Ria Novosti,16 de junio 2010.- Por sexto día consecutivo,kirguises y uzbekos se matan entre ellos en Osh y Jalal Abad, dos regiones del sur de, Kirguizistán. Miles de refugiados asaltan la frontera con Uzbekistán, escribe el diario Vedomosti en su editorial de este miércoles.
El Gobierno provisional de Bishkek, incapaz de frenar el brutal conflicto étnico, solicitó el envío de fuerzas de paz desde Rusia, o la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), o las Naciones Unidas, pero nadie puede intervenir ahora.
Quienquiera que salga beneficiado con la masacre étnica en el sur de Kirguizistán, la única forma de pararla a día de hoy es introducir tropas, separar a las partes en conflicto, aislar o eliminar a los instigadores, señala el periódico al calificar el caso kirguís como “nuestro Darfour”.
Las alianzas regionales que promueve Rusia demuestran su incapacidad en esta situación: la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai no aportó noticias al respecto; y la OTSC se limitó al envío de equipos técnicos y ayuda humanitaria a Kirguizistán.
Formalmente, la OTSC puede mandar tropas sólo en caso de conflictos internacionales pero lo que sucede en Kirguizistán sigue siendo un asunto interno; en realidad, no está preparada para afrontar el reto, es una organización de “amigos de Rusia”, sin compromisos fijos.
La cuestionable legitimidad del actual Gobierno kirguís y la falta de acuerdos bilaterales impiden a Moscú actuar por cuenta propia, aparte de que no quiere (o no sabe cómo) involucrarse militarmente en la complicada región del Asia Central.
La ONU y la OSCE manifiestan preocupación pero tardarían meses en tomar decisiones. En cuanto a EEUU, muestra poco interés a pesar de que tiene una base militar en Kirguizistán.
Cuantos podrían acelerar el cese de la violencia étnica prefieren mantenerse a la espera de que la masacre termine por sí sola para después combatir las consecuencias de una catástrofe humanitaria.
Varios expertos entrevistados por Nezavisimaya Gazeta señalan que el futuro de la OTSC está en juego ahora. “Si Rusia se vuelve de espaldas a Kirguizistán, otros Estados enviarán fuerzas de paz para restablecer el orden allí. Sería un colapso geopolítico para la OTSC y para Rusia”, considera el coronel general Leonid Ivashov, ex responsable de cooperación internacional en el Ministerio ruso de Defensa.
Alexei Malashenko, colaborador del Centro Carnegie de Moscú, calificó la OTSC como “impotente”, “un cero a la izquierda”. La Comunidad de Estados Independientes (CEI) también le parece “una organización amorfa y burocratizada”.
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