El Gobierno de Canberra, decidido a parar "por las buenas o por las malas" la llegada de inmigrantes y refugiados, ha sido acusado de pagar a los traficantes de personas para llevarse de vuelta a los barcos que ingresan en sus aguas territoriales.
Paga a varias islas para albergar campos de refugiados y al Gobierno de Camboya para que acoja a sus inmigrantes en una 'externalización del problema.
La política de Inmigración de Abbot alimenta su sustancioso negocio rodeado de acusaciones de abusos contra quienes buscan asilo.
"Ppr favor, se los suplico al pueblo australiano, ayúdenme a mí, mi marido y a mi hijo. No quiero criar a mi bebé en Nauru. Por favor, ayúdenme a quedarme en Australia y a criar a mi hijo con seguridad, en un entorno sano física y mentalmente"-
La voz de Maryam, la refugiada iraní que formula la anterior súplica, suena agotada y profundamente triste en la grabación difundida por Guardian Australia.
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