El primer ministro pide perdón por la matanza "injstificable" de 14 manifestanetes en el Ulster en 1972 a manos del Ejército británico.primer ministro pide perdón por la
Miles de norirlandeses congregados ayer en una plaza de Londonderry (Derry) irrumpieron en un estruendo de vítores y aplausos cuando el primer ministro de Reino Unido, el conservador David Cameron, se disculpó por las catorce víctimas mortales y trece heridos del Domingo Sangriento de 1972. La población de esta ciudad norirlandesa seguía por una gran pantalla de televisión la intervención en el Parlamento de Westminster del líder 'tory', que les pidió perdón en nombre del Gobierno británico y del país por la matanza. «Lo siento profundamente», dijo Cameron
Miles de norirlandeses congregados ayer en una plaza de Londonderry (Derry) irrumpieron en un estruendo de vítores y aplausos cuando el primer ministro de Reino Unido, el conservador David Cameron, se disculpó por las catorce víctimas mortales y trece heridos del Domingo Sangriento de 1972. La población de esta ciudad norirlandesa seguía por una gran pantalla de televisión la intervención en el Parlamento de Westminster del líder 'tory', que les pidió perdón en nombre del Gobierno británico y del país por la matanza. «Lo siento profundamente», dijo Cameron
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El primer ministro reconoció y aceptó las «vergonzosas conclusiones» del Informe del Domingo Sangriento, que exonera por primera vez a las víctimas de Londonderry y responsabiliza directamente al Ejército de la tragedia. «Los conclusiones son claras. No hay duda. No hay nada equívoco, ni ambigüedades. Lo que ocurrió el Domingo Sangriento fue injustificado e injustificable», admitió Cameron.
El primer ministro reconoció y aceptó las «vergonzosas conclusiones» del Informe del Domingo Sangriento, que exonera por primera vez a las víctimas de Londonderry y responsabiliza directamente al Ejército de la tragedia. «Los conclusiones son claras. No hay duda. No hay nada equívoco, ni ambigüedades. Lo que ocurrió el Domingo Sangriento fue injustificado e injustificable», admitió Cameron.
Presidida por Lord Saville, juez del Tribunal Supremo, la investigación critica con dureza la actuación del Ejército británico para frenar una manifestación, ilegal pero pacífica, que ese día recorría el centro de Londonderry en defensa de los derechos civiles. El primer ministro resumió las conclusiones más controvertidas y que por fin confirman la inocencia de las víctimas: el Ejército disparó el primer tiro; ninguna de las víctimas portaba armas de fuego. Cameron también subrayó que la unidad de apoyo, soldados del regimiento de paracaidistas, tirotearon sin previa advertencia a los manifestantes, ignoraron las órdenes, perdieron el autocontrol y la disciplina. «Ninguno disparó en respuesta a ataques o amenazas de ataques con armas o bombas caseras», reconoció.
Martin McGuinness, actual 'vicepremier' de Irlanda del Norte en representación de Sinn Fein, declaró ante el Tribunal Saville que esa jornada de 1972 era el segundo en la línea de mando del IRA. Las conclusiones de la investigación confirman que participó en la manifestación y que probablemente iba armado, pero, según desveló Cameron en los Comunes, McGuinnesss «no se enzarzó en ninguna actividad que diera a los soldados justificación alguna para abrir fuego».
Conspiración descartada
El 'vicepremier' de Ulster escuchó al líder 'tory' desde la plaza de Londonderry, donde se concentró por la tarde junto a sus vecinos y familiares de las víctimas. Como recordó en televisión, la mayoría de los jóvenes caídos eran compañeros de escuela o amigos del barrio.
«Algunos miembros de nuestras Fuerzas Armadas actuaron erróneamente», añadió el primer ministro. «El Gobierno es responsable de la conducta de las Fuerzas Armadas y, en nombre del Ejecutivo y del país, lo siento profundamente». Cameron, sin embargo, advirtió de que la comisión Saville no ha descubierto pruebas de una «conspiración o un plan premeditado de políticos o altos mandos militares» en los eventos del Domingo Sangriento. La responsabilidad, según señaló, recae absolutamente en los soldados «cuyos disparos injustificados fueron la causa de esas muertes».
«Algunos miembros de nuestras Fuerzas Armadas actuaron erróneamente», añadió el primer ministro. «El Gobierno es responsable de la conducta de las Fuerzas Armadas y, en nombre del Ejecutivo y del país, lo siento profundamente». Cameron, sin embargo, advirtió de que la comisión Saville no ha descubierto pruebas de una «conspiración o un plan premeditado de políticos o altos mandos militares» en los eventos del Domingo Sangriento. La responsabilidad, según señaló, recae absolutamente en los soldados «cuyos disparos injustificados fueron la causa de esas muertes».
La identidad de estos militares se desconoce, salvo por las letras genéricas que les relaciona con cada una de las muertes. La investigación del juez se orientaba a recabar la verdad y obtener justicia sin mencionar las identidades de los culpables. «Para los que busquen en este informe términos como asesinato o muerte ilegal, he de recordar que esos juicios de valor no son asuntos que competen a una investigación ni a los políticos», advirtió Cameron.
La decisión de iniciar trámites criminales contra estos anónimos soldados recae en la Fiscalía norirlandesa, pero ayer Cameron pareció inclinarse por pasar página. «Espero que este informe marque el momento en que nos unimos para cerrar este doloroso capítulo en el pasado turbulento de Irlanda del Norte», señaló.
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