Los recientes episodios de "saqueos" organizados desde las costas de Somalia por raquíticos grupos de piratas no son más que la demostración de la inminente guerra por la supervivencia que el Sur libra contra el Norte.
Presentados como inaceptables por el bienpensante sistema mediático internacional (otro de los pilares del control de los ricos sobre los pobres), estos saqueos son consecuencia de los que se practicaron durante siglos, con armas mucho más poderosas, ejércitos de hombres y toneladas de dinero, por quienes controlan desde entonces las reglas de juego del comercio internacional, es decir, los norteamericanos y los europeos.
Viejos y nuevos imperios, con y sin muletas, que se han acostumbrado a la impunidad y cuyos mercantes surcaban los mares con apacible superioridad, sin temer por ningún ataque. El breve paréntesis igualitario fruto del bloque soviético no les supuso, en el fondo, un gran problema, más allá del moral e ideológico: en esa época se enriquecieron más que nunca.
Pero lo de ahora sí será un problema: se acabó el juego. La misma receta que en los siglos XVI y XVII sirvió para que los ingleses empezaran a amasar fortunas --los atracos a galeones españoles repletos de oro y plata americanos, que enriquecieron sobremanera aquella monarquía a costa de lastrar todavía más a la miserable España-- es la que aplican hoy los piratas somalíes: coger el botín (hoy en forma de mercancías) y largarse.
La guerra en los mares del siglo XXI no ha hecho más que empezar. Ya estamos asistiendo en directo a la defensa de los mercantes por parte de las Marinas respectivas: el destructor Numancia atajó un ataque pirata disparando sus cañoles para proteger un buque español en el Índico. Por parte americana, el general Petreus, que pensaba que sólo tendría "guerra" en Irak también ha mandado defender los intereses comerciales de EEUU en esos procelosos mares.
Bienvenidos pues al bárbaro siglo XXI, dónde las potencias en crisis --controladas por viejas piraterías-- mantienen vigente sus reglas comerciales en todo el mundo y arrastran a la desesperación a los demás países, que se ven obligados a salirse por la tangente para escapar de una muerte segura. Cuando dos tercios de la Humanidad viven del trabajo informal --según reconoce la misma OCDE-- es que algo no va bien.
Sólo el socialismo mundial, con un control efectivo de los grandes capitales y un reparto equitativo de los beneficios del comercio en forma de sanidad y educación y controles estrictos sobre las inversiones y los tipos, será capaz de dar una respuesta contundente al actual modelo. Fuente LA REPUBLICA
La perspectiva Nevski o Nevski Prospekt es la avenida principal de San Peterburgo (Petrogrado hasta 1924 y Leningrado hasta 1992). También es una canción de Franco Battiato. Y define este blog que analiza las cosas desde la perspectiva de una izquierda del siglo XXI. Licenciado en Periodismo y Humanidades, soy periodista, historiador y atento observador económico y político.
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