miércoles, 23 de marzo de 2011

Régimen arrecia la represión en Honduras

Tegucigalpa, 23 de marzo 2011- Unavez más el régimen de facto volvió atacar hoy a la población civil indefensa, los gases tóxicos y los toletes policiales volvieron a golpear a quienes no tienen otra opción que reclamar en la calle lo que les corresponde por derecho obtenido a base de luchas y de años de sacrificio.


Pero todavía hay quienes dudan que este gobierno no es una dictadura empresarial, militar, religiosa, impuesta con el golpe de Estado.

Una de las tantas evidencias es que las agresiones que sufre el pueblo, son peores que las impulsadas en la primera fase de la dictadura, cuando el General Romeo Vásquez Velásquez daba las órdenes de reprimir al pueblo que salio a las calles a protestar contra la barbarie cometida por el mismo y sus compinches.

Hoy las agresiones fueron trasladadas a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, donde la ciudad universitaria fue convertida “en una recamara de gas” según el defensor de los derechos humanos Andrés Pavón, quien aseguró que la gaseada en el campus universitario fue peor que la impulsada por Adolfo Hitler, durante la Segunda Guerra Mundial.

La autonomía fue violentada de manera flagrante por los policías y los militares que no entraban de esa manera ni en la década de los 80.

Los militares llegaron al extremo de entrar a las oficinas de registro de la UNAH, a golpear al joven Vicente Pineda, quien según su relato se encontraba trabajando en su escritorio y hasta allí llegaron dos militares a golpearlo con el rifle y tirarle una bomba lacrimógena, lo que le provoco daños graves a su salud.

Los ataques son como si se tratase criminales, con odio y con saña en contra de su mismo pueblo, el odio se puede ver en el rostro de la policía y el ejército, que atacan a un pueblo desarmado como si se tratase de una guerra en la que hay que matar al enemigo.

Los policías y soldados que hoy reprimen no solo cumplen ordenes, el odio esta plenamente coordinado con las más alta jerarquía militar y policial, prueba de ello es que el vocero policial Daniel Molina, al ser interrogado sobre la represión, no duda en calificar a maestros, alumnos y padres de familia, de “criminales que andan en la calle”, mientras justifica los ataques contra indefensos.

Pero peor aún es la actitud del ministro de Seguridad Oscar Álvarez, sobrino del general Gustavo Álvarez Martínez responsable de la desaparición forzada de personas en la década de los 80, cuando a pesar de la muerte de una persona Ilse Ivania Velásquez Rodríguez, se muestra soberbio y petulante ante los abusos de su policía.

La policía debería mostrar esa fiereza contra los delincuentes que a diario nos asaltan en nuestros barrios y colonias, contra los narcotraficantes que controlan departamentos enteros y no contra el pueblo que paga impuestos y le llena los bolsillos al Ministro de Seguridad.

El pueblo esta bajo ataque de un gobierno que no se limita a golpes o a gases lacrimógenos, el régimen opresor ha aprobado leyes que disminuyen total y absolutamente los derechos sociales adquiridos por la clase trabajadora, se aprobó una Ley de Empleo por Hora, que viola el Código Laboral, se aprobó la desindexación del salario a los maestros, se entregaron los recursos naturales a empresas privadas mientras el mismo Estado, será el garante de los recursos financieros que necesiten esas empresas para desarrollarse.

El régimen debe saber que la violencia contra los pobres y contra quienes reclaman sus derechos, jamás le generará ganancias políticas, esa respuesta violenta contra los más pobres, solo confirma el origen ilegal del gobierno, la Constituyente es el camino.

Andrés Molina
Periodista

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