Religiób afrobrasilena del candomblé (AFP)
Por Jandira Feghali*
Una piedra vuela por la noche desde los suburbios de Río. Gira a través del espacio, en el calor de Vila da enha, barrio vecino de los de Ogun y lanza, traza una ruta en la furia de las palabras de los que la lanzaron. Y fue a dar con fuerza en la cabeza de una joven vestida de blanco, como la hija de un santo, caída en el asfalto.
Kailane Campos, de apenas 11 años de edad, todavía sufre la lesión. El golpe ne la cabeza se le pasará en unos días, el vendaje se retirará una vez que la herida haya cerrado. El alma, sin embargo, debe soportar en el tiempo la creciente ola de odio en Brasil. Un sentimiento que florece sin precedentes en el país, algo que nunca se imaginó Paulo Freire.
La ola de odio y rechazo crece en el país.
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