El Cóndor ya aleteaba en 1970. Uruguay: El presidente Jorge Pacheco Areco estimuló el surgimiento de un pre Cóndor |
En atención al pb de referencia, transcribimos el radiograma 50/76, recibido de dp de Santa Vitoria do Palmar, como sigue: Informamos que Óscar Pérez fue preso por el Ejército hace dos meses atrás y enseguida fue entregado mediante recibo a la policía uruguaya. (Firmado) G Madruga.”
Fue imposible, en Porto Alegre y en Montevideo, establecer la suerte que corrió Óscar Pérez y el porqué de su detención, probablemente en enero de 1976. El escueto texto del documento –calificado de reservado, obtenido por el Movimiento de Justicia e Direitos Humanos en los archivos del temible Departamento de Orden Público y Social (dops), policía política de la dictadura brasileña– ofrece sin embargo una información invalorable: a principios de 1976, Brasil y Uruguay mantenían una fluida coordinación represiva y las detenciones y las extradiciones clandestinas eran tan comunes que se había establecido –para evitar recriminaciones– el burocrático sistema del recibo firmado por la contraparte. (Por lo demás, la práctica del recibo se extendió después a todo el entramado de la Operación Cóndor: un documento similar fue firmado por el responsable argentino que llegó a Asunción en mayo de 1977 para trasladar a Buenos Aires a cuatro detenidos, dos de ellos uruguayos, que aún figuran en las listas de desaparecidos.)
Sin embargo, en enero de 1976, el Cóndor –tal como fue bosquejado en la Conferencia de Ejércitos Americanos, en el hotel Carrasco en octubre de 1975, e instrumentado por la inteligencia chilena un mes después– recién comenzaba a volar. La entrega expedita de un detenido –que puede o no haber sido sospechoso de subversión– revela la existencia de un hábito represivo, una práctica cotidiana que expresa, en opinión de investigadores brasileños, que en realidad el Cóndor fue forjado a fines de los años sesenta por los acuerdos bilaterales de la dictadura brasileña, por una parte, y el gobierno de Jorge Pacheco Areco, por otra. El Partido Colorado, que lleva en sus mochilas la autoría del golpe cívico-militar, también tiene en su haber la paternidad de una coordinación entre argentinos, brasileños y uruguayos, que se inició con una base en Montevideo desde donde se monitoreaban los movimientos de exiliados y opositores, se requerían capturas y se instrumentaban entregas, en una especie de preámbulo de lo que vendría después
El lento pero inevitable proceso de forzar la apertura de archivos de las dictaduras aporta periódicamente nuevos elementos que dibujan cada vez con mayor precisión episodios del pasado reciente protegidos por el secreto. Documentos recientemente desclasificados exhiben la coordinación brasileña-argentina-uruguaya de comienzos de los años setenta en su verdadera dimensión y permiten revalorar algunos episodios que antes se consideraron aislados, de la misma forma que se revaloriza la responsabilidad de algunos gobernantes: la coordinación represiva, soporte del terrorismo de Estado en un nivel trasnacional, no fue patrimonio exclusivo de los militares en Uruguay
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