por Federico Mayor Zaragoza
“¿Quién se acordará de Haití cuando los fotógrafos se hayan ido?”, escribió en un artículo titulado “Las duras imágenes de una tragedia” Milagros Pérez Oliva, la Defensora del Lector, que publicó “El País”, el 24 de enero.
Viendo lo que ha sucedido en Haití, quédense, por favor, algunos reporteros. Recordamos otras terribles catástrofes producidas por la naturaleza enfurecida y, las peores, originadas por la furia humana: los genocidios de Cambodia (2 millones de muertos desde 1975-1979) y Ruanda (800.000 víctimas)… y los inmensos sufrimientos producidos, además de millones de muertos, por las guerras y, sobre todo, recordemos a los 60.000 seres humanos, hermanos nuestros, que mueren de inanición y desamparo cada día.
Que nadie vuelva a morir de olvido. Unámonos todos en contra de los desmesurados gastos en armas (3.000 millones de dólares al día, no me canso de repetirlo!) y pongamos en marcha una economía de desarrollo global sostenible.
De otro modo, en Haití y en tantas otras partes de la Tierra, miles de personas volverán a morir de olvido. Como siempre.
Cada día, en sus viñetas, Forges repite: “y no te olvides de Haití”. Hace bien, porque recuerda la velocidad con que nos olvidamos del tsunami en diciembre del año 2005; de los terremotos de Perú, de China… y de Darfur… y de los acontecimientos que, hace tan sólo tres lustros, asolaron Haití. Allí estuve y escribí:
Se fueron los últimos
soldados
y estalló la paz
en nuestra vida,
sin reporteros
que filme
cómo se vive y muere
cada día.
Ya no saldreís
en las pantallas
para aguar
las fiestas y el vino
de los ricos.
Ya no moriréis
de bala y fuego
De olvido
volvereís a moriros
Como siempre.
El que no sabe quién es festeja sus derrotas y rechaza sus oportunidades
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