sábado, 27 de febrero de 2010

LA ESTRATEGIA DEL TERROR. MÁS ALLÁ DE LA NOTICIA. POR LUIS GUTIÉRREZ ESPARZA

El lunes pasado se dio a conocer que cinco generales retirados del Ejército turco fueron detenidos en el marco de la investigación de un supuesto golpe de Estado, entre ellos el excomandante de la Fuerza Aérea, Ibrahim Firtina; el de la Armada, Özden Örnek; y el del Primer Ejército de Tierra, Ergin Saygun.

Sus nombres fueron mencionados oficialmente en los sumarios de una acusación formal, cuidadosamente preparada, acerca de la existencia de planes golpistas, fraguados dentro de Ergenekon, una red semiclandestina ultranacionalista, de corte fundamentalista, que pretende sembrar el caos en Turquía con atentados y asesinatos políticos, para justificar una intervención militar contra el gobierno islamista moderado de Recep Tayyip Erdogan.

El caso de Turquía es emblemático. Aun cuando se trata de un país de arraigada cultura islámica, el Estado ha sido totalmente laico desde la refundación nacional encabezada por Mustafá Kemal Atatürk, “el Padre de los Turcos”, en 1923, tras la disolución, en 1922 del antiguo Imperio otomano.

Cuando la izquierda perdió atractivo en Turquía, por ejemplo, con el derrumbe de la Unión Soviética y la llamada comunidad socialista, me comentó en Estambul la doctora Binnaz Toprak –principal especialista en el tema de los partidos religiosos de corte populista dentro del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad del Bósforo –, el Partido de la Virtud, islámico, ocupó su lugar.

Llegó con un discurso populista y falso, que no correspondía a la realidad: reducción de impuestos, aumento salarial, apoyo crediticio –con microcréditos—para que todos pudieran ser pequeños empresarios. “Totalmente ficticio y en alguna medida cómico. Todo, dirigido a convencer a la gente pobre, sin esperanza…”

Rusen Shakir, editor, especialista en el tema del terrorismo, investigador cuyo prestigio rebasa ampliamente las fronteras de Turquía, ofrece la visión de la otra parte de la pinza, la violenta: “El terrorismo transnacional existe y amenaza la estabilidad internacional”. Se refiere a sus propios trabajos de investigación, pero amplía el panorama hacia los hallazgos de los principales organismos de inteligencia al servicio de las grandes potencias: Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Japón.
Habla de los voluntarios árabes que Osama bin Laden entrenó en Afganistán y en el Cáucaso (y probablemente, hoy en día en Sudán, en Yemen y en la zona fronteriza entre Pakistán y Afganistán), a ciencia y paciencia de gobiernos como los de Arabia Saudita, Irán, Jordania, los Emiratos Árabes Unidos, Koweit.

“Pero Bin Laden no está solo”, recapitula. “Hay otros personajes como él, menos conocidos, quizá con menos recursos, pero importantes en conjunto. En diversos ámbitos de poder occidentales se trata de encubrir las razones reales de este problema…” Las evidencias desfilan, una tras otra.

En Yemen, dividido durante años entre el norte y el sur, uno comunista, el otro conservador islámico –por el estilo de Arabia Saudita—los fundamentalistas recibieron apoyo estadunidense para luchar contra los marxistas; y ahora, años después, fortalecidos, atacan a Estados Unidos.

“Los fundamentalistas son fuertes en Tayikistán y tienen un acuerdo no escrito con el gobierno para evitar enfrentamientos. El Movimiento Islámico de UIzbekistán (MIU, que encabezó militarmente –hasta su kuerte– Yumá Namanganí, designado por Bin Laden como su lugarteniente general para el Cáucaso y Asia Central), está especialmente activo en las zonas fronterizas uzbekas, kirguisas, tayikas y azerbaijanas. Se trata de veteranos de Afganistán, uzbekos, tayikos, incluso chinos, chechenos, kirguises y hasta turcos; y conocen muy bien las tácticas de la guerra de guerrillas”, precisa el especialista.

La amenaza se proyecta desde el Cáucaso hacia Rusia y Europa; desde Cachemira (donde también hay voluntarios árabes) hacia la India; está presente en las Filipinas e Indonesia; puede surgir en Europa Occidental –como ocurrió en Madrid y en Londres– y hasta en América Latina.

“Existe una red internacional de solidaridad islámica. Hay combatientes profesionales para quienes la lucha es su vida y el camino al martirio. Bin Laden no sólo con apoya con militantes y armamento, sino con recursos económicos, oferta de empleos, respaldo efectivo a los muyajedines prisioneros y a sus familias… Se busca la unificación por la fe mediante desesperados que no tienen hogar, pasaporte, familia, país.

“En cada país islámico y en muchos otros que no lo son, hay representantes de esta red o sus aliados, que enlistan a los jóvenes para ir a donde se les envíe… Aunque se trate de conflictos étnicos o sociales, ellos creen que es la jihad (o bien, la independencia vasca, los derechos indígenas, las reivindicaciones de los oprimidos) Resulta evidente un tipo de alienación: están cada vez más desesperados; lo único que cuenta es matar y morir”. Los destructores del orden establecido se encuentran ya entre las sociedades.

*Luis Gutiérrez-Esparza, es Presidente del Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales. Más información: http://www.claei.org.mx

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