En la ciudad de Sevilla un trabajador en paro, tomó una medida desesperada que, incluso, puso en peligro su vida: subirse a la parte superior del puente de la Barqueta para solicitar empleo. Una vez arriba, instaló una tienda de campaña, e intentó desplegar una pancarta reivindicativa.
El obrero, vecino del pueblo de Coria del Río, fue obligado a descender del lugar e, inmediatamente, las fuerzas represivas (al servicio de quienes lo han excluido de la sociedad) lo detuvieron por “desorden público” y lo llevaron ante un juez. Como puede apreciarse, en la España de los millones de desempleados, pedir trabajo es delito. ¡Cómo se nota que esta es la “democracia” de los millonarios!
En fin. Viendo el percal, es preferible que a los desempleados los detengan por levantar barricadas ¿no creen?
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