Un pequeño texto de Leon Trotski
El lenguaje blasfemo en las clases socialmente inferiores era el resultado de la desesperación, la amargura y de la esclavitud sin esperanza ni evasión. El lenguaje blasfemo en nuestras clases altas, el lenguaje que salía de las gargantas de la aristocracia, era el resultado del régimen clasista,del orgullo de los propietarios de esclavos y del poder inconmobido.
“ He leído últimamente en uno de nuestros periódicos que en una asamblea general de trabajadores en la fábrica de calzado La Comuna de París, se aprobó una resolución que ordena abstenerse de blasfemar, e impone multas a quien haga uso de expresiones injuriosas.
Este es un pequeño incidente en medio de la gran confusión de la hora actual. Pero un pequeño incidente de gran peso. Su importancia, con todo, depende de la respuesta que encuentre en la clase trabajadora la iniciativa de la fábrica de calzado.
El lenguaje insultante y las blasfemias constituyen un legado de la esclavitud, de la humillación y falta de respeto por la dignidad humana, tanto la propia como la de los demás. Esto es exactamente lo que ocurre en Rusia respecto de las blasfemias.
Me gustaría que nuestros filólogos, lingüistas y especialistas en folklore me dijeran si conocen en cualquier otro idioma términos tan disolutos, vulgares y bajos como los que tenemos en ruso.
Hasta donde yo sé, nada o casi nada parecido existe fuera de nuestro país. El lenguaje blasfemo en nuestras clases socialmente inferiores era el resultado de la desesperación, la amargura y, sobre todo de la esclavitud sin esperanza ni evasión. El lenguaje blasfemo en nuestras clases altas, el lenguaje que salía de las gargantas de la aristocracia y de los funcionarios, era el resultado del régimen clasista, del orgullo de los propietarios de esclavos y del poder inconmovible. Se supone que los proverbios contienen la sabiduría de las masas; los proverbios rusos, además revelan su ignorancia y su tendencia a la superstición, así como su condición de esclavitud. “Un insulto se olvida rápidamente”, dice un proverbio ruso, demostrando que no sólo se acepta la esclavitud como un hecho, sino que está obligado a sufrir la humillación que ella implica. Dos corrientes de la procacidad rusa –el lenguaje blasfemo de los amos, los funcionarios, los policías, grueso y rotundo; y el lenguaje blasfemo, hambriento,desesperado y atormentado de las masas- han teñido toda la vida rusa de matices despreciables. Tal fue el legado que, entre otros, recibió la revolución del pasado.”
Audios Francisco Granados * * * Esperanza Aguirre
Trotsky, León. IX. La lucha por un lenguaje culto. En: Problemas de la vida cotidiana
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