Estados Unidos
Care2
23/02/2010
Por Natasha G
El sistema penitenciario de EE.UU. no es simplemente un método de castigo y detención de los delincuentes, sino que también es rentable, es una industria multimillonaria. Esto lleva a algunos problemas.
El número de cárceles privadas han surgido en los últimos tiempos. Mientras que en 1998 había sólo 5 de cárceles privadas, en 2008 el número aumentó a 100. Según el periodista y escritor Eduardo Galeano en su libro Boca Abajo -Upside Down-, la empresa privada de EE.UU. prisión Corrections Corporation of America es una de las cinco empresas de mayor precio en la Bolsa de Nueva York a finales del siglo XX. De hecho, en 1996, el Grupo Mundial de Investigación celebró una conferencia para discutir cómo maximizar los beneficios de esta industria floreciente.
¿Qué pasa con la privatización de las cárceles? Esto crea un incentivo financiero para mantener a la gente detrás de las rejas, independientemente de si lo merecen o no.
Si bien los índices de delincuencia han disminuido, el número de personas encarceladas ha aumentado. Según Human Rights Watch, 2,3 millones de personas fueron encarceladas en 2007. Los Estados Unidos tiene la mayor tasa de encarcelamiento en el mundo con un impresionante 762 por cada 100.000 habitantes. Compare esto con la tasa de Reino Unido que es de 152 por 100.000 habitantes, o Canadá, cuya tasa es de 102.
Así que muchos presos crean una fuerza de trabajo de gran tamaño. Según el Left Business Observer, la industria de la prisión federal es responsable de la producción de pertrechos de guerra como cascos militares, cinturones de municiones y chalecos antibalas. Además, también produce servicios de equipamiento, chalecos antibalas, suministros médicos y mucho más. Desde la perspectiva del empleador, los presos crear la fuerza de trabajo ideal - sin necesidad de darles prestaciones, indemnizaciones o salarios razonables-.
Si bien algunos sostienen que los delincuentes peligrosos se debe permitir que deambulan por las calles, mantener a la gente en la cárcel en aras de la maximización de los beneficios es inmoral e injusto. El encarcelamiento tiene un peaje en las familias y comunidades, y la experiencia de haber estado en la cárcel muestra grandes dificultades para ser contratado en nuevos puestos de trabajo, una vez puestos en libertad. Además, el hacinamiento en las prisiones lleva a preocupaciones de seguridad de los reclusos y los funcionarios por igual.
En pocas palabras, una persona debe ser encarcelada por el delito cometido, no por fines de lucro.
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