Por Román Valente
Cuantas veces en nuestras vidas escuchamos o pronunciamos la palabra hipocresía, y cuantas veces somos testigos de lo hipócritas que somos los humanos, y toda esa despreciable hipocresía se multiplica cuando observamos tantas injusticias en nuestro planeta.
Sabemos todos que hoy están matando a miles de personas en Colombia por no estar de acuerdo con el imperialismo y con el cipayo Uribe. Sabemos todos que hoy están matando miles de personas en la frontera entre México y Estados Unidos de Norte América por que se quieren escapar del hambre en su país y cruzar la frontera hacia al enfisematoso y canceroso.
También sabemos todos que secuestran personas en muchas ciudades de México para extraerles sus órganos y alimentar ese putrefacto negocio. Sabemos todos del hambre que sufre el pueblo en Haití, antes y después del terremoto al parecer provocado artificialmente por el imperio enfisematoso y canceroso. Sabemos todos del tráfico de menores no solo en Haití, sino también en el norte de Argentina. Sabemos todos de la represión y asesinatos que son victimas nuestros Pueblos Originarios en el sur de Argentina en el sur de Chile y en Perú. Sabemos todos de los muchos niños que mueren por razones evitables hoy en Argentina, y sabemos todas muchas calamidades más.
Un periodista sólo tiene a su alcance una pluma para escribir y publicar todas estas aberraciones que cometemos los humanos, y que el hombre es cada día más explotado por el otro hombre. Un ciudadano con otra profesión puede convertirse en lector de lo que escribe un periodista, y también estar informado sobre todo esto. ¿Pero nada podemos hacer periodistas y lectores, sólo informar e informarse?
También sabemos todos que a diario no hacen creer que los grandes dueños del poder con sus monumentales discursos armados para cada ocasión, nos llenan de mentiras y falsas expectativas. Sabemos todos que existen instituciones como UNICEF, Naciones Unidas, OEA, Vaticano, Amnistía Internacional, entre otras muchas, que dicen que están para cuidar a la población mundial y defender los derechos Humanos... Y otra vez sabemos todos que eso es otra falacia internacional. Porque hoy los miembros de estas “prestigiosas e intachables” instituciones saben de estos genocidios, que se cometan a diario a lo largo y a lo ancho de América Latina, en este mismo instante en que usted esta leyendo esta nota. No sólo que esta instituciones internacionales no hacen absolutamente nada para evitar estos asesinatos masivos, sino que después de pasado un tiempo brindan al mundo sus hipócritas publicaciones de informes, que nos dicen entre otras tardías noticias que en las dictaduras Chile Uruguay y Argentina hubieron miles de desaparecidos en la década de los años setenta del siglo XX... que en aquel lejano gobierno elegido por el pueblo peruano de Fujimori se cometieron miles de asesinatos… En un futuro dirán que en el gobierno de Uribe en Colombia se encuentran fosas comunes con miles de huesos de personas asesinadas en un periodo democrático… que en Haití la gente come tierra para subsistir y que el gran porcentaje de la población es analfabeta…
Entonces nosotros, las personas carentes de poder, siempre llegamos tarde a donde deberíamos estar temprano. Porque en cada momento donde se comete uno de estos asesinatos, o donde pueblos enteros están sumidos en las peores condiciones de vida, todas estas instituciones miran para otro lado y los medios de comunicación empresariales agrupados en la Asociación Interamericana de Prensa, de acuerdo entre ellos, ocultan toda esta actualidad y jamás ni nos alertan, ni nos explican y después para hacernos creer a los de abajo y justificar su absurda existencia, nos cuentan, siempre meses o años las cosas que ya pasaron y que no tienen vuelta atrás.
En mi opinión toda esa hipocresía internacional de los grandes gurúes del poder debe ser definitivamente arrasada por la conciencia de los pueblos, porque de lo contrario mañana o esta noche mismo, van a llagar a su casa o a la mía a asesinarnos con toda impunidad y cuando estemos bien muertos y enterrados, esos hipócritas en sus informes anuales van a publicar que a usted lo mataron o me asesinaron a mí y su crimen o el mío, se van a convertir en un número más en la larga lista de estadísticas.
Sabemos todos que esto, ni a usted ni a mí queremos que nos suceda, pero nuestra propia hipocresía nos hace dejar pasar a todos estos asesinatos y seres humanos que mueren de hambre todos los días y ahora mismo cuando usted esta leyendo esta nota, por la sencilla razón que ni a usted, ni a mi nos esta pasando.
No es fácil de conseguir conciencia, pero tengamos en cuenta que es gratuita, que no tenemos que pagar para poseerla, que podemos ser solidarios y luchar ante tanta injusticia, justificada por los dueños del poder. Que podemos despertar y levantar nuestras voces, sin pagar nada, y que por último mi pregunta es si ¿sabemos todos que la vida ajena debe ser tan preciada como la propia y que tenemos que dejar ese egoísmo que nos caracteriza a los humanos, para comenzar urgente a preocuparnos cuando otro se muere de hambre o lo asesinan?
Por su puesto y más allá de la desinformación de los medios de comunicación y las mentiras de las grandes instituciones internacionales, que no tienen otro objetivo que mantener sus intereses intactos a costa de hambre y genocidios. Si sabemos todos, también hagamos todos.
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