de extraordinaria manera como siempre ha pasado entre los dos países".

La incógnita boliviana

Bolivia es el único país latinoamericano con el que Chile no mantiene relaciones diplomáticas debido al viejo conflicto por la salida al mar de la nación del altiplano.

Tras ser elegido Sebastián Piñera, el presidente Evo Morales envió un mensaje público mostrando su preocupación ante la postura con que Piñera enfrente la aspiración de ese país por una salida al mar. Durante el debate con Eduardo Frei, el Presidente electo dijo que defendería "el mar, el territorio, los límites y la soberanía chilena, porque nos pertenece, porque está amparado en tratados que fueron válidamente suscritos".

Con esto, tomó fuerte distancia de la postura de la administración de Michelle Bachelet, que acordó con La Paz una agenda "sin exclusiones" de 13 puntos, en la que el marítimo es el tema sexto. Bachelet y Morales han entablado desde 2006 y 2009, un diálogo que no se ha interrumpido. De todas formas, Evo Morales asistirá a la ceremonia de investidura del presidente electo de Chile el 11 de marzo.

La rivalidad con Chávez

Pese a que Piñera no parece dispuesto a entablar peleas con Hugo Chávez ya se han producido los primeros enfrentamientos. Claramente, Piñera supone un avance del bloque antichavista que conforman Alan García, Álvaro Uribe y en menor medida Felipe Calderón.

Sólo tres días después de ser elegido, Piñera ya entró en colisión con Chávez, cuando el chileno dijo que mantenía con el venezolano diferencias "profundas que tienen que ver en cómo se concibe y practica la democracia, la forma como concibe el modelo de desarrollo económico y muchas más".

Chávez dejó en claro su posición: "lo menos que tenemos que pedir es respeto para lo que el pueblo venezolano soberanamente, igual que el pueblo de Chile, se ha dado. No nos metemos con los chilenos, que no se meta con nosotros el nuevo Gobierno de Chile....Yo espero que el señor Piñera no pretenda convertir a Chile en otra plataforma de ataque contra Venezuela. (...) Le hago un llamado: póngase a gobernar y haga lo que tenga que hacer".

Chávez fue más allá y cuestionó el perfil de Piñera, al opinar que "no es recomendable que una persona tan rica sea Presidente de un país. Pero el pueblo de Chile sabe lo que ha hecho". Y agregó: "Es imposible que un empresario muy rico esté de acuerdo con una revolución socialista". Además, afirmó que el triunfo se enmarcaba dentro de "una ofensiva" de la derecha para "restaurar el proyecto neoliberal en el continente", impulsada por EE.UU.

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