Gataflorismo. Término supuestamente rioplatense (por lo menos muy utilizado de este lado del charco) que se aplica a la perfección a un grupo de personas que dicen primero una cosa, después la desmienten; primero se ríen y después lloran. No es difícil adivinar. Se trata de los muchachos de Gualeguaychú que primero amenazaron con ir a la asunción de José Mujica a la presidencia del Uruguay, y ahora dicen no haber dicho lo que dijeron.
"Nunca lo tuvimos pensado. Es lo que surgió allá (en Uruguay), fruto de la especulación. Nosotros nos callamos la boca, nunca concretamos nada. En realidad nunca lo pensamos. Lo que sí tenemos es una audiencia pedida cuando Mujica considere que nos pueda recibir. Estamos a la espera de que nos confirmen", explicó el asambleísta Gustavo Rivollier.
Los asambleístas habían decidido cruzar el charco en una reunión que mantuvieron la semana pasada en el kilómetro 28 de la ruta 136. Pero ahora parece que no, que sólo se trataba de hacerle llegar “un presente”, no de “estar presentes”.
Lo único que se habían planteado es la posibilidad de hacerle llegar un presente, como algo significativo, "pero nada más que eso", porque la asunción "es un acto democrático, un cambio de Gobierno es una fiesta que hay que respetar y es bienvenida, por supuesto", dijo Rivollier.
Nunca se entiende lo que no quieren que se entiendan. De estar presentes a hacerle llegar un presente es una estupidez que solo se pueden creer ellos mismos. La famosa “viveza criolla” toma un giro idiota, tanto como era la idea de ir al festejo de los frenteamplistas.
Rivollier reconoció que no creen que sea fácil la solución al problema, pero que aunque saben que Mujica llega "muy condicionado", han estado atentos a todas las declaraciones que ha hecho al respecto y "hay cosas que están muy bien", informó la agencia AFP.
"En determinado momento ha dicho que Botnia es el problema, no el corte, lo ha aceptado como una consecuencia, no como una causa. Vemos buenos gestos de su parte, pero obviamente sabemos que el panorama no es fácil ", indicó el ambientalista.
No obstante, en su opinión "tener voluntad es bastante, es tener alguna expectativa de, al menos, poder sentarnos a conversar. No es poco, no tener voluntad significaría que estamos en cero", concluyó.
No hace falta que los asambleístas lleven ningún regalo a Mujica. Ellos, por sí mismos, ya son un presente griego.
Escrito por Redacción
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