Mucho se puee escribir acerca de las prisiones estadounidenses, sus pésimas condiciones de vida (que cada ía van a peor gracias al proceso de privatización que están experimentando) y su durísimo sistema penal (que contempla, entre otras cosas la pena de muerte yla cadena perpetua como condenas legitímas). En un espacio limitado no aspiramos a poder describir la manera exhaustiva la (no) via en las cárceles norteamericanas. Lo que buscamos en esta líneas es poder acercar un poco más al
/la lectora/ a ese horror, a poder atisbar y comprender, si bien en forma cuasi-esquemática y con extrema lejanía, esa situación e constante tensión, humillación y temor por la que pasan más e siete millones de adultos/as y
87 000 menores al día (un 3,1% de la población) en EE.Uu. Por ello, resumiremos a continuación dos de las noticias más destacadas del año relativas a esta temática: la publicación de datos oficiales acerca de abusos sexuales en penales norteamericanos y la huelga de hambre de los presos de Pelican Bay
Violencia sexual en las cárceles de EE.UU
"Estas son algunas de las razones por las cuales los/las presos/as temen a denunciar una violación: miedo simplemente en aparecer en informes y acabar perdiendo el tiempo, miedo a sufrir represalias, miedo a sentir que nadie les cree, miedo a sentir que a nadie le importe"- Jan Lastorcy, presa violada sistemáticamente por un carcelero en Michigan en 1998.
Hasta el año 2003, el Departamento de Justicia de Estados Unidos hacía públicas sus estimaciones oficiales acerca del número de violaciones u otros abusos sexuales que se cometían en sus centros penitenciarios. El gran número de casos existentes promovió un fuerte movimiento reformista que, si bien no cuestionaba la existencia de la cárcel, sí combatía su terrible gestión y funcionamiento. En el 2003, año en que se dejaron de difundir las cifras sobre el número de casos de abusos sexuales en prisión, se formó una Comisión Parlamentaria que redactó un borrador para la Ley de Prevención de la Violencia en Prisión. Esta Comisión fue modificando y "perfeccionando" este texto hasta que en 2009 se lo trasladaron al Fiscal General del Estado, Eric Holder, quien por Ley tenía un plazo de 12 meses para revisarlo y enviarlo al Congreso para su aprobación. Sin embargo, en el año 2010 se le pasó el plazo, por lo que las medidas que contenía el borrador nunca llegaron a aprobar
Nada ha cambiado legislativamente en este ámbito, por tanto ahora el Departamento de Justicia ha dado a conocer sus cálculos sobre el número de abusos sexuales en sus cárceles. Ya no contamos tan sólo con el número de denuncias interpuestas por este tipo de actos /7.444 el año pasado, de las cuales sólo pasaron a trámite 931 y únicamente se condenado al 3% de los funcionarios de prisionesque reconocieron los hechos), sino que también podemos manejar las cifras (aproximadamente) reales: 216.000 casos de abusos en 2008, de los cuales al menos 17.100 se cometieron sobre menores de edad Eso hace un total de unas 600 violaciones al día. Y, según varios estudios independientes (como los que llevaron a cabo algunas ONG o el sociólogo Alle Beck entre 2007 y 2009), estas cifras -que. por cierto, no incluyen los episodios que ocurren en los centros de internamiento de extranjeros/as- se quedan cortas
Según los datos oficales presentados por el Departamento de Justicia, más de la mitad de las violaciones sufridas por presos/as se han producido por funcionarios/as de priciones, especialmente de hombres a mujeres. En más de
106.000 ocaciones se trataro de violaciones por la fuerza (por parte de otros presos/as o carceleros por igual) y en unos 65.000 casos fueron actos sexuales cometidos bajo amenazas formuladas exclusivamente por funcionarios/as. Los aproximandamente 45.000 restantes consitieron en tocamientos o actitudes similares, cometidos tanto por carceleros/as como por presos/as.
Huelga de hambre en Pelican Bay
"Nadie quiere morir, pero en este sistema actual, que se puede resumir en uno de intensa tortura, ¿qué alternativa nos queda? . Si hemos de morir, será bajo nuestros propios términos" Mutop DuGuya, preso en el módulo de aislamiento de Centro Penitenciario de Pelican Bay
Tras varios años de campaña contra las malas condiciones de vida en el Centro Penitenciaro de Pelican Bay (Californi) en general y contra el abuso del uso del SHU (Secure Housing Unit) o módulo de aislamiento en particulara (que puede dar paso a lo qu se conoce como "SHU syndrome" cuyos síntomas son parecidos a los del estrés postraumático: alucinaciones, depresión, ansiedad, furia y suicidios"), el 1 de julio de esta año varios presos/as de esta cárcel decidieron pasar a la huelga de hambre como forma de protesta
En un primer momento, el Departamento de Centros Correccionales y Rehabilitadores (CDCR, en sus siglas en inglés) del estado de California declaró que esta huelga de hambre la estaban llevando a cabo "menos de dos docenas de presos/as", mientras que la Coalición en Solidaridad con Presos/as en Huelga de Hambre aseguraba que prácticamente el 100% de los/as presos/as en aislamiento la empezaron secundando desde el primer día y que a partir del segundo más del 50% de quienes se encontraban en los módulos ordinarios también. Con el paso del tiempo, el CDCR reconoció que durante los primeros días 6.600 presos/as rechazaron su comida y que a partir del quinto día más de 2.000 de ellos/as seguían apoyando la movilización. Desconocemos cuantos presos/as siguen en huelga en la actualidad, pero la noticia más reciente sobre este tema es que más de 100 internos/as de las prisiones de Folsom y Corcoran (ambas de California) se han unido a la huelga en solidaridad.
Información extraída de Allen J. Beck, “Sexual Victimization in Prisons and Jails Reported by Inmates, 2008-09” y la web http://www.prisonerhungerstrikesolidarity.wordpress.com/ (en inglés).
Fuente: Todo por hacer
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