jueves, 25 de febrero de 2010

El Fin de una Era - Rob Hopkins

“Nos hemos convertido en la generación más inútil que jamás haya pisado el planeta. Fuimos educados para vivir en un mundo que va a desaparecer muy pronto” [Rob Hopkins]

Hace unos 150 años la humanidad inició su dependencia de los combustibles fósiles. El descubrimiento de su incomparable poder energético y versatilidad disparó un crecimiento económico que era inimaginable hasta ese momento. Durante milenios, los seres humanos habíamos funcionado más o menos al mismo ritmo y con los mismos límites que nos imponía la naturaleza, pero a partir de allí nos convertimos en seres absolutamente dependientes de sistemas superproductivos, vertiginosos, que funcionan doblegando el pulso de los sistemas naturales, y que dentro de pocos años ya serán completamente inviables.

En este tiempo nos hemos vuelto adictos, y como adictos que somos, es muy difícil darnos cuenta de que tenemos un gran problema. Estamos demasiados acostumbrados -entre muchas otras cosas- a subirnos a un vehículo propulsado por combustibles fósiles y trasladarnos de aquí para allá para cumplir con nuestros trabajos, para ir de compras, llevar a los chicos a la escuela, enviar y recibir mercaderías a distancia, para irnos de vacaciones o por simple diversión. Tenemos muy internalizado que esto es algo natural, que siempre fue así y que lo seguirá siendo. Asumirlo como una adicción puede parecernos en principio algo caprichoso y absurdo. Todavía no podemos aceptar que la Era del Petróleo será una época efímera, excepcional e irrepetible en la historia de la humanidad, y que está por terminar.

En tal sentido, comparando con algunos modelos para el tratamiento de adicciones, se ha llegado a la conclusión de que también con respecto al declive energético existen cuatro fases bien definidas en cuanto al reconocimiento de nuestra situación:

*** 1. Negación: Es cuando creemos que no tenemos ningún problema. “Bueno, me gusta tomar alcohol, pero ¿qué tiene de malo? si todo el mundo lo hace”. (Puras tonterías, no se producirá ningún declive del petróleo, y en tal caso los científicos encontrarían una alternativa).

*** 2. Conciencia: Ingresamos en esta fase al darnos cuenta que algo no anda bien y las cosas no cuadran. “A mi familia no le agrada que yo tome, y en realidad la paso bastante mal, voy a tratar de cambiar”. (El panorama de la economía y el futuro ambiental es decididamente preocupante, deberíamos hacer algo).

*** 3. Preparación: Es la fase en la que ya estamos totalmente convencidos de que no queda otro camino que actuar. “No puedo seguir así, en el curso de este mes iniciaré un tratamiento”. (Es imprescindible comenzar a hacer algo ahora mismo para que nuestros hijos puedan vivir en un mundo sostenible).

*** 4. Acción: Es cuando ya lo estamos haciendo.

Una amenaza ambiental inminente es muy probable que encuentre a nuestras comunidades siempre alertas y en fase de preparación. En caso de que una represa pueda inundar el valle en el que vivimos, o una explotación minera ponga en riesgo la seguridad de las aguas, con un poco de impulso ya pasaríamos a la acción. Estas posibilidades constituyen en sí mismas amenazas cercanas, tangibles y muy concretas, y por lo tanto estamos en condiciones de coordinar rápidos movimientos para preservar nuestro hábitat.

En cambio los problemas convergentes del Cenit del Petróleo y el Cambio Climático, nos parecen todavía una cuestión más bien teórica, y no podemos sentirlos tan de cerca. Frente a ellos, la gran mayoría de nosotros nos encontramos aún en la fase de negación, o en el mejor de los casos, en la de conciencia. El principal problema no es entonces la progresiva retracción de la energía fósil ni el colapso de la economía global, sino la dificultad que tiene la sociedad para aceptar la existencia de esta gran encrucijada y comprender cabalmente lo que significa.

Un problema nunca antes visto

Leer más: Movimiento de TRANSICION Comarca Andina www.sites.google.com/site/sinpetroleo/declive

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