Días después de que Barack Obama anunciara en su discurso sobre el estado de la Unión las intenciones de su Gobierno de promover el fin del “Don’t ask, don’t tell”, la normativa que impide a gays y lesbianas servir en el Ejército a no ser que mantengan en secreto su orientación, aparecen las primeras matizaciones, tanto por parte tanto del senador Carl Levin, presidente del Comité de asuntos militares del Senado, como por parte de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Levin, aunque no ha “descartado” todavía la derogación por el Congreso de la ley a lo largo de los próximos meses, se conforma por el momento con la flexibilización en la aplicación de la norma, anunciada por el Pentágono precisamente ante el Comité que él preside. Una flexibilización que Levin entiende debería funcionar, en la práctica, como una “moratoria”, en tanto se alcanza una solución legislativa a la cuestión.
Pelosi, por su parte, ha expresado sus dudas de que el asunto pueda ser resuelto este 2010 por el Congreso. ”Tendremos que verlo. Nos sentaremos juntos y valoraremos las ventajas o no de proceder primero con la legislación”, insinuando la posibilidad de esperar a a que el Pentágono aplique su nueva política y se produzca un cambio interno entre las filas del Ejército antes de proceder a la modificación legislativa. Aunque Pelosi ha manifestado su posición personal a favor de cambiar la ley, también ha insistido en la dificultad añadida que supone hacerlo en año electoral (en noviembre de 2010 se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado). Una posición en línea con lo que la propia Pelosi manifestó hace pocas semanas.
Pelosi ha agradecido el posicionamiento del general retirado Colin Powell, ex-secretario de Estado con Bush, a favor de la derogación de la ley. Powell, antiguo partidario del “Don’t ask, don’t tell”, se ha manifestado esta semana favorable a su inmediata derogación. Un significativo cambio de opinión que ya en 2008 Powell había hecho público.
Un piloto militar expulsado este 2009 habla para la BBC
Estos días son numerosos los testimonios de militares gays o lesbianas que han sido expulsados del Ejército por su homosexualidad. Uno de ellos es el del piloto militar Victor Fehrenbach, a quien de nada sirvió haber mantenido oculta su homosexualidad a compañeros de trabajo y familiares. Un chivatazo a sus superiores le supuso, tras 17 años de servicio, la apertura de un proceso de expulsión “con honor” que culminó en abril de 2009, ya con Obama en la Casa Blanca. Pese a todo, Fehrenbach se muestra esperanzado con el proceso abierto tras las palabras del Presidente e incluso confía en vestir de nuevo su uniforme.
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